Investigadores del Conicet lograron describir por primera vez un mecanismo cerebral cuya alteración aumentaría la predisposición para desarrollar en la adultez ciertos trastornos mentales como depresión y ansiedad.
«Conocer los mecanismos cerebrales tempranos que predisponen a desarrollar depresión, ansiedad y una mayor vulnerabilidad al estrés, podría servir para buscar psicofármacos que corrijan cambios funcionales en los circuitos neuronales, y de ese modo mejorar el abordaje terapéutico de esos trastornos psiquiátricos», señaló Mariano Soiza Reilly, doctor en Biología y líder del estudio.
Soiza Reilly y su equipo lograron describir por primera vez la trayectoria de circuitos neurales que llegan desde distintas regiones del cerebro y cómo se van conectando con el núcleo del rafe, una región que regula las emociones, las respuestas al estrés, la respiración, la locomoción, el apetito y otras funciones.
«Estudiamos el desarrollo del cerebro del ratón y pudimos comprobar que entre la tercera y cuarta semanas posnatales las neuronas de la corteza prefrontal maduran sus conexiones con las neuronas del núcleo del rafe», explicó a través de un comunicado el investigador del Conicet en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne).
El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Development y las primeras autoras son Carla Argañaraz y Tamara Adjimann, biólogas de la Universidad de Buenos Aires y becarias doctorales del Conicet en el Ifibyne.
Registro de alteraciones
Según se indicó, en la depresión y la ansiedad se registran alteraciones en los niveles de serotonina, un neurotransmisor que en el cerebro se sintetiza en los núcleos del rafe.
Si bien hay diversos estudios acerca de la maduración de las neuronas de serotonina del núcleo del rafe, se sabe «muy poco sobre cómo se establecen y refinan las conexiones entre esas neuronas y la corteza prefrontal durante el desarrollo posnatal», apuntaron los investigadores.
Otros trabajos recientes sugieren que ciertos aspectos de la depresión, la ansiedad y la vulnerabilidad al estrés podrían resultar de la exposición a condiciones ambientales nocivas o experiencias adversas tempranas capaces de perturbar distintos sistemas de neurotransmisión durante la infancia.
En ese marco, Soiza Reilly dijo que «este circuito cerebral reviste gran interés dado que controla las respuestas de los individuos frente a situaciones de estrés. Estudios preclínicos en roedores revelan que la alteración de esta conexión, producto de experiencias adversas durante el desarrollo posnatal, predispone a los animales a desarrollar conductas de tipo depresivas y ansiosas en la adultez».
Técnica empleada
El equipo empleó una técnica de microscopía de alta resolución novedosa denominada ‘array tomography’ que les permitió obtener imágenes tridimensionales para evaluar con alta precisión las distintas etapas de la maduración del circuito de estudio.
«A partir de estos resultados, nos proponemos explorar estrategias terapéuticas en modelos preclínicos que puedan ‘corregir’ estas alteraciones en la maduración y comprobar si se pueden prevenir o mejorar los síntomas fisiopatológicos», indicó Soiza Reilly.
Y subrayó: «Los resultados de estos estudios podrían arrojar luz sobre cómo modificaciones en la formación y maduración de circuitos cerebrales durante distintas etapas del neurodesarrollo pueden contribuir a la etiología de enfermedades psiquiátricas».