Las imágenes son en sí mismas un lenguaje y no son ingenuas, menos aun cuando involucran a chicas y chicos. Especialistas consultados por Télam explican por qué ciertos contenidos como los que incluyó la marca Balenciaga en sus fotos pueden naturalizar una problemática tan grave como la violencia sexual con las niñeces.
Por Evangelina Bucari
En un mundo donde se estima que 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños son víctimas de abuso antes de cumplir 18 años, que una marca de moda internacional de lujo como Balenciaga lance una campaña fotográfica de regalos donde muestra a chicas y chicos muy pequeños sexualizados, posando con osos de peluche vestidos con estética sadomasoquista, es mucho más grave que una simple provocación de un diseñador transgresor o una “equivocación” estética.
Apenas las fotos salieron a la luz, las redes sociales no tardaron en estallar y de inmediato hubo una cancelación de la marca, que fue acusada por miles de cibernautas de “promover la pornografía infantil”. Hasta la embajadora de la firma e influencer estadounidense Kim Kardashian dijo sentirse “sacudida por las imágenes perturbadoras” y que “cualquier intento de normalizar el abuso infantil de cualquier tipo no debería tener lugar en nuestra sociedad”.
¿Cuáles son los peligros que tiene la sexualización de las niñeces y adolescencias en las producciones de moda, la publicidad y los medios de comunicación? ¿Qué efecto tiene que se “naturalice” que una niña de entre 4 y 5 años esté rodeada de copas vacías y sostenga sobre una cama un muñeco con arneses y look sado? La defensora de Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación, Marisa Graham, fue contundente: “Claramente se erotiza la imagen de niñas y niños y se los adultiza. Podríamos preguntarnos si esto llega a ser pornografía infantil o no. Pero es más una disquisición desde el punto de vista jurídico, porque desde el punto de vista social el impacto es muy negativo, sabiendo que en la mayoría de los casos el abuso sexual contra niñas y niños es intrafamiliar”.
Además, Graham aclaró que este tipo de producciones roza lo ilegal. “En el segundo protocolo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de los niños en la pornografía, se estableció en el artículo 2 que ‘por pornografía infantil se entiende toda representación, por cualquier medio, de un niño dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas’”, explicó la defensora. También señaló que en este caso “hay una representación simulada de algo que te hace referir a la utilización de niños en un acto sexual”. Sobre todo, hizo referencia a una de las imágenes en la que se ve a una niña tirada en un sofá: “Es muy sugerente, muy compleja”, enfatizó.
El conflicto escaló porque, pocas horas después del primer escándalo, tuiteros e instagramers encontraron “escondidas” varias referencias relacionadas con abuso sexual y pedofilia en una campaña de bolsos de la primavera de 2023 que Balenciaga hizo en alianza con Adidas.
La marca, que pertenece al grupo francés Kering –propietarios también de Gucci, Saint Laurent, Alexander McQueen, entre otras–, enseguida levantó todas sus campañas y con el correr de los días fue sacando diferentes comunicados para “abordar las controversias”. Hoy, esos mensajes son lo único que tienen publicado en sus redes. En ellos dicen hacerse “responsables de los errores” de sus dos campañas y que van a colaborar con organizaciones especializadas en la temática.
Demna Gvasalia, el director creativo de la firma, se pronunció recién el fin de semana, a través de su cuenta personal de Instagram: “Quiero disculparme por la mala elección artística (…) y asumo mi responsabilidad. Fue inapropiado tener niños promocionar objetos que no tenían nada que ver con ellos”, escribió. Y aseguró: “Aunque me guste provocar a través de mi trabajo, NUNCA tendría la intención de hacerlo con un tema tan horrible como el abuso infantil que condeno”.
El director creativo y responsable de la campaña, Demna Gvasalia, se pronunció en Instagram más de una semana después de que explotó la polémica.
No es algo ingenuo
“Debe evitarse el uso de imágenes que pongan de manifiesto una sexualización de las niñeces, algo que suele verse a menudo en algunas publicidades, particularmente de moda”, describe la “Guía urgente para comunicar con perspectiva en niñez. Violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes”, recientemente publicada por Red Por la Infancia, una organización que lucha contra el abuso sexual. Su directora ejecutiva, Paula Wachter, consideró que “campañas como la de Balenciaga trivializan el abuso sexual, una violencia que arrasa vidas, que hipoteca futuros, que tiene consecuencias devastadoras para las víctimas”. Además, hizo hincapié en que “la sexualidad con la niñez nunca van de la mano, no importa para qué, y mucho menos para vender ropa o para posicionar una marca”.
