por Alfredo Barragán
Soy dolorense nacido en 1949; abogado por tradición familiar y, esencialmente, un explorador deportivo.
Entre 1968 y 1975 estudié derecho en la Universidad Católica de Mar del Plata. Esta ciudad potenció mis sueños y me formó como marino. Me enseñó a navegar en el Club Náutico y a bucear en el CASE, el Centro de Actividades Submarinas Escualo.
Fui muy feliz en Mar del Plata, donde encontré a muchos de mis mejores amigos. Y sé que la Expedición Atlantis 1984, que nació en Dolores en 1980, es fruto de un árbol que tiene raíces en el “Primer Pueblo Patrio” y también en “La Perla del Atlántico”
En 1973, siendo estudiantes, realizamos la Expedición Río Colorado; un viaje de descubrimiento. Fue la primera navegación completa de aquel desconocido río argentino. Para ello convoqué a José Luis Godoy, marplatense, estudiante de agronomía; a Jorge Iriberri, necochense radicado en Mar del Plata, estudiante de derecho y a Rubén Tablar, saladillense radicado en Mar del Plata , estudiante de arquitectura. Aquel río nos abrió la puerta al mundo infinito de la exploración.
En 1975 regresé a vivir en Dolores y me encontré al frente del estudio jurídico familiar, fundado por mi bisabuelo en 1870.
Para entonces, estábamos elaborando la expedición al Aconcagua que realizaríamos en 1978; y decidimos darle un nombre al grupo. Así nació el CADEI, el Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación. Naturalmente, en el Acta Fundacional participaron los “marplatenses” José Luis Godoy, Roberto Mucciarelli, Jorge Serdá y Rubén Tablar.
Sin este contexto es imposible explicar o comprender a Atlantis.
Nació en el seno del CADEI, que tiene sede en Dolores. Pero después de cuatro años de estudios, gestiones y lucha; cuando llegó el tiempo de darle un cuerpo a nuestro sueño; decidimos construirla en Mar del Plata.
Y Mar del Plata abrió sus brazos y nos dio todo, todo lo necesario para la tarea. Sería imposible enumerar a los que participaron; a todas las empresas y todas las personas que se subieron a nuestro “sueño balsa” y navegaron con nosotros. Pero basta como muestra la actitud ejemplar, extraordinaria, de Federico Contessi y la gente de su astillero; la matriz donde Atlantis se preparó para salir a la vida y al mar.
Recuadro con la Síntesis Temática Institucional de Presidencia de la Nación Expedición Atlantis. Un desafío a los imposibles. Investigando en la historia de la navegación, Alfredo Barragán descubrió que los africanos pudieron llegar a América 3000 años antes que Colón. Nadie le creyó. Lo trataron de loco y temerario. Los científicos consideraban imposible el cruce del Atlántico hace 35 siglos. Decidió intentarlo. Formó un equipo de deportistas amateurs y, juntos, se lanzaron al océano en la embarcación marina más antigua y precaria que haya usado el hombre: una balsa de troncos, sin motor ni timón. Desafiaron al mar, a la historia y al escepticismo general. Y así, tras cuatro años de lucha y 52 días de increíble travesía, concretaron una de las más bellas hazañas de todos los tiempos. “Atlantis” constituye un aporte a la ciencia pero, sobre todo, es una invitación al hombre a creer en sí mismo. Al arribar a América, el capitán de la balsa resumió todo en una frase: “QUE EL HOMBRE SEPA QUE EL HOMBRE PUEDE”