El breaking debuta en los Juegos Olímpicos de París 2024 con la promesa de atraer a espectadores jóvenes. Sin embargo, esta incorporación ha generado controversia entre los breakdancers, quienes temen que la comercialización amenace la autenticidad y esencia de la cultura hip-hop.
El breaking, una disciplina del hip-hop conocida por sus movimientos acrobáticos y su carácter callejero, hará su debut el viernes 9 de agosto como deporte olímpico en los Juegos de París 2024. Este evento se ha anunciado como un esfuerzo por atraer a un público más joven a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la decisión ha suscitado controversia entre la comunidad de breakdancers en París, quienes temen que la esencia y autenticidad de esta cultura puedan verse comprometidas por la comercialización y la estructura rígida de evaluación que acompaña al evento.
El escenario olímpico y la resistencia local
En un rincón del bullicioso París, el sótano de un complejo deportivo se convierte en un santuario para los b-boys y b-girls locales. Allí, jóvenes como Samy Vongphrachanh, de 19 años, practican movimientos clásicos como el molino de viento y el headspin al ritmo de “100% Flow”, una lista de reproducción que marca el pulso de sus sesiones. Para estos apasionados del breaking, el enfoque está en la expresión personal y la preservación de un estilo de vida que promueve la paz, la unidad, el amor y la diversión.
A pesar del entusiasmo que genera el debut del breaking en los Juegos Olímpicos, algunos miembros de la comunidad temen que el evento olímpico distorsione la cultura que han cultivado durante décadas. El breaking, nacido en las calles del Bronx, se ha desarrollado como una forma de arte que no solo desafía las normas sociales, sino que también celebra la diversidad y la resistencia cultural. La integración del breaking en el ámbito olímpico plantea preocupaciones sobre la posible pérdida de su esencia rebelde y su apropiación por parte de las instituciones dominantes.
La eensión entre la cultura y la comercialización
Rémi Chean-Len Heng, conocido en el mundo del breaking como «b-boy Fly Lin», expresa una mezcla de entusiasmo y preocupación. «Es un gran paso para el hip-hop y la comunidad del breaking», comenta. «Pero también es una amenaza para la esencia de nuestra cultura. Vemos la política y el dinero detrás de esto. Para algunos, esto representa una comercialización que podría diluir la autenticidad del breaking».
El historiador Samir Meghelli destaca que la tensión entre el hip-hop y la cultura pop no es nueva. «El hip-hop siempre ha tenido una relación tensa con las instituciones dominantes», explica. «Lo que comenzó como una salida para las luchas diarias en el Bronx se ha convertido en una industria global, pero siempre ha habido tensiones sobre cómo se representa y comercializa».
De las calles del Bronx a la cuna del hip-hop francés
En Francia, la historia del breaking tiene sus raíces en Seine-Saint-Denis, un suburbio de París conocido como el epicentro del hip-hop en el país. En 1982, el grupo icónico de hip-hop de Nueva York, Rock Steady Crew, actuó en Saint-Denis, plantando la semilla del breaking en el territorio francés. Desde entonces, esta forma de arte ha resonado profundamente en las comunidades de color, convirtiéndose en una parte integral de su identidad cultural.
Hugo Malanda-Malaki, de 19 años, recuerda cómo el breaking capturó su imaginación cuando era niño en una fiesta callejera en Saint-Denis. «Vi a unos bailarines y algo hizo clic en mi cabeza», comparte. «Quería replicar sus movimientos, su energía».
Sin embargo, la reciente aprobación de una ley en Francia que exige un diploma estatal para enseñar bailes de hip-hop ha generado polémica. La ley, que impone multas y sanciones a los instructores sin licencia, ha sido vista por algunos como un intento de regular una cultura que históricamente ha florecido fuera de las estructuras convencionales.
La celebración del Hip-Hop en el escenario olímpico
A pesar de las preocupaciones, muchos dentro de la comunidad del hip-hop ven el debut olímpico del breaking como una oportunidad para celebrar y honrar sus raíces. Los organizadores de la competición están comprometidos a rendir homenaje a la historia del breaking, desde su origen en el Bronx hasta su desarrollo en Francia.
Las competencias internacionales, como el Red Bull BC One, han elevado el breaking a una plataforma global, y la inclusión en los Juegos Olímpicos es vista por algunos como el siguiente paso lógico en la evolución de este arte. Figuras prominentes del hip-hop, como Ice-T y Snoop Dogg, han expresado su entusiasmo por el evento, considerándolo un hito significativo para la cultura.
Logan Edra, conocida como b-girl Logistx y representante del equipo de EE.UU., ve su participación en los Juegos Olímpicos como una oportunidad para actuar como embajadora del hip-hop. «Este es un gran momento para todos nosotros», dice. «Pero no lo hago por mí. Es por el breakdance y nuestra cultura. La gente negra y latina son quienes dieron origen a esta cultura, y es nuestro deber representar su legado».