La docente e investigadora de la UNMDP, Claudia Arias, autora del trabajo ‘El impacto psicosocial de la pandemia del COVID-19 en mujeres adultas mayores’, describe cómo este grupo poblacional transitó la pandemia y el aislamiento social.
Por Agustín Casa
ONU Mujeres Argentina, en colaboración con PAMI, llevó adelante un estudio en el país para conocer cómo han sido las condiciones en las que las mujeres adultas mayores transitaron la pandemia de COVID-19 y qué estrategias individuales, familiares, institucionales y comunitarias utilizaron para cubrir sus necesidades de cuidado y apoyo.
La investigación fue realizada entre mayo y noviembre de 2021 en el marco del programa “Recuperación socioeconómica a la crisis provocada por el COVID-19 desde una perspectiva de género: Promoviendo la autonomía económica de las mujeres y el cuidado de personas mayores y con discapacidad en Argentina”. El mismo es liderado por ONU Mujeres Argentina, en alianza con la Oficina del Coordinador Residente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Este trabajo dio como resultado el reporte El impacto psicosocial de la pandemia del COVID-19 en mujeres adultas mayores, publicado en 2022. La autora principal de este informe es la doctora en Psicología Claudia Arias, especialista en psicología de la vejez y gerontología.
“Las investigaciones centradas en las mujeres adultas mayores resultan necesarias para aumentar la información disponible respecto a sus condiciones de vida y dar respuesta a sus dificultades y necesidades”, asegura a Bacap la profesora de la UNMDP e investigadora del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT), perteneciente a la Facultad de Psicología de la UNMDP y el CONICET.
–¿Cómo fue el impacto psicosocial de la pandemia en mujeres adultas mayores?
–La situación de las mujeres mayores frente a la pandemia fue heterogénea. Vivir sola o acompañada, disponer o no de vínculos de apoyo, presentar dependencias o discapacidades, patologías crónicas, estar jubilada, tener acceso a programas de apoyo, disponer de apoyos formales en la comunidad en la que vive, tener o no conocimientos y recursos para conectarse virtualmente, tener a su cargo el cuidado de otra persona o transitar la vejez avanzada, son parte de la innumerable lista de aspectos que pueden configurar situaciones muy diversas.
El nivel de dependencia/autonomía emergió como la variable clave. Mientras en el grupo que presentó menos impacto negativo las mujeres no requerían de ningún tipo de ayuda para las actividades de la vida cotidiana, las del grupo que tuvo un impacto intermedio necesitaron ayudas instrumentales y las del grupo más afectado requirieron ayuda para las actividades básicas. Estas últimas padecieron más malestar físico y psicológico. Los apoyos les resultaron insuficientes y requirieron más ayudas formales que respondieran a sus necesidades específicas.
-¿De qué manera se llevó a cabo el estudio? ¿Cómo se realizó la recolección de datos?
-La investigación se llevó a cabo mediante la implementación de un método mixto que se plasmó en dos estudios: uno de carácter cuantitativo y otro cualitativo. El primero permitió obtener información estandarizada de una muestra amplia, conformada por 300 mujeres mayores de todas las provincias del país, que respondieron a un cuestionario estructurado que exploró el impacto de la pandemia del COVID-19 en la vida cotidiana, la salud física, psicológica y psicosocial, la experiencia de vacunación y enfermedad y el uso de apoyos formales. En este caso, la recolección de los datos se llevó a cabo mediante llamadas telefónicas y en algunos casos completando un formulario online.
El segundo estudio posibilitó explorar los ejes mencionados en profundidad, destacando la voz de las mujeres mayores y dando protagonismo a sus relatos espontáneos. Para ello se crearon nueve grupos focales –uno por cada región del país– en los que participaron 86 mujeres mayores de forma virtual.
-¿Cuáles eran los principales objetivos del trabajo?
-Conocer las condiciones en las que las mujeres mayores transitaron la pandemia del COVID-19 y el periodo de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), así como las estrategias individuales, familiares, institucionales y comunitarias que utilizaron para cubrir sus necesidades de cuidado y apoyo emocional e instrumental. Asimismo, se elaboraron recomendaciones para el diseño e implementación de políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de vida y el bienestar integral de las mujeres mayores en Argentina.
-¿Cuáles fueron los principales resultados del estudio?
–La situación generada por la pandemia del COVID-19 y el consecuente ASPO se presentaron como una situación crítica y desconocida que implicó reorganizar el tiempo y los roles, aprender nuevos cuidados y hábitos, así como desarrollar otras maneras de relacionarse y lograr ayudas. La vida cotidiana se vio ampliamente modificada.
La salud física se mantuvo estable en la mayoría de los casos, aunque una cuarta parte de las mujeres manifestó que la misma se había deteriorado en comparación con su estado previo a la pandemia. Describieron diversos cambios negativos como sentirse más cansadas, la aparición de dolores, síntomas, patologías, el aumento de peso y haber vivido hechos que les produjeron lesiones. Estos cambios negativos se produjeron por la falta de actividad física o la dificultad para realizar los tratamientos médicos requeridos.
A nivel psicológico, las mujeres mayores experimentaron diversos sentimientos, emociones y estados afectivos, como miedo, tristeza, depresión, ansiedad, preocupación, incertidumbre, alteraciones en el sueño, intolerancia, enojo e irritabilidad. El miedo al contagio apareció como una de las emociones predominantes.
En el área psicosocial, el cambio más importante fue la pérdida o la reducción del contacto físico y presencial con familiares y amistades que residen en su misma localidad o en otras ciudades o países. No poder ver en persona a sus hijos/as y sus nietos/as fue una de las situaciones que les produjo mayor malestar. Además, extrañaban las reuniones grupales con sus amistades, los festejos y eventos familiares. El coronavirus generó pérdidas importantes a nivel vincular como la muerte de sus parejas y excónyuges con quienes tenían hijos/as en común. Las pérdidas cercanas fueron transitadas con dolor y sin la posibilidad de acudir a los ritos habituales que brindan acompañamiento en los duelos.
-¿Qué análisis realizás de esos resultados?
-A pesar de la situación crítica que debieron transitar durante la pandemia, las mujeres mayores dispusieron de recursos y habilidades que les permitieron mantener el bienestar. Probablemente la experiencia adquirida a lo largo de sus vidas, los aprendizajes y las fortalezas que han generado a través de los años les brindaron múltiples herramientas para afrontar los cambios y las pérdidas.
El nuevo contexto requirió desarrollar estrategias, sumar apoyos, recurrir a relaciones próximas e incluir dispositivos. Fue necesario “innovar, repensar y adecuar” para adaptarse a las nuevas condiciones. Es decir que, además de sus fortalezas personales, contaron con el apoyo de familiares, amistades, vecinos/as y comerciantes de sus barrios y con las ayudas del Estado y servicios privados. Esta complementariedad de los apoyos ha sido de importancia para satisfacer tanto las necesidades habituales como las nuevas que emergieron con la pandemia.
– En muchos casos se manifestó una capacidad resiliente que les permitió afrontar la situación adversa de una manera positiva. Pudieron tolerar los cambios, pérdidas y estrés manteniendo su satisfacción con la vida y confiando en sus recursos y fortalezas. Probablemente haber sobrellevado la pandemia y el aislamiento, y haber logrado estrategias adaptativas funcionales, las fortalezca para hacer frente a nuevas crisis y momentos adversos.
-¿Los datos de este estudio podrían ayudar a dar respuesta a este grupo poblacional en futuros escenarios (por ejemplo, otra pandemia o un rebrote de COVID-19)?
-Las dificultades y las necesidades de ayuda detectadas a lo largo de la investigación, así como las propuestas de mejoras realizadas por las mujeres mayores, permitieron elaborar recomendaciones que resultan de utilidad para el desarrollo de nuevos dispositivos, programas y políticas públicas y para la optimización de los existentes. Estos hallazgos pueden efectuar aportes para mejorar las condiciones de vida y el bienestar integral de las mujeres mayores en Argentina y dar respuesta a futuras crisis.