La reconocida escritora marplatense, Gabriela Exilart, se prepara para presentar su libro “Los hijos de la cosecha” en el escenario perfecto: La Villa Victoria.

Gabriela Exilart es oriunda de Mar del Plata. Es escritora, abogada y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP). Publicó numerosas novelas, entre las que se destacan: “Tormentas del pasado”, Renacer “Napalpí”, “Atrapada en el viento y “El vuelo de la libélula”, todas éxitos de ventas que la convirtieron en una de las autoras del género histórico y romántico más leídas de la Argentina. 

Antes de su presentación en la Villa Victoria, este martes 28 a las 19 con entrada libre y gratuita, en el marco del Festival Penguin libros, habló con BACAP sobre su último libro “Los hijos de la cosecha”  y sobre  su admiración por el género, la construcción de sus personajes y lo que le depara el 2025.

Gustos y búsquedas

Sos referente como escritora de literatura histórica romántica, ¿Cómo surgió tu amor por ese género?

Primero, como lectora. Leo desde muy chica y siempre historias románticas con ambientación histórica, pero, ajenas, hasta que en un momento conocí a Florencia Bonelli y dije: “Hay alguien que escribe novela histórica romántica ambientada en Argentina”, y fue un deslumbramiento de conocer nuestra historia. Como lectora me enganché muchísimo.

Ya venía escribiendo, pero, eran novelas policiales con ambientación histórica. Empecé a escribir y me fui más al siglo XX, me gusta esa parte de la historia. Fui en busca de escenarios poco conocidos para ambientar mis novelas. Así fue como nació esto.

 Tu último libro pone el foco en la época de oro verde en Misiones, ¿Qué podés contarnos? ¿Por qué elegiste ese episodio?

Venía escribiendo novelas ambientadas en Ushuaia, Tierra del fuego, con el entorno de la cárcel y llevaba tiempo en un ambiente hostil, helado. Yo me meto siempre en la historia, como si estuviera viviendo en el lugar y necesitaba otro entorno, otro paisaje, necesitaba calor y tenía ganas de crear algo desde la selva misionera, la tierra colorada. Fui a buscar hechos históricos poco conocidos de esta zona y en esa búsqueda lo encontré.

Me pareció que era un escenario propicio, conseguí la información y después viene toda la evaluación de si ese escenario sirve para ambientar una novela porque hay sucesos históricos muy interesantes, pero, que no sirven para desarrollar una trama de ficción.

Este escenario además de ser un hecho bastante trágico y no conocido sigue la línea histórica de todas las batallas que arrancaron en la época del `20. Un escenario propio y allá fui a contar esa historia.

 ¿Cómo hiciste para recopilar información sobre el hecho y prepararte para poder escribir?

Eso, a veces, es una dificultad cuando uno quiere narrar episodios de provincias porque la literatura que hay es escasa y no está en el circuito comercial.

Los textos académicos corresponden a editoriales de universidades locales y a mí, me gusta estudiar de los libros, tener los testimonios y en este caso, logré contactar con un docente investigador que había hecho su tesis académica sobre este tema y me costó mucho dar con él, pero, hoy las redes facilitan un montón. Me mandó su libro, que yo referencio en la novela.

Compré varios libros a través de internet a librerías lejanas y cuando logré tener esos dos o tres libros, más testimonios y documentales, una vez que tuve toda la documentación me pude poner a escribir.

 Luego de esa búsqueda informativa, ¿La novela te llevó bastante tiempo escribirla? 

Cada novela lleva promedio un año. Esta costó un poco más por una cuestión de bloqueo personal que tuve postpandemia, me llevó entonces casi tres años.

Por lo general, uno entra en un ritmo de investigación y de escritura que ronda en el lapso de un año.

 En la construcción de los personajes, ¿A quién te imaginaste primero? 

A Blas, primero. Un hombre que viene de abajo, poderoso y un hombre de condiciones firmes que hace todo por lo que él cree y por ese amor que siente por esta mujer que le es negada.

A ella, como una chica un poco caprichosa, hermosa y bella, pero, con un carácter un poco más volátil e irascible.

Esta novela tiene como protagonistas a los varones, a Blas y Dalfo, mi idea era narrar los personajes masculinos porque siempre las novelas están focalizadas más en la mujer. En este caso, quería desarrollar más los personajes masculinos y que ellos fueran los que llevaran la historia, por eso, también la segunda parte de la novela arranca con la voz del personaje Dalfo.

¿Te genera una dificultad extra narrar desde una voz masculina?

Sí, porque mi pensamiento es femenino. Es un desafío que me gusta asumir porque uno no quiere hacer siempre lo mismo. Algo que me plantee un grado de dificultad me genera la adrenalina que busco cuando escribo.

Mar del Plata y el verano

¿Aprovechas el verano para escribir?

Ahora estoy con la corrección de una novela que terminé el 24 de diciembre y fue como un regalo de navidad muy preciado, estoy con eso.  Revisando cosas para mandarla y que sea la novela de este año.

¿Cómo se te vienen a la mente las historias?  ¿Tenés un ejercicio creativo a la hora de comenzar a escribir?

La ficción se va armando de acuerdo con el contexto. En este último libro, ya tenía idea de los personajes y esa historia no podría haber sido narrada en otro escenario, porque va de la mano con lo que ocurre en la época. Uno va hilvanando la historia con el mismo contexto. Se van armando de acuerdo con el escenario histórico porque los introduzco en el medio como personajes participantes de esos episodios. 

Así surge la trama y van apareciendo personajes que quizás no tenía pensados desde el principio y la historia los pide.

¿Te gustaría escribir sobre alguna época específica de tu ciudad natal?

No me lo he planteado. Hay una novela de Gloria Casañas que está muy bien narrada todos los orígenes y el tema ya fue abarcado. Me gusta escribir cosas sobre lo que no escribió casi nadie y siento que ya está todo muy bien escrito. No lo descarto, pero, por el momento voy conociendo provincias.