En la misma línea se expresó Jorge León, un productor de moda con más de 30 años de experiencia y director creativo en campañas de casi todas las marcas de moda infantil de la Argentina. “En la propuesta de Balenciaga hay un grado de perversión y de provocación que va más allá de esas fotos y de tomar malas decisiones. No es solamente la nena o el nene con los ositos con los arneses, es difícil creer que no eran conscientes de todos los detalles presentes en la otra producción”, señaló el experto en moda, quien conoce de cerca cómo se planifican estas megacampañas publicitarias.
“En este tipo de producciones se piensa absolutamente cada detalle –sostuvo León–, incluso, hasta qué fotógrafo elegir y por qué. En este caso, esa selección tampoco fue ingenua: se trata de Gabriele Galimberti, que trabaja en National Geographic, conocido por fotografiar a personas con sus objetos preferidos”.
Las campañas publicitarias
Así como sobran los antecedentes de la erotización de la niñez en las campañas publicitarias y en los medios de comunicación, también es cierto que en casos tan sonados como este de Balenciaga el repudio hacia sus impulsores se hizo escuchar. “Hace unos años la revista francesa Vogue maquilló y vistió a niñas como adultas y las fotografió en poses hipersexualizadas, algo que le costó el puesto a una editora que tenía años de experiencia”, recordó León, para quien meterse con niñas y niños y vulnerar sus derechos es un límite y se paga caro.
Si bien qué tipo de campaña o producción se puede o no hacer con chicas y chicos menores de edad no está específicamente regulado, sí es necesario cumplir con la legislación laboral y de protección de las niñeces de cada país, y siempre hay un adulto responsable que debe dar el consentimiento para la participación de esa niña o niño.
León, que cocreó «Cocoa», una revista sobre niños para madres y padres, explicó que también es muy importante respetar los tiempos de las jornadas de trabajo y garantizar que los chicos estén a gusto mientras se los fotografía. “No hay que olvidarse nunca que los niños son niños. Cuando se trabaja con ellos tiene que ser para comunicar una prenda o una marca para ellos. Puede ser una producción más canchera o menos canchera, más sonrientes o menos, digamos. Pero no mucho más que eso, porque el límite es muy delgado”.
Para la defensora Graham es necesario estar atentos a las publicidades y los programas de televisión que utilizan niñas y niños, porque coincide con que hay un límite muy fino para que empiecen a vulnerarse sus derechos a la intimidad y a la privacidad, y no solo del niño que aparece allí, sino de las niñas y los niños que están allí representados. “Tuvimos casos de algunos programas televisivos nacionales donde hubo una erotización brutal de los niños, no solo en cómo estaban vestidos sino, por ejemplo, en cómo los hacían bailar como gente grande o en los diálogos que les generaban, y tuvimos que intervenir”, detalló la funcionaria.
Generar conciencia
Para empezar a generar conciencia sobre la importancia de no difundir contenido que pueda revictimizar a los niños, niñas y adolescentes que hayan sufrido explotación sexual, Wachter pidió no darle click ni compartir publicidades o contenidos de las redes que incluyan cualquier tipo de material sexualizado o erótico de chicas y chicos, y también recomendó denunciarlo.
Desde la Defensoría del Público indicaron que los contenidos de medios o publicidades que incorporen imágenes de niñas o niños que se consideren no apropiados pueden ser denunciados en el organismo a través de su web o por teléfono al 0800-999-3333. En este sentido, detallaron que el artículo 71 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual establece que quienes produzcan, distribuyan, emitan o de cualquier forma obtengan beneficios por la transmisión de publicidad velarán por el cumplimiento de ley 26.061, de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Si bien la Defensoría del Público no tiene potestad sancionatoria, sí “interviene en base a propuestas dialógicas y emitiendo recomendaciones en pos de la protección de derechos en los medios de comunicación audiovisual”.
“Ahora, ¿cómo el sadomasoquismo hace que vos compres una cartera? ¿Cómo se llega ahí? Esto es lo que me gustaría saber, qué cuerda pretenden tocar en el público”, se preguntó Graham. La defensora de Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación explicó que con su equipo están todo el tiempo pensando en campañas para prevenir el abuso sexual infantil y que, en el camino, se encuentran con este tipo de mensajes. “No solo tenemos que remar contra una cultura que sostiene o se relaja frente al abuso sexual intrafamiliar, en la Argentina y el mundo, sino que tenemos que combatir la naturalización del abuso, del avasallamiento de los cuerpos, del ingreso a la sexualidad de una manera violenta, traumática para niñas y niños”, remarcó Graham.