Desde Estados Unidos, la basquetbolista formada en Mar del Plata vuelve a ponerse la camiseta argentina en una disciplina que la hizo crecer dentro y fuera de la cancha. 

Por Florencia Cordero

Federica Laganá está atravesando un momento de madurez en su carrera. Con apenas 21 años, juega y estudia en Estados Unidos, pero su compromiso con el básquet argentino sigue intacto: fue nuevamente convocada a la Selección Argentina de básquet 3×3, una modalidad en la que ya tiene experiencia internacional y a la que le atribuye un rol clave en su desarrollo.

«Hoy mi carrera está más estable. Me adapté a la universidad, a la liga, y también al formato del 3×3, que el año pasado me era totalmente nuevo», cuenta tras otra temporada en EE. UU., donde le queda un año más para cerrar su etapa universitaria. «Ahora me siento más preparada para lo que viene», afirma.

Con paso reciente por el Prepanamericano en Paraguay, Federica destaca la riqueza técnica del 3×3: «Aprendí detalles muy específicos que en el 5×5 a veces pasan desapercibidos: cómo usar el cuerpo en las cortinas, los cambios defensivos, cómo sacar ventaja en el pick and roll… Es otro ritmo, otro lenguaje de juego.

Nueva etapa

A esta nueva etapa, Laganá llega con objetivos claros: seguir afianzando su juego en la modalidad y sumar puntos en el ranking para posicionar a Argentina en lo más alto. Pero también sabe lo que puede aportar al equipo: «Actitud, energía y sobre todo comunicación. En el 3×3 no hay entrenadores en la cancha, somos nosotras las que tenemos que hablar y decidir. Yo siempre fui de hablar mucho, de ordenar, y eso lo llevo de mi rol como base en el 5×5″.

La joven marplatense valora profundamente cada oportunidad con la selección: «Para mí es un privilegio. Sé que podría estar de vacaciones después de nueve meses afuera, pero priorizo esto. Los entrenadores saben que para mí la selección es prioridad».

El camino de Federica empezó en Peñarol, donde reconoce a quienes marcaron su crecimiento. “Belén Villafañe fue clave, me dio espacio desde muy chica. El Negro Echeverría también me ayudó muchísimo en lo técnico. Y ni hablar de mi familia, que me acompañó siempre y me abrió puertas que sola no habría podido cruzar”.

Aunque se siente feliz y realizada en EE. UU., lamenta con tristeza la exclusión del básquet de los próximos Juegos Panamericanos: «Es una pena enorme. El básquet femenino y el 3×3 están creciendo y necesitan de estos torneos para tener visibilidad. No poder estar por decisiones que escapan a los deportistas duele».

Aun así, el futuro la ilusiona: «El 3×3 me dio experiencias increíbles, viajes, amistades, crecimiento personal. Estoy muy agradecida de que me sigan teniendo en cuenta. Esta disciplina me encanta, y representar a Argentina siempre será un orgullo».

Paloma Bonzi y su chance de sumar para el 3×3

La jugadora marplatense fue convocada a la preselección argentina de 3×3 y apuesta a crecer desde su ciudad natal con un estilo de juego que combina fuerza, tiro y compromiso.

Después de festejar el título de campeona del Torneo Federal con Independiente de Neuquén, Paloma Bonzi se pone la camiseta de la selección argentina de básquet 3×3, una disciplina que la atrapó desde el primer momento y en la que ya ha tenido oportunidades de mostrarse. Esta vez, fue citada a una nueva concentración nacional, con el entusiasmo intacto y la experiencia del año pasado como motor para ir por más.

“Esta vez llego un poco más tranquila, porque ya estuve en una preselección de mayores el año pasado y eso me ayudó mucho”, dice Paloma, que aún así reconoce sentir nervios y ansiedad. “Pero el objetivo principal es seguir aprendiendo. El 3×3 te enseña un montón dentro y fuera de la cancha. También quiero aprender de mis compañeras y dar lo mejor para rendir en cada oportunidad”.

Su participación en distintos torneos, tanto locales como nacionales, fue clave para desarrollar una pasión por este formato dinámico y exigente. “Jugué torneos del Comité Olímpico, también en Buenos Aires, incluso algunos mixtos… Siempre que puedo practico 3×3, es una disciplina que me encanta”.

Paloma siente que puede aportarle al equipo su efectividad en el tiro de tres puntos y su potencia en el uno contra uno. También destaca aspectos menos visibles, como su capacidad para tomar rebotes, asistir o dar presencia física en defensa.

Eligió Mar del Plata

A diferencia de otras jugadoras que migraron a otros destinos, este año Paloma tomó una decisión fuerte: quedarse en Mar del Plata. “Tuve la posibilidad de irme a jugar a otras ciudades, pero aposté al básquet local tratando de competir a nivel nacional pero desde nuestra ciudad”, explica. Y agrega con sinceridad: “Ojalá el torneo local pueda crecer más, porque todavía somos pocos equipos”.

Entre las personas que marcaron su camino, no duda en nombrar a Daiana Di Benedetto, hoy entrenadora de la Selección Argentina U16. “Ella me enseñó a picar la pelota cuando empecé a los 9 años en Quilmes, y también me acompañó cuando arranqué en la Liga Nacional. Fue clave en mi formación y me emociona verla donde está, porque siempre peleó mucho por el básquet femenino”.

Ser parte de una preselección argentina no es algo menor, y Paloma lo vive con orgullo y responsabilidad: “Es algo que soñé desde chica. Me motiva, me emociona. Creo que estoy acá por todo el camino que vengo recorriendo, en Mar del Plata, en Neuquén, en Córdoba… Siempre tratando de crecer. Espero estar a la altura de esta nueva
oportunidad”.