Recordando la transformación de Mar del Plata a través de los ojos de quienes llegaron en los años cincuenta.

Por Roberto Stimler

En 1952, Mar del Plata tenía unos 50,000 habitantes. La ciudad se adornaba con encantadores chalets a lo largo de la costa, que con el paso de los años fueron sustituidos por altos edificios que ahora conforman una hermosa vista panorámica. En aquellas calles todavía circulaban tranvías, y la avenida Juan B. Justo, angosta y de macadán, llevaba el nombre de «Cincuentenario» en conmemoración de los cincuenta años de la fundación de la ciudad en 1924.

Por entonces la ciudad ya era el principal objetivo turístico del país para los argentinos y resultaba un polo de atracción para los inmigrantes que disfrutaban de las playas pero también de las oportunidades de trabajo en los comercios, en la actividad pesquera, y en pequeñas empresas que se estaban desarrollando vinculadas a la vestimenta, entre otras.  

La escolaridad era muy buena, con maestras bien formadas que sabían transmitir sus conocimientos y mantener la disciplina y el respeto en las aulas. Era frecuente encontrar niños en las escuelas que estaban aprendiendo el idioma castellano, pero tan bien atendidos como el resto de los alumnos.

Es que hubo en la década del ’50 una oleada de inmigrantes europeos que enseguida se ajustaron a las costumbres locales que, por otra parte, estaban siendo divulgadas por los inmigrantes que los precedieron.  Así que no fue extraño que se creasen mini colonias de italianos, españoles, balcánicos…, que se reunían para recrear la cultura que traían de sus pueblos de origen.  

La población marplatense fue creciendo aún con cada vez menor advenimiento de nuevos inmigrantes europeos, porque seguían enriqueciendo la sociedad los sudamericanos provenientes principalmente de los países limítrofes. 

Hoy Mar del Plata es una hermosa ciudad pujante: turística, pesquera, y con variadas industrias que tienen que ver con la metalurgia, la alimentación, el agro…  Contribuyen a su desarrollo las personas nativas y las que viniendo de otras partes se radicaron con intención de progresar aportando su fuerza de trabajo y su intelecto.

Divulgar la cultura

Con la intención de divulgar la cultura de los pueblos de origen a través de stands gastronómicos y culturales (incluyendo uno dedicado especialmente a la Universidad Nacional de Mar del Plata), y con un espacio teatral para las danzas tradicionales y las charlas ilustrativas de los aspectos salientes de cada país o región, en 1993 comenzaron a desarrollarse las Ferias Invernales de Colectividades.   

Desde entonces, con la excepción de cuatro o cinco temporadas, incluyendo las debidas a la pandemia, estas ferias se organizan anualmente durante las vacaciones de invierno en el espacio de la Plaza San Martín.  Por el momento no están los stands “culturales”, pero sí los stands gastronómicos con comidas típicas y el teatro en el que se presentan conjuntos de danzas locales y de La Plata, Berisso, Buenos Aires, entre otros.  Es numerosa la concurrencia de turistas que llenan las amplias carpas dispuestas para estas ferias, alentando de esta manera a los organizadores a continuar con esta valiosa actividad “multiétnica” de la sociedad marplatense.

(*) Cofundador del Grupo “Presencia de las Colectividades de Mar del Plata”, organizador de las anuales ferias invernales de colectividades.