En los últimos diez años, en Argentina creció la popularidad de los gatos como animales domésticos porque mucha gente vive sola y en departamentos. ¿Son independientes?,¿No quieren a nadie?, ¿Su comportamiento es incomprensible? Responden los especialistas.
Por Romina Calderaro
«Los gatos van a dominar el mundo», dice Pablo Maure, veterinario conocido en el mundillo de los que tienen animales de compañia porque suele acertar el diagnóstico de sus «pacientes» cuando ya parece que no hay especialista capaz de dar en el clavo.
Y esa frase resume el cambio de paradigma que se está produciendo sobre los gatos en la medida que se los estudia y se sabe cada vez más de su comportamiento.
Los estudios sobre gatos son actualmente la vedette de la ciencia etológica en el mundo y aún así llevan 15 años de retraso respecto de la investigación en perros. La explicación es que se consideraba a los gatos muy difíciles de comprender. Y eso generó una serie de mitos y prejuicios. Dicho de otro modo, los gatos tenían mala prensa y ahora subieron en las encuestas.
Quienes no aman a los gatos suelen describirlos echando mano a una serie de prejuicios que ya fueron descartados en la medida en que se avanzó en la investigación. A continuación, los principales mitos y explicaciones sobre comportamientos que hasta hace unos años se definían como misteriosos.
El bigote de los gatos les sirve para calcular las distancias por las que pueden o no pasar.
«Los gatos no quieren a nadie»
«El gato necesita de su tutor no sólo para que lo alimente, sino afectivamente. Cuando te pone el cachete en el pantalón, secreta feromonas de apaciguamiento que involucran señales de calma», dijo a Télam el doctor Juan Enrique Romero, para quien “en las generaciones jóvenes y en las grandes ciudades, el gato está hecho a medida para el ritmo de vida de los tutores”.
“Los gatos son súper cariñosos y sociables, pero es una sociabilización que se construye y es diferente a la del perro. Y se divierten con uno, no solos. Si uno deja una cámara durante el día para ver qué hacen cuando están solos, veríamos algo parecido a una foto. Nos esperan para jugar y prefieren como premio el juego a la comida«, dice la veterinaria especializada en felinos Amelia Gisbert.
«El perro es más confiado, es más sumiso, es más manejable. En cambio el felino tiene su gran personalidad y como digo siempre los gatos dominarán al mundo y tenemos que ser muy respetuosos de esta especie que es un individuo totalmente distinto», explica Maure, que confiesa que su generación de veterinarios que se licenció en los 90 tuvo que cambiar la percepción de lo que es tratar un felino «porque sólo nos interesaba el peso y los tratábamos como a perros chiquitos«, recuerda.
Cuando salta, un gato pone el movimiento la totalidad de los músculos de su cuerpo.
Y no duda del cariño que tienen hacia sus tutores, pero agrega la extrema sensibilidad que tiene el felino: «Cuando se produce una separación, por ejemplo, y se va de la casa uno de los dos integrantes de la pareja, se estresan tanto o más que los integrantes de la propia pareja».
También los estresa salir de su hábitat natural: la casa.
«Por eso, una cosa que se está desarrollando y veo con muy buenos ojos es ambientar el consultorio con fragancias, con feromonas sintéticas para que el gato pueda explorar sin sentirse retenido y reprimido y puedas ganar su confianza. También hay que intentar de acceder a medicamentos que sean amigables para el gato. No es lo mismo darle un comprimido de sabor amargo que utilizar a lo mejor un producto en pasta o un producto líquido para que lo acepte voluntariamente», sostiene.
Los especialistas recomiendan que para construir la sociabilidad del gato se los exponga desde las tres semana de vida a todos los estímulos posibles.
«El gato es un felino pequeño que hicimos doméstico, no es tan diferente a un perro. El que dice no me gustan los gatos es porque nunca tuvo un gato, en otros países se usan mucho en los geriátricos y es el mejor animal para los adultos mayores. En pandemia la demanda de gatos creció mucho«, dice Claudia Espina, veterinaria especialista en felinos.
«Los gatos son independientes»
«En los últimos diez años se le dio al gato otro lugar dentro de la casa. Porque la situación urbana cambió, la gente vive en departamentos y en general vive sola. El gato se adapta a esas condiciones, pero no es independiente. Eso es un error. No necesita salir a dar un paseo como un perro, pero necesita media hora por día en la que tenemos que interactuar con él mediante juegos o caricias», asegura Espina.
«El gato no es independiente, necesita media hora por día en la que tenemos que interactuar con él mediante juegos o caricias». Claudia Espina
«A pesar de que no lo demuestre en términos humanos, el gato depende mucho de nosotros. En ese sentido, los considero iguales a los perros», opina Romero.
“El gato tiene una actitud de acompañamiento, pero no te invade«, dice Gisbert y afirma que a pesar de sus ciclos circadianos se adaptan a la rutina de la casa y que los felinos necesitan la rutina, saber qué va a pasar al día siguiente les da seguridad.
Incluso encuentran un bienestar en la estabilidad de los objetos dentro de la casa y algunos se estresan si y el tutor decidió cambiar los muebles de lugar.
Y Gisbert dice que sí quieren a sus tutores y que incluso están acostumbrados a que vuelvan a la misma hora y los esperan para jugar o intercambiar afecto. Lo que recomienda es que no se hagan juegos que involucren las manos del ser humano y las patas delanteras del gato porque estimulan el instinto cazador del felino y puede derivar en que en algún momento, queriendo jugar, arañen o muerdan fuerte. Y hay una enfermedad que se llama enfermedad de arañazo de gato.
Los lugares preferidos de los gatos para ser acariciados son la cara y el cuello y nunca hay que agarrarlos desde arriba porque lo consideran una amenaza.
«Los gatos son incomprensibles»
Espina está convencida de que simplemente se trata de querer conocerlos.
Que sí se los puede comprender. «El gato te dice hasta dónde podés ir, es lo que quiere él. Si le le vas a hacer un mimo, hay zonas que decimos que no les toquen como el lomo cerca de la cola. Lo que más les gusta es la cabecita y el cuello. La cola no, jamás. Agarrar a un gato de la cola lo puede dejar cuadripléjico«, advierte.
Y para que sepamos más de cómo hacer para que se sientan cómodos explica que «el gato es cazador y presa, es importante que tengas alturas en la casa para que sienta que domina la escena. Cuando se usa la caja transportadora para sacarlo de la casa, es importante no apoyarla en el piso por el mismo motivo e intentar que la transportadora esté visible en la casa para que pueda jugar con ella y no sienta que es sinónimo sólo de ir a un lugar estresante».
«El oído y la vista del gato son muy superiores al nuestro», explica Romero para tener en cuenta.
“Tienen costumbres que antes considerábamos irracionales, pero ahora sabemos que tienen una explicación. Por ejemplo, cuando prefieren tomar el agua de nuestro vaso que del recipiente propio es porque el vaso es transparente y adoran ver el agua en movimiento”, explica Gisbert.
“Se recomienda que la comida y el agua y las piedras tengan una separación de dos metros”, explica agrega.
En la mente de un gato
La plataforma Netflix estrenó recientemente un documental con ese nombre que es furor entre los amantes de los gatos.
A través de entrevistas a investigadores en comportamiento felino de Estados Unidos y de Japón, además de una entrevista a las tutoras de las famosas gatas ucranianas superentrenadas Savitsky Cats, explican los nuevos hallazgos sobre la fisonomía y el comportamiento gatuno, posible gracias a que las universidades recién ahora destinan recursos a estudiar a los felinos.
A vuelo rasante, cuenta que en el mundo hay 400 millones de gatos, que es un animal salvaje que vive en nuestra casa, que es el animal más rápido de la tierra y que nos duplican en reflejos.
Kristin Vitale, psicóloga de gatos de la Unity College, sostiene que «se subestimó la capacidad sociable de los gatos porque se los compara con los perros«. Mediante un experimento, descubrió que los gatos reconocen su nombre.
Se puede saber también que hoy día Japón es el epicentro de la «revolución del gato» y que en 2017 los gatos superaron a los perros como la mascota más popular.
Que la cola del gato es un misterio porque de acuerdo a cómo la ubiquen puede significar enojo, miedo, alegría terror o curiosidad mientras que los perros es más sencilla: si la mueven están contentos.
E incluye una entrevista al denominado «gurú de los gatos»: Yuki Hatori, director del centro de medicina felina de Tokio.
Que define brillantemente una diferencia nodal entre perros y gatos.
«Para el perro, su amo es Dios. Para el gato, Dios es él».