18.7 C
Mar del Plata, AR
junio 4, 2025
obra "En otras Palabras"
Espectáculos

Andrés Gil: “El teatro es uno de los últimos bastiones que nos quedan como hecho colectivo”

El actor presenta junto a Gime Accardi la obra “En otras palabras” por primera vez en Mar del Plata. Realizarán funciones el 6, 7 y 8 de junio en el Teatro Radio City.

 

La obra “En otras palabras”, éxito en Londres, París y la Avenida Corrientes, llega por primera vez a Mar del Plata. Protagonizada por Gime Accardi y Andrés Gil, bajo la dirección de Nico Vázquez, se presentará los días 6, 7 y 8 de junio en el Teatro Radio City. El emotivo drama, que recorre el amor en tiempos de adversidad, fue nominado a cinco premios ACE y forma parte de una gira nacional que continúa conmoviendo a públicos de todo el país. Las entradas están disponibles en boletería del teatro (San Luis 1750) y por Plateanet.

En diálogo con Bacap, Andrés Gil compartió la emoción de traer esta obra a la ciudad, los desafíos de actuar un papel tan desafiante y la magia del teatro en la sociedad actual.

-¿Cómo fue ese primer encuentro con el público en Buenos Aires y qué esperan de estas funciones en Mar del Plata?

-El primer show en Buenos Aires fue para mí un antes y un después, fue una locura. Me acuerdo que el miedo era total, pero por suerte nos animamos y salimos al escenario. Es una obra en la que tenemos la sensación de estar como en una cornisa, al borde. Tiene un tono muy realista y lo que más miedo me daba era que la gente no compre esa ilusión que estábamos armando ahí arriba.

Pero por suerte el público reaccionó increíble. Se generaron momentos de conexión muy íntimos, que nunca me hubiese imaginado. La obra tiene pasajes muy intimistas, donde estamos solo los dos en el escenario, y se siente como si el público estuviera espiando a través de una cerradura. Y eso era exactamente lo que queríamos lograr. Desde el primer día en calle Corrientes nos dimos cuenta que funcionaba mucho más de lo que imaginábamos. El público juega un rol muy importante porque rompemos la cuarta pared y les hablamos directamente. Ellos, de alguna manera, se convierten en el médico o en testigos de esta historia. Era muy importante compartir eso con la gente.

Estamos con muchas ganas de estar en Mar del Plata. También estoy abierto a ver qué pasa en cada lugar donde vamos con la gira. Me viene pasando que me encuentro con cosas muy distintas. En Uruguay no fue nada que ver a Chile, y lo mismo me pasó en Córdoba respecto de Rosario. La obra se va tiñendo del lugar, del teatro, del espacio, de las luces. Así que con muchas ganas, pero también con apertura a lo que surja en Mar del Plata.

-¿Cómo trabajaste en la construcción de tu personaje, Abel?

-Abel es parte de esta historia de amor entre Juana y Abel que se narra en una hora y diez, desde que se conocen hasta que a uno de ellos se le diagnostica Alzheimer de manera prematura. Tienen que enfrentar ese desafío juntos. El personaje es un pibe muy conectado con la vida desde el primer momento. Eso hace que duela mucho más ver cómo se va desconectando de la realidad. Justamente por eso también es importante que el personaje empiece tan lleno de vida, para que el efecto de la enfermedad sea más fuerte y conmovedor.

-¿Qué te aportó Nico Vázquez en el rol de director en esta experiencia teatral?

-Nico es un genio absoluto. Tiene una mirada y una visión muy clara de cómo quiere que sean las cosas. Entiende como nadie lo que el público busca. Desde el primer día me decía: “Mirá, acá la gente se ríe, acá la gente va a llorar”. Tiene clarísimo el ritmo emocional de sus obras y me lo supo transmitir muy bien. Es un gran líder. Hubo muchos momentos en los ensayos donde yo me sentía perdido, no entendía bien cómo encarar ciertas escenas, y él siempre supo mostrarme el camino, dejándome equivocarme, probando cosas. Logró sacar de mí algo que ni siquiera sabía que podía hacer.

