Se llama Tobías Sielicki, pero el país está comenzando a conocerlo bajo su seudónimo. Quién es Tobika, su origen, sus metas y el paso a paso del sueño sudamericano.
Por Martina Migliorisi
Faltan días para su primer Emergente. Agotó las localidades en cuestión de horas y anunció, inmediatamente después, el retruco por el que más de un oyente esperaba con ansias. Porteño, formado en Almagro, y radicado actualmente en Villa Urquiza, Tobías «Tobika» Sielicki hace espacio entre sus ensayos, grabaciones y notas periodísticas para charlar con Bacap.
«Me gusta adónde te lleva el folclore. Siento que cualquiera que lo escuche, donde sea que lo haga, conecta con la argentinidad. Con algo terrenal, algo que es nuestro», la forma en la que Tobika se expresa sobre la identidad argentina echa por tierra los vaticinios de más de un desencantado contemporáneo. Y es que mientras múltiples voces critican, no sin razón, la pérdida del acento y las expresiones nacionales y la adopción excesiva de términos foráneos, este joven anhela llevar nuestra bandera a lo más alto.
El universo de Tobika
La puesta en valor de nuestras raíces, evidente en los trabajos de Feli Colina o Yami Safdie, e incluso en expresiones provenientes de artistas «urbanos» como Duki en su ft con Bizarrap, Wos o el propio Trueno, forman parte del universo al que Tobika pertenece. De hecho, traza puentes con obras internacionales para explicar su punto de vista y el potencial que observa en el plano local: «A mí me gusta mucho la música española, más que nada el flamenco y la movida que hacen artistas como Rosalía, C. Tangana, Ralphie Choo, Rusowsky… siento que eso puede hacerse acá, porque existe una misma capacidad de desarrollo en el folclore».
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de «folclore urbano»? Para Tobika, puede entenderse como una fusión que ofrece un colchón musical representativo de un estilo y una forma interpretativa de otro: «Creo que la música nacional se puede trabajar, fundamentalmente, desde lo instrumental. Después, se articula, se modula y se canta distinto, en la forma que distingue en el mundo urbano».
Una vida en torno a la música
Tobías Sielicki creció rodeado de música. Su abuela, su padre y su hermano saben cantar, pero además, su padre es músico y profesor de canto: «Desde chico escucho vocalizaciones; gente que canta muy bien y gente que canta muy mal», declara, y devela que su cercanía con los escenarios data de mucho más tiempo del esperado: «Mi papá tocaba en muchas peñas con su banda, ‘Sudestada’. Yo tendría unos cuatro o cinco años y solían subirme para cantar el último tema». Además de su admiración por la industria nacional, Tobika era hipnotizado, en simultáneo, por los bailes del Rey del Pop. Hoy, mientras intenta consolidar su lugar en la escena, asegura que aún admira la versatilidad rítmica de su voz, la capacidad de generar climas y la utilización de onomatopeyas que se transformó en su marca registrada.
La composición, por su parte, es una práctica que ejecuta hace varios años, aunque con leves variables a través del tiempo: “Escribo desde chico. Antes hacía cuentos y ejercicios de poesía con limitaciones, algo que te obliga a ser más creativo. Al día de hoy veo las canciones como relatos de ficción; no me baso en cosas propias para componer, aunque calculo que seguramente habrá una cuota real, porque es casi inevitable, pero a mí me mueve más inventar historias”.
Esta particularidad lo diferencia, al menos a grandes rasgos, de aquellos discursos que hoy lideran los rankings de las plataformas más relevantes del mundo. Si hace algunas semanas Duki fue cuestionado tanto en Rolling Stone como en este portal por su insistente oda a la fama y fortuna, fue porque más de uno/a esperaba algo distinto del “chico estrella”.
Consultado por ello, Tobika es respetuoso, pero también muy claro: “Si hace cinco años estaba rapeando en las plazas y hoy puede llenar un Bernabéu es obvio que no va a hablar de otra cosa, porque eso debe ‘moverlo’ sentimentalmente hablando. Yo no lo haría porque no es eso lo que a mí me mueve, pero eso es de cada uno”.
Mientras divulga su arte en las redes sociales, el artista argentino comienza a conocer el costado agridulce de la exposición. Hoy, Tobika cuenta con más de 91 mil seguidores solo en su perfil de instagram, mientras que en TikTok cosecha otros 37 mil fieles. A la pérdida casi total del pudor para crear contenido, lo marida con comentarios que, a veces, no son los esperados. Sin embargo, no se deja desanimar: Sueña con llegar a Niceto en 2025, con visitar el sur y con pasear por Mar del Plata próximamente. ¿Y después? “Me gustaría irme a vivir al campo. Vivir de la música, pero en el campo. Combinaría un Movistar Arena con muchas peñas, mi sueño es construir una vida así”.