«El arte es maravilloso, la gente no sale igual después de ver una obra», así lo expresaron Claudia y Mariano, quienes se encargan hace 27 años de llevar adelante «El Galpón de Las Artes», un lugar de mancomunión en Mar del Plata. 

Por Max Czajkowski

Una parrilla, un patio y un bar decorados artesanalmente con mucho color para dar la bienvenida. Ir a «El Galón de las artes» es una experiencia amena. Es como ir a visitar a un amigo o amiga, y sabés que te están esperando con un fuego y la noche va a ser ideal. «El Galón de las Artes» este 2023 cumple 27 años activo. En Jujuy al 2755, donde antes funcionaba el partido Socialista, es su tercera casa. Allí se realizan obras de teatro, charlas y talleres con un sentido de pertenencia cultural muy fuerte que intentan movilizar a los asistentes.  Claudia Balinotti y Mariano Tiribelli son los pilares de este espacio con una fuerte identidad comunitaria, cooperativa y solidaria.

El espacio está disponible tanto para producciones propias como de otros colectivos teatrales. En 1996 lograron constituirse como grupo teatral y tuvieron la necesidad de tener un espacio. «No sólo para desarrollar nuestras propuestas, sino abrir un puente de intercambio latinoamericano que también es un poco la característica del proyecto del Galpón de las Artes. Porque este proyecto tiene un enfoque de encuentro y generar comunidad a través de las artes. Distintos grupos de Latinoamérica como México, Ecuador estuvieron presentes», recuerda Claudia sobra las muchas personalidades del teatro independiente que pasaron por la sala.

En cuanto a un nuevo proyecto que están trabajando, explicaron: «Nosotros ahora estamos con una propuesta sobre los matices de la teatralidad que tiene que ver con la actuación. Tiene que ver con diseño del espacio y cruzar lenguajes audiovisuales multimedia como YouTube. Una dramaturgia audiovisual que desarrolló Mariano y eso hace que sala vaya teniendo esta característica. Será una presentación de espectáculos con mucha experimentación».

– ¿Cómo hacen para financiar el lugar sin tener que cobrar una entrada muy elevada?

– Nosotros trabajamos sin barreras de boletería como uno de los de los pilares de nuestro proyecto. No imponer esa barrera que, por ahí, impediría que todos tengamos acceso a la cultura, al arte. Para nosotros poder disfrutar y compartir los espectáculos tiene que ser un derecho para todos. No solo de poder disfrutarlos como espectadores, sino también de producirlos. En el sentido de la cooperación y la solidaridad implica que no ponemos esa barrera, no sólo a los espectáculos, sino tampoco en los espacios de ensayos. Hay muchos grupos que trabajan en la sala donde nosotros no les cobramos un fijo para por el uso del espacio, sino que están en nuestra caja de cooperación y ahí cada grupo de acuerdo a sus posibilidades colabora con el mantenimiento de la sala. Después llegan apoyos que hay que gestionarlos y hacen un poco más amable la gestión, sobre todo lo que es la infraestructura de las luminarias o todo el equipamiento técnico que hay que hacer.  Un mantenimiento lleva un costo económico que por ahí no lo podríamos solventar.  Además, trabajamos mucho con la comunidad, por ejemplo, ahora en un rato llegan compañeros y compañeras que se suman a esta jornada que estamos haciendo de dos o tres días de mantenimiento general de la sala.

– Para El Galpón es fundamental la cooperación.

– Sí, son manos solidarias que se suman porque consideran que el proyecto los representa. Este concepto de la cooperación solidaria no es solamente el ingreso a la actividad o al espectáculo a ver una obra de teatro o de las distintas artes escénicas que se programan sin pasar antes por una boletería, sino que la cooperación y la solidaridad son como los valores digamos que le ponen un faro al proyecto. Entonces se va a multiplicando en de distintas maneras. Es un gesto de abrir las puertas y de hacer de un espacio que tiene una infraestructura bastante importante porque es una sala muy grande. Después de la pandemia, la pudimos ampliar, está equipada para producción teatral para proyección de cine. Este recurso cobra vida y se proyecta a partir de nuestras propias producciones, pero a partir de ideas de proyectos, de iniciativas que generan otros grupos. A veces no son grupos teatrales ayer estuvo un grupo de estudiantes que estudia oratoria y entonces vinieron con la cátedra y estuvieron haciendo toda una actividad. Quiere decir que la sala tiene su centro en la programación de las artes escénicas y en la producción teatral, pero también estas líneas de intercambio comunitario con otro tipo de actividades que hacen a lo cultural,

–  Hablando con otros espacios teatrales me manifestaron que toman esto como un ingreso de vida, ¿por qué no se puede vivir del arte que tanto nos gusta?

De este tipo de arte no se puede vivir, porque tampoco se puede vivir de otras profesiones oficios o proyectos de vida, que la gente tiene en un entramado sociopolítico. Es difícil, adversa la contemporaneidad que nos atraviesa. Podemos vivir de lo que nos hemos formado, de lo que deseamos proyectar en nuestra vida. Hay un condicionamiento que es el histórico cultural que vivimos y luego aparecen los condicionamientos propios de cada área de actividad. La cuestión de vivir o no vivir del arte lo veo muy entramado a las condiciones socioculturales de vida. Qué es lo que hace en el contexto donde se desarrolla la actividad teatral que la población, la comunidad, tenga deseo de ir a ver teatro y eso sea parte de sus consumos cotidianos y eso sea parte de sus necesidades vitales.

– Es fundamental el boca a boca…

–  Hay mucho boca en boca que sigue siendo como lo más fundamental en el teatro independiente. El púbico que llega a la sala son muchos de los espectadores que ya vinieron a ver otra cosa y no se preguntan qué es lo que van a ver. Porque además tuvieron una experiencia previa antes con la comida, la recepción. Se valora mucho a esa gente que llega por búsqueda de este arte y la necesidad de acercarse. Eso genera que se vaya ampliando el público porque ofrecemos una especie de experiencia. 

– Hay un valor cultural ahí.

–  Creemos que las artes y el arte teatral, conforman un contenido de alto valor cultural para la formación de subjetividades. Cuando uno entra en contacto con el arte, en nuestro caso con la obra de teatro, como sujetos se ve afectado. Encuentra en el escenario una situación un ambiente lumínico con un texto. Hay despliegue corporal, todo esto que el lenguaje teatral tiene. Lo interpela y hace que pueda tener otra mirada del mundo. El arte tiene un contenido cultural muy importante que despierta en las personas aspectos de su subjetividad que veces están tapados. Por esta cuestión del mercado y de las rutinas diarias, el estrés.  Entonces, cuando te das ese espacio interior donde conectás con una propuesta, que además es poética, que habla de algo que tiene que ver con vos, que tiene un anclaje social, que tiene un anclaje humanitario, hay mucha movilización. El arte es maravilloso, la gente no sale igual después de ver una obra.

– ¿Cómo trabajan con esa conexión con el público?

– Muchos son conocidos, son amigos. Se construye una familiaridad que va más allá de la función. El teatro puede construir esos lazos sociales con otra perspectiva, no con un sentido de criticidad, sino con un sentido de amorosidad. Es importante la recepción, encontrar que hay una mesa donde pueden llegar gente que tenga sillas de ruedas y no se va a lastimar las rodillas. Hay accesibilidad en los baños, las rampas de entrada, hay una atención especial a las infancias, hay una diversidad en la programación de estéticas que hace que te encuentres con que hoy viniste. Tenemos muchas ofertas. Un día viniste a ver un absurdo y te mataste de risa y de repente dijiste «de qué me estoy riendo». Al otro día llegaste y te encontraste con una obra muy experimental. Son todos lenguajes y textos que hacen que se despierte otros tipos de lecturas a cada uno de estos espectadores. Esa experiencia se transforma en algo después. El público decide volver, ese trabajo lo hacemos acá en el Galpón y creo que se hacen las salas independientes. Ojalá pudiéramos, en algún momento, ir transformando socialmente en un sentido más macro y que haya más público con acceso a lo artístico. Pero estas experiencias con las artes escénicas, de una manera más macro no enlazada a un tipo de políticas. No solamente las políticas de los espacios.

– ¿Con qué tipo de obras se prepara para la temporada de verano?

 – Con obras de mucha calidez y calidad. En el sentido de que todos los grupos que han estado produciendo para para estos espectáculos tienen un trabajo de investigación hermosísimo. La posibilidad de crear un espacio totalmente mágico. No solamente van a tener un gran despliegue de la teatralidad, sino que es masivo, abierto, popular, alegre y festivo. Un poco traer el espíritu festivo en este momento. A nosotros nos parece interesante. Son obras que creemos que van a tener de alguna manera una receptividad importante. Será un encuentro como un ritual, un encuentro festivo y asombro. El que puedas estar ese rato conectado con la propuesta en un terreno medio enigmático. Habrá una mixtura de lenguajes que hace que la experiencia poética pueda ser posible. Entonces está bueno pensar a quienes lo dirigimos. Porque trabajamos para que haya calidad de trabajo artístico en el escenario. Nosotros nos definimos como trabajadores culturales. Hay muchas horas de ensayo para que tu cuerpo pueda desdoblarse y segmentarse y para que el espacio pueda tener una inmersión lumínica. Hubo mucho que investigar, mucho tiempo que dedicarles a esos trabajos con los elementos de las artes.

– ¿Qué significa el Galón para ustedes?

– El Galpón de las Artes para nosotros es un cuenco de recepción donde las artes están sostenidas con la afectividad, con el deseo de proyectar nuestras experiencias con las artes escénicas desde un proyecto con accesibilidad. Porque es para todos sin barreras de boletería, sin barreras culturales y generando otras miradas del mundo a través de del teatro.