-¿Cómo fue compartir escenario en esos momentos tan intensos con Gimena Accardi?

-Aprendí muchísimo de ella. Es una actriz espectacular, ya todo el mundo la conoce. Tiene mucho oficio. Me enseñó un montón, y al día de hoy sigo aprendiendo cosas de ella. Está muy atenta, no solo a lo que pasa arriba del escenario, sino también a toda la parte técnica de la obra. Sabe perfectamente qué está pasando en cada momento. Yo aprovecho a estar ahí con ella, porque después de un año y medio, sigo encontrando en ella una maestra. Aprovecho cada minuto.

-¿Qué escena te resultó más difícil dentro de la obra?

-Hay una escena en la que hablo con el médico y la enfermedad empieza a progresar, aparece como una especie de paranoia. Me costaba encontrarle la verdad a esa escena, me parecía poco verosímil. Pero fuimos probando hasta que un día apareció algo interesante. Hoy en día, cada vez que viene esa escena, es el punto más alto para mí. Es el gran desafío de cada noche.

Y también, sin spoilear mucho, cuando interpretamos a los personajes de grandes, de viejos, ya con la enfermedad muy avanzada. Ahí entra en juego lo físico, la mirada, lo cognitivo. Ir apagándose de a poco, de forma gradual, y que el público lo crea. Más allá de que estoy con una peluca y una bata, la gente tiene que creer que tengo 80 años. Ese momento también exige estar muy presente.

-¿El personaje de Abel te hizo repensar sobre los vínculos, sobre el paso del tiempo? ¿Qué te dejó a vos?

-Me dejó mucho. Me sigue dejando y enseñando. No solo Abel, también la obra, la historia. Me hace repensar mi vida, las cosas que tengo. Las cosas que uno da por sentado sin darse cuenta del milagro que representan. La memoria, los recuerdos… lo importante que son. Y qué pasa cuando eso se empieza a apagar. La obra me conecta con lo esencial, con cosas simples: una barrita de chocolate, una arveja. Ahí hay un universo. Me doy cuenta que no necesitamos mucho más que eso para ser felices.

-En un mundo que cada vez va más hacia lo tecnológico y a la desconexión, ¿sentís que el público busca en el teatro un momento más humano de conexión?

-Sí, re. El teatro, más allá de esta obra, es uno de los últimos bastiones que nos quedan como hecho colectivo. Es un espacio para sentir todos juntos, para conectarnos con algo distinto a lo que propone el mundo hoy. En tiempos de inteligencia artificial, de inmediatez, donde no se toleran los procesos, el teatro aparece con otra propuesta. Esta obra, que habla del tiempo, tiene un valor incalculable. Estoy feliz y orgulloso de formar parte de esto, y de que la gente elija conectarse con cosas que hoy en día son muy difíciles de encontrar.

-La obra retrata una enfermedad que muchas personas padecen en el país y el mundo. ¿Recibieron testimonios de personas que se sintieron identificadas?

-Sí, todas las noches recibimos mensajes y gente que se nos acerca a contarnos sus historias personales. Es lo que más orgullo me da: saber que estamos retratando estas vivencias con respeto y amor. Más allá de si alguien padeció Alzheimer o no, o si se trató de otra enfermedad, muchas personas se sienten identificadas con lo que significa cuidar a alguien o ser cuidado. Eso genera empatía.

Algunos nos dicen: “Por primera vez entiendo lo que le pasaba por la cabeza a mi abuelo”. Y eso es espectacular. Poder dar un poco de luz, de esperanza. Porque más allá de que se pierdan los recuerdos, el amor prevalece siempre. Ese es también el mensaje de la obra.

 

Últimas Notas

«La verdad en la risa»: Pablo Fusco de Los Bla Bla reflexiona sobre el poder del humor en tiempos complejos

Martin

Pixar en concierto llega por primera vez a Mar del Plata

redaccion

El marplatense Diego Moreno y Raúl Lavié reinventan un clásico napolitano con alma tanguera

redaccion