Juana Molina
Espectáculos

Juana Molina: “Solo cuando el disco está completamente armado musicalmente me pongo a pensar en las letras”

La multifacética artista presentará en Mar del Plata su último material discográfico “Doga”.

 

Por Alejandra Bertolami

Juana Molina desembarca este sábado 6 en Club TRI para presentar su último discoDoga”. Reconocida por su cuidado en la atmósfera de cada tema y por la particular poesía de sus letras, Molina ofrece un sonido que combina la exploración de nuevos timbres con su identidad artística única.

En esta entrevista con Bacap, Juana habla de su proceso creativo, los sintetizadores que marcaron su carrera, la construcción de sus discos y las sorpresas que trae la preparación de sus próximas giras.

-El sábado presentás tu disco en la ciudad. Al escuchar “Doga”, se percibe un cuidado especial en la atmósfera. ¿Cómo trasladarás eso a los shows en vivo?

-Siempre hago lo mismo: conservo lo esencial de cada canción para que se reconozca que es esa y no otra, y vamos viendo de qué cosas se puede prescindir para que funcione y siga siendo igual de efectiva.

 -¿Alguna canción del disco te resulta más desafiante de interpretar en vivo?

-Sí, la última del disco no la tocamos en vivo porque, justamente, tiene otro clima. Podríamos hacerla, pero me parece que no es una canción para tocar en el club; quizás funcione mejor en otro ambiente, donde la gente esté sentada o haciendo otras cosas.

-¿Qué diferencias sentís entre “Doga” y tus trabajos anteriores? ¿Fue un proceso más intuitivo, más técnico o una mezcla de ambos?

-Nunca el proceso es técnico, jamás. Siempre representa el momento en el que me encuentro. Voy buscando cosas nuevas, timbres nuevos, intento no repetirme, partir de lugares diferentes… Aunque después siempre llego más o menos a mí, porque soy fiel a mí misma.

-¿Hay algún instrumento o tecnología que te haya cambiado la manera de componer?

-Sí. En los noventa, cuando descubrí el mundo de los sintetizadores —porque hasta entonces siempre usaba bajo, guitarra y batería—, se me abrió la puerta definitiva de lo que hago hoy. Fue un momento de descubrimiento absoluto, que me permitió explorar nuevos sonidos, texturas y posibilidades, y cambió la manera en que concebía la música.

-Tus letras tienen una poesía muy particular. Dijiste que no te considerás cantautora, ¿cómo te definirías entonces?

-Como música. Para mí, primero está la música y después voy insertando las letras, pero eso ocurre en un proceso muy, muy posterior. Solo cuando el disco está completamente armado musicalmente me pongo a pensar en las letras.

-Respecto al arte de tapa, ¿cómo fue la explicación que le hiciste a Alejandro Ross para que se entiendan? Ustedes trabajan juntos desde 1995, ¿cómo es esa relación?

-Es una relación muy fluida, ya somos muy amigos, nos entendemos mucho y más o menos sabemos qué esperar el uno del otro. Nos mimetizamos; creo que él tiene esa habilidad de adaptarse a la gente con la que trabaja.

Siempre hicimos tapas con un toque cómico. La idea original se le ocurrió a él, no sé por qué, y luego buscamos otras formas de llevarla adelante. Yo estaba encantada con su idea inicial, y a él no le terminaba de convencer, así que probó con otros perros y otras variantes. Para mi sorpresa, me gustó mucho más el resultado final que la primera propuesta. Siempre tiendo a quedarme con las primeras ideas cuando me impactan, porque me parecen las más originales, y esta vez se comprobó que no siempre es así.

-Barbi Recