Científicos del CONICET realizan transmisiones en vivo por Youtube, en el marco de una nueva expedición a bordo del buque Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute. La campaña busca estudiar las comunidades de organismos que se alimentan de la energía química proveniente de las filtraciones de metano emanadas del subsuelo marítimo.
Un grupo de científicos del CONICET, junto a colegas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y del exterior, realiza una nueva campaña en el mar Argentino, a bordo del buque RV Falkor (too), perteneciente al Schmidt Ocean Institute (SOI), con el objetivo de estudiar los ecosistemas más extremos y menos explorados del fondo marítimo. Se trata de las comunidades quimiosintéticas: organismos que sobreviven en las profundidades oceánicas -donde no llega la luz solar y la fotosíntesis es inviable- a través del consumo de la energía química proveniente de las filtraciones de gas metano (cold seeps) emanadas desde áreas del fondo marítimo.
La expedición, llamada “Vida en los extremos”, se prolongará del 14 de diciembre de 2025 al 10 enero de 2026. Este marco, los investigadores argentinos ya comenzaron con las transmisiones en vivo del fondo marino a través del canal de Youtube del Schmidt Ocean Institute.
El proyecto fue seleccionado junto con otros siete, entre numerosas propuestas nacionales e internacionales, y tras la evaluación de jurados internacionales y miembros del SOI. Dentro de las ocho expediciones elegidas para explorar el océano Atlántico Sudoccidental, tres han sido dirigidas por científicos argentinos. Además de las campaña actual, las otras dos fueron “Ecos de dos Cañones“ y “Oasis Submarinos del Cañón de Mar del Plata: Talud Continental IV”.
La expedición actual cuenta con María Emilia Bravo (investigadora del CONICET en el Instituto de Geociencias Básicas, Aplicadas y Ambientales de Buenos Aires, del CONICET y la UBA) como jefa científica. En tanto, una de las investigadoras principales es Melisa Fernández Severini (investigadora del CONICET en el Instituto Argentino de Oceanografía, del CONICET y la Universidad Nacional del Sur).
Estudio de los ecosistemas quimiosintéticos
Aunque las filtraciones de gas metano crean ambientes extremos y nocivos para la mayoría de las formas de vida, las comunidades quimiosintéticas hallan su sustento en ellas. Compuestas principalmente por bacterias, arqueas y la fauna bentónica asociada, estos organismos se sitúan en la base de la cadena alimentaria al actuar como productores primarios capaces de nutrirse de compuestos inorgánicos. Se estima que estos diversos organismos pueden consumir y atrapar hasta el 80 % del gas antes de que escape hacia el océano y la atmósfera.
Estos organismos viven de forma libre en el fondo o como simbiontes de animales, a los que transfieren la energía química que sintetizan a partir de los gases del fondo marino. La fauna bentónica que prospera en estas filtraciones suele estar integrada por gusanos tubícolas, almejas, mejillones y microorganismos y bacterias altamente especializados.
En campañas anteriores, realizadas a bordo del buque ARA “Austral” del CONICET en 2018, 2019 y 2022, Bravo junto con otros integrantes del equipo que participan de la actual expedición hallaron los primeros ecosistemas quimiosintéticos en el talud del mar Argentino. Ahora, la idea es explorarlos mediante la tecnología del ROV SuBastian, un vehículo submarino que se opera de manera remota y puede alcanzar hasta 4.500 metros de profundidad.
A través de esta herramienta de última generación, se tomarán muestras de agua, sedimentos y organismos. Todas sus inmersiones serán transmitidas en vivo. El trabajo del ROV SuBastian, que será sumergido por lo menos unas quince veces, se complementará con mediciones de CTD (conductividad, temperatura y profundidad), redes de muestreo de zooplancton y sistemas de mapeo acústico e imágenes de alta resolución del fondo marino, de manera de poder caracterizar en detalle estos ecosistemas de aguas profundas.
De acuerdo con el equipo científico, uno de los objetivos centrales de la expedición será tratar de comprender el rol transversal del metano en el modelado de las características biológicas, físicas y químicas de estos ecosistemas quimiosintéticos. En este sentido, el estudio se realizará en diferentes áreas del talud continental argentino, de manera de permitir comparar distintos ambientes y analizar la manera en que las condiciones químicas y fisicoquímicas asociadas a las filtraciones de metano influyen en la biodiversidad y en el funcionamiento de los ecosistemas quimiosintéticos.
Antecedentes y objetivos
En Argentina, los ecosistemas quimiosintéticos fueron hallados primero en la costa, en el estuario de Bahía Blanca, y luego en el mar profundo mediante las campañas realizadas a bordo del ARA Austral.
“En aquellas campañas oceanográficas, estudiamos estas formas de vida a través del uso de un box core, una caja metálica que desciende desde el buque hasta el fondo y trae consigo un corte intacto de la sección superficial del fondo. Mediante esta tecnología, si bien podemos estudiar cuantitativamente la biodiversidad asociada a filtraciones de gases, resulta insuficiente para abarcar la complejidad biológica y ambiental de estos ecosistemas. Por cada campaña obtuvimos como máximo dos muestras dentro de un sitio sin filtraciones de gas y un sitio con filtraciones de gas, para poder comparar la biodiversidad de las comunidades bentónicas de invertebrados, así como las señales químicas de la alimentación de la fauna en cada uno de ellos. Esa fue la primera aproximación, que nos sirvió para evidenciar que existe fauna quimiosintética asociada a filtraciones de gases en nuestro talud”, afirma Bravo.
El ROV SuBastian no solo permitirá recolectar muestras de agua, sedimentos, rocas y fauna bentónica, sino que permitirá que los científicos vean con sus propios ojos lo que hasta ahora han descripto solo en base a evidencia indirecta.
“Ahora vamos a poder contar con el ROV y el sistema que ofrece para visualizar el ambiente con alta definición, para encontrar parches más pequeños de formas de vida quimiosintéticas y otras especies que se encuentran asociadas a este tipo de ambientes. Esto nos ayudará a entender, de forma muy detallada e integrada, cómo vive la fauna, cómo son los patrones tróficos en ese tipo de ambientes y hasta dónde se extiende la influencia de estas filtraciones de metano en el mar”, indica la jefa científica de la expedición.
Bravo destaca también que esta tecnología brindará herramientas para encontrar nuevas manifestaciones de filtraciones de metano que no son detectables por los métodos acústicos con los que contaron hasta ahora. “Estas herramientas van a optimizar el abordaje y el nivel de comprensión de este tipo de ecosistemas, así como su interacción con el resto de los sistemas de mar profundo circundantes”, señala la científica.
Microplásticos y ecosistemas quimiosintéticos
Uno de los propósitos de la expedición será evaluar la presencia de microplásticos en el agua, los sedimentos y los organismos, y determinar en qué medida estos contaminantes pueden afectar la dinámica de las comunidades quimiosintéticas. Para este objetivo será fundamental la tarea en altamar del equipo que dirige Fernández Severini en el IADO.
De acuerdo con los científicos, el estudio de los microplásticos en filtraciones de gas metano permitirá comprender su destino en el océano profundo y los procesos que controlan su transporte y deposición, aportando una visión más completa de su ciclo.
“Además, analizaremos la dinámica de nutrientes, metales pesados y sulfuros en las distintas áreas de estudio, con el fin de identificar posibles diferencias espaciales en sus concentraciones y comportamientos biogeoquímico”, señala Fernández Severini.
Expectativas
En relación con las expectativas, Bravo plantea que ya el hecho de que estén todos quienes forman parte de este proyecto a bordo significa que el trabajo previo de gestión, administración y coordinación se hizo de manera exitosa. “Desde el momento de estar zarpando, la expectativa es que podamos sacar el máximo provecho de la plataforma tecnológica que ofrece el Falkor (Too) para realización de múltiples investigaciones, formación de futuros investigadores, fortalecer colaboraciones internacionales y poder transferir los conocimientos que se generen a nuestra sociedad”, afirma la investigadora.
Al respecto, Fernández Severini indica: “Aspiramos a enriquecernos del intercambio con colegas de diferentes disciplinas, aprender de sus enfoques y experiencias, y consolidar vínculos de colaboración que puedan proyectarse en futuras investigaciones”.
Y concluye: “Estamos muy contentos y orgullosos de participar en esta campaña, ya que nos permitirá abordar preguntas fundamentales sobre la presencia de microplásticos y la dinámica biogeoquímica en ambientes quimiosintéticos, generando información novedosa y de alto valor para comprender estos ecosistemas profundos. Además, trabajar de manera conjunta nos permitirá integrar enfoques ecológicos, oceanográficos, biogeoquímicos, físicos y geológicos, fortaleciendo la interpretación de los resultados y ampliando nuestra comprensión de los procesos que estructuran estos ecosistemas extremos de las profundidades”.
El equipo científico que lleva adelante la expedición está conformado por 25 personas. Entre ellas se encuentran científicos del IGeBA, el IADO, el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA, CONICET-UBA), el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN, CONICET), el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental (DBBE, FCEN, UBA), el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (DCAO, FCEN, UBA), del Scripps Institution of Oceanography – Universidad de California en San Diego, Lehigh University, Temple University y Universidad de la República de Uruguay.
Fuente: CONICET.
Foto: Schmidt Ocean Institute.
