La cantidad de días de licencia por paternidad en Argentina es de dos días, de los más bajos. Hay proyectos para ampliarla que se espera se aborden antes de las elecciones.
Se celebra el Día del Padre, y si bien en los últimos tiempos se han visto algunas transformaciones en relación a la forma de concebir la paternidad, sigue habiendo un camino por recorrer.
Un tema fundamental a tener en cuenta es el régimen de licencias por paternidad, que en Argentina es de solamente 2 días (de los más bajos de la región). Por otro lado, aunque en la misma línea, se encuentran las horas dedicadas a las tareas de cuidado: en el país, los varones dedican la mitad del tiempo a estas tareas.
En este sentido, si bien la responsabilidad fundamental es de los Estados, las organizaciones pueden promover buenas prácticas con foco en la corresponsabilidad, y ya hay casos que lo están implementando. Y así lo cree.
Carolina Villanueva-fundadora de GROW, género y trabajo, quien en diálogo con BACAP habló sobre estos temas.
– En Argentina el régimen de licencia por paternidad es de 2 días, ¿Cuánto difiere con otros países? ¿Cuál sería el tiempo «ideal»
– En general la licencia de paternidad en la región es baja o nula. Países como Cuba, Honduras, Puerto Rico no tienen días de licencia y Argentina, Guatemala, El Salvador, Bolivia, no superan los 3.
Los países con más días son Venezuela, Colombia y Paraguay con 14 días, que tampoco es la panacea.
La recomendación es que la licencia por paternidad tenga a futuro los mismos días que las de maternidad, para poder darle a los hombres el derecho a cuidar y a las mujeres quitarles el factor de discriminación en el mercado laboral.
El tiempo ideal es aquel que haga espejo con la licencia de las mujeres, según la realidad de cada país.
– Hay proyectos de ley en ese sentido, ¿Cuán avanzados están?
– Hay más de 10 proyectos de Ley sobre cuidados, El proyecto Cuidar en Igualdad quizás sea el más conocido y se espera que entre al recinto antes de las elecciones. Ya ha pasado por la Comisión y en conversaciones con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se espera que se vote pronto.
Este proyecto tiene muchas aristas:
Incluye a otras identidades y no refiere a mujeres madres y hombres padres.
Extensión de las licencias para personas gestantes a 126 días.
Extensión progresiva a personas no gestantes hasta llegar a 90 días luego de 8 años de su aprobación.
Mejora la licencia para quienes adoptan.
Incluye licencias para personas independientes (autónomos y monotributistas).
Aumenta la inversión en infraestructura y servicios para el cuidado.
– ¿Qué rol juegan las organizaciones en el impulso de estos proyectos?
– Nuestro rol es fundamental, somos quienes hacemos campañas de difusión para que se entienda la importancia fundamental del cuidado en las sociedades.
El mundo se preocupa por las bajas tasas de nacimiento pero no comprende que hasta que no se ofrezcan mejores condiciones para cuidar, el incentivo a tener hijos es cada vez menor.
La caída de la fertilidad y de la población en edad productiva es una cara del poco apoyo que tienen las mujeres y las familias en el cuidado a lo largo de la vida.
Grow y todas las organizaciones de la sociedad civil están convencida que esta agenda es esencial para el desarrollo de la sociedad por varias razones:
Invertir en cuidado genera empleos y de calidad.
Aporta al crecimiento del PBI.
Libera tiempo de cuidado hacia el mundo productivo de las mujeres.
Elimina el factor de discriminación para la contratación de mujeres.
Genera mercados laborales más igualitarios.
Otorga el derecho a cuidar a padres y personas de otras identidades.
– ¿Estamos listos como sociedad a darle a la paternidad el tiempo que se merece?
– No aún, estamos mejorando pero falta mucha concientización sobre la importancia del rol de los padres, que su aporte y conexión con los/las hijas es clave para su desarrollo y autonomía, y que a ellos les aporta mucho también.
Que los padres puedan tomarse tiempo para cuidar, que sean apoyados entre pares y por sus empleadores es un aspecto fundamental.
Hay una batalla cultural enorme que ganar para que no se sientan cuidadores de segundo nivel sino esenciales.