El significado parece contundente: solamente el jefe puede dar órdenes. Pero como toda contundencia, si la giramos apenas, significará también que solo puede haber una persona al mando, no dos. Tanto en mar como en tierra.

Donde manda capitán, no manda marinero

Se trata de un refrán que proviene del ámbito marino. Según las jerarquías tradicionales, en las embarcaciones el capitán es la máxima autoridad a bordo y el marinero es quien posee el menor rango…

¿Cuál es la idea que se trasmite? La de que se deben acatar las órdenes y decisiones de las personas sobre las que recae la autoridad. Que la frase se haya originado en antiguos mares, no implica que en tierra no suceda lo mismo… ¡Y sí! Órdenes impartidas-obediencias debidas; suena a brutalidad policial, o castrense, pero el sistema se adapta perfectamente a los civiles…

La Voz de Galicia, en su sección significados.com, subraya que este refrán alude a las situaciones en que un subordinado pretende pasar por encima de la autoridad de su jefe sin éxito. Es entonces cuando flamean altivas las seis palabras de la frase, y se impone el concepto: dentro del funcionamiento de una organización, es fundamental respetar las posiciones jerárquicas…

¡Ah sí! Y digo más: no importa cuán buena o válida sea la iniciativa del subordinado, porque siempre se ha de imponer el criterio del jefe… ¡Porque él es el que tiene la potestad!…

Y sí, es bastante maldito este refrán. Le recuerda al subordinado su condición social, y al jefe la suya, siempre superior… Aunque también es cierto que se han visto tantos “capitanes” sin autoridad, degradados, y tantos “marineros” que acabaron capitaneando más de una tripulación que, en fin, cabe esperarlo todo de esta vida…