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noviembre 21, 2024
El marplatense que triunfa en el Cirque du Soleil
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Toto Castiñeiras: del Cirque du Soleil a su libro con «obras para ser performateadas»

El performer marplatense está publicando su primer libro «Cantar de Charabón» donde entre lo que presenta como «obras para ser performateadas», incluye «Ojo de Pombero» que estrena en noviembre en el porteño Teatro Picadero.

Por Sergio Arboleya

El actor, dramaturgo, director y docente Toto Castiñeiras, integrante del Cirque du Soleil desde 2004, está publicando su primer libro «Cantar de Charabón» donde entre lo que presenta como «obras para ser performateadas», incluye «Ojo de Pombero» que estrena en noviembre en el porteño Teatro Picadero.

«Hacer este libro es traer a la materia un material que ojalá pueda circular más veloz y fácilmente entre los mortales. Fantaseo con que genere imágenes y se convierta en camino de creación para otros y otras artistas», arriesga Toto Castiñeiras durante una entrevista con Télam.

El performer marplatense lleva 17 años como parte del Cirque du Soleil asumiendo diferentes roles entre los que destaca haber sido cómico central en «Quidam» y creador e intérprete del segmento de humor de «Sép7imo Día» sobre Soda Stereo.

Como actor en la escena nacional se recuerdan sus actuaciones en «Finimondo» (2010) y «Otelo» (2016), donde además dirigió «Azul Ultramarino», «Beso», «Las de Barranco», «A Miami» y «Dekho», entre más.

«Me defino como actor y sé que el circo es algo que me sale de forma natural. El oficio de casi 20 años podría avalarme como artista circense. Puede ser que sea cirquero.» TOTO CASTIÑEIRAS

En «Cantar de Charabón» reunió los textos de «Voraz y melancólico» (que hace poco estuvo en cartel en Nun Teatro Bar), «Gurisa», «Orillera», «Anecdotario de María (monólogos de «El Susto»)», «Celestyna» y «Ojo de Pombero», pieza que cierra su trilogía campera.

La obra -que completa un camino iniciado por «Gurisa» en 2016 y continuado por «Voraz y melancólico» en 2019- será estrenada en noviembre en el Teatro Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857) con un elenco conformado por Charo López, Mariano Torre, Julieta Laso, Luciana Buschi, el propio Castiñeiras y música original de Lucio Mantel.

– ¿Es diferente la transcripción de una obra ya estrenada y realizada a otra como «Ojo de Pombero» que aún no salió a escena?

– Muy diferente. «Ojo de Pombero» está siendo ensayada actualmente y ya cambió bastante, hasta escribí dos escenas que no están en la versión del libro. Creo en un teatro del intérprete. En mis obras, la decisión final sobre los textos la tienen los actores y las actrices. Me interesa esa sabiduría de las personas que actúan mis materiales

– Al respecto ¿cómo preparás ese estreno para noviembre en El Picadero? Y ¿cómo opera en tu creación además de cerrar una trilogía campera?

– Para el estreno estamos contentos. Es un trabajo en equipo y fue un proceso largo, en un año muy incierto. Estamos ensayando mucho y con la ilusión que genera un estreno después de estos años de estar al margen. El montaje de «…Pombero» es un montaje diferente. Ninguna de mis obras se parecen. Le doy mucha importancia al engranaje que arma el elenco. Con esta obra cierro un ciclo, es como terminar de figurar una temática. De comprenderla también. Ahora habrá que ver qué sentido toma mi nueva dramaturgia.

– ¿El hecho de volcar tus creaciones en un libro te dio algunas señales ciertas sobre tu obra? ¿Cuáles?

– El encuentro con ciertos procedimientos de escritura. Nada nuevo, pero sí una certeza sobre el desarrollo de una poética propia, de un lenguaje que busca ser artificioso, de una pulsión que conecta con el humor sin ser exageradamente cómico. Creo en el teatro como una confluencia de la palabra como material sonoro. También me resultó musical la forma de recopilación y edición del material.

– ¿Cómo sentís que dialogan entre sí las obras reunidas en «Cantar de Charabón»?

– «Celestyna» es un poco el puntapié inicial de mi dramaturgia, es la versión de una obra del 1.500. Un material que intervine para un grupo de cómicos. Es solo una adaptación, sin embargo el uso de las onomatopeyas y el material sonoro que me sugería esa obra se fue trasladando a toda mi escritura. Creo que es importante, por ese motivo lo sumé al libro. Los monólogos de «El Susto» también son un poco fundacionales de una forma de escribir a la primera persona. Eso también lo seguí utilizando en las obras siguientes. «Orillera» es un homenaje a mis años adolescentes en Mar del Plata y las otras tres obras arman una trilogía mítico campestre y una intención colapsada de gauchesca.

En tu texto introductorio de «Cantar de Charabón» proponés varias reflexiones muy potentes sobre el oficio y tu propio camino. Arriesgo dos preguntas sobre esas ideas: ¿te seguís definiendo como artista circense? Y ¿eras nostálgico antes de que la vida profesional te hiciera trashumante?

Me defino como actor y sé que el circo es algo que me sale de forma natural. El oficio de casi 20 años podría avalarme como artista circense. Puede ser que sea cirquero. En cuanto a la nostalgia, es algo que reconozco en mí desde hace mucho tiempo.

Toto Castiñeiras y su paso por el Cirque du Soleil

– ¿Qué balance hacés de tu actividad en el Cirque du Soleil?

– Para mí fue el aprendizaje más grande de mi vida hasta el momento. Aprendí el oficio de la comedia, pero también aprendí lo que significa el trabajo en equipo, aprendí a hacerme de una familia fuera de mi núcleo familiar, aprendí a adaptarme, y supongo que un montón de cosas más.

 – ¿Cómo es la tensión entre semejante estructura de impacto planetario y la impronta artesanal?

– Para mí es lo mismo. Yo en el Cirque le ponía elásticos a los zapatos para evitar los cordones duros y pegaba todos los días con una cinta de papel un truco que hacía con un pañuelo.

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