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enero 30, 2025
Espectáculos

Mónica Salvador: “El público marplatense es uno de los más exigentes”

Judith Gabbani y Mónica Salvador traen humor y emoción con «Hay que darle el gusto a Mamá» La obra llega por primera vez a Mar del Plata y se presenta todos los lunes de enero y febrero en el Teatro Victoria (Rivadavia 2380).

Por Ian Punter

La actriz, autora y directora Mónica Salvador vuelve a Mar del Plata con Hay que darle el gusto a mamá, una comedia  que mezcla humor ácido y momentos de profunda emoción, inspirada en su propia historia familiar. 

Con una trayectoria marcada por el drama y el humor, Salvador habla de los mandatos familiares, la soledad y el desafío de transformar el dolor en arte. Además de escribir y protagonizar la obra, se muestra optimista sobre el exigente público marplatense y anticipa nuevos proyectos para 2025. 

En diálogo con Bacap, Mónica Salvador asegura: «Nunca hay que dejar de lado el camino que uno siente como vocación, porque trabajás más feliz.»

— ¿Cómo surge la idea de la obra?

– La obra la escribí hace 10 años en Mar del Plata haciendo temporada. Acá, viste, que te inspira el mar, por eso se llamará Sofía del Mar. El protagónico de la madre surge con la idea de hacerla con otro elenco en aquel momento. Se le ofrecía a Irma Papaleo, donde una de las hijas tenía que ser famosa y hermosa, y a la otra hija la esconde porque no la quiere. En aquel momento a Irma le encantó, pero Carolina estaba trabajando y no podía subirse al proyecto. Lo dejé, como quien dice, cajoneado.

Este año vi una obra de Dos Hermanas y tenía ganas de volver a hacer humor, porque me pasé 10 años haciendo la segunda obra que estrené acá en Mar del Plata, que fue sobre violencia de género. Trabajé muchos años con esa temática, incluso la última vez fue con Alejandro Fiore. Pero el drama me agobia. Me gusta mucho más hacer reír. Soy hija del mundo del humor ácido, ese humor que te deja reflexionando. Un humor grotesco, podríamos decir.

Ahí dije: «Yo tengo una obra de humor cajoneada, de Dos Hermanas y una madre estrella de cine nacional e internacional, muy famosa». Una hija le sale a su imagen y semejanza, y la otra le sale con otros valores, que no son ni buenos ni malos, pero cuando una madre o un padre tiene determinados valores, sentimos que tenemos que cumplir con ese mandato; si no, hasta nos sentimos culpables de no hacerlo. Así que bueno, la desenvolví, la actualicé y la traje al presente.

Elegimos a la madre con una idea que me dio un amigo, Walter, que dijo: «¿Por qué no ponen a Eduardo Sola?». Y me tiró esa idea fantástica de poner a un transformista al que nunca le habían dado una obra de teatro de texto. Me pareció un hallazgo, y fue un golazo. Ahora la dirección es de Carlos Kaspar.

Después, como el actor que la hizo en Buenos Aires no podía viajar, me subí yo al escenario. Pese a tener años en la actuación, nunca había debutado en Mar del Plata. Así se dio.

— ¿Cómo hiciste a la hora de escribir para equilibrar un poco entre la comedia y el drama? Porque la historia tiene su propio drama, ¿no?

-Sí, bueno, hay una vuelta que es la que a mí me asustaba para estrenar. Inclusive cada uno de los actores y hasta el director querían suavizar esa vuelta de tuerca, pero yo no quise, porque es el homenaje a mi madre.

Yo, a mis 18 años, me senté y escuché esa noticia, que no la vamos a spoilear, que da el caso del mar. Yo transformé, quizá, un drama de mi adolescencia en algo que nos puede pasar a todos. En algo que depende de la decisión de cada persona. Cada persona es dueña de su vida. Me llevó mucho tiempo de terapia elaborarlo, y hoy lo puse.

Tenía esas inseguridades como autora, porque querían suavizar lo que hice, alivianar inclusive. Es distinto el final, pero el director decidió cortar el final, que era muy amoroso, y yo acepté porque creo en la cocreación de equipo. No me pongo como una autora estricta. Dejo que cada uno fluya.

Tiene que ver con mi raíz, con mi historia, con algo que me causó mucho dolor. Lo transformamos. Ese es el grotesco. Por eso contiene verdad, por eso la gente se emociona y se va con empatía, valorando la vida.

— ¿Vos decís que hay mucho de vos en la obra, también en tu esencia, digamos, en tener una experiencia personal?

– Sí, hay aire de generación maternal, porque mi abuela era italiana, y tiene cosas de la obra que hoy entendemos como maltrato, pero antes se decían crudamente. Mi madre lo contaba cuando era grande y nos hacía reír, pero se notaba esa angustia. Hay cosas de mi abuela. De hecho, la fecha que pongo, el 18 de febrero, es la del nacimiento de mi abuela.

Hay cosas de mi madre, transformadas en el grotesco, más exageradas. Y hay cosas de mí, como esa noticia que me pasó a mí, que ella nos va a dar. No era en la casa de la montaña. Yo siento, y siempre digo, que nadie escribe sobre lo que no conoce.

Virgilio Piñera, un autor cubano, escribe un cuento —creo que es La carne de René— donde describe el hambre de una manera tan poética que dije: «Este hombre pasó hambre». Yo no conozco eso. Podemos tener hambre un día o dos, qué sé yo, haber trabajado con necesidades, pero no esa hambre profunda. Sostengo que nadie puede escribir sobre lo que no conoce profundamente.

– Además de escribir la obra, vos estás en un papel dentro de la obra. ¿Cómo fue la construcción del personaje?

– No me resultó difícil porque tengo un montón de soledad. Fui el patito feo en mi casa, no me dejaron estudiar teatro. Empiezo teatro después por mi madre. Fui artista desde que nací, hacía cosas naturalmente.

Estudié mucho, inclusive cuando me recibí de abogada. Pero nadie te da la devolución por dar materias como abogada. En cambio, salía 10 capítulos en Chiquititas, y me llamaba todo el país. Entonces me río de todo eso.

Voy en contra de ciertos mandatos. ¿Cuáles son los valores? ¿De qué se trata? Busco romper con esas cosas. Tengo mucho de soledad, y me ayudó para el personaje.

-Además de escribir la obra, vos estás en un papel dentro de la obra. ¿Cómo fue la construcción del personaje?

– No me resultó difícil porque tengo un montón de soledad. Fui el patito feo en mi casa, no me dejaron estudiar teatro. Empiezo teatro después por mi madre. Fui artista desde que nací, hacía cosas naturalmente.

Estudié mucho, inclusive cuando me recibí de abogada. Pero nadie te da devolución por dar materias como abogada. En cambio, salía 10 capítulos en Chiquititas, y me llamaba todo el país. Entonces me río de todo eso.

Voy en contra de ciertos mandatos. ¿Cuáles son los valores? ¿De qué se trata? Busco romper con esas cosas. Tengo mucho de soledad, y me ayudó para el personaje.

-¿Qué expectativas tenés con el público en Mar del Plata?

-Que les guste, así de simple. Cuando traje comedia, les encantó. Cuando traje drama, como el de violencia de género, también les gustó. Ahora traje una comedia con toques de emoción, y me dicen que sí.

El público marplatense es uno de los más exigentes. Cuando te dicen que sí, es porque ya te dejaron entrar a su espacio. Lo tengo con mucho respeto porque siempre me honraron, tanto el público como la prensa.

-¿Qué consejo le darías a alguien que quiere estudiar teatro?

– Será lo que deba ser. Pasé por tres títulos antes de permitirme trabajar como actriz. La autogestión requiere un ingreso estable, así que reflexioná sobre eso.

Cada camino es individual. Yo escribí Cómo tener sexo siempre con la misma persona y fue un bombazo. Lo hice mientras trabajaba como abogada. Nunca hay que dejar de lado el camino que uno siente como vocación. Trabajás más feliz.

—¿Qué expectativas tenés para 2025 a nivel profesional?

Para 2025 me convocaron para microteatro en Buenos Aires con Judith Gabbani y el hermano de Flor Vigna, dirigido por Fabrizio Origlio. Vamos a estar en La Boca y filmando en Uruguay. También me tomaré unas vacaciones y seguiré con Hay que darle el gusto a mamá.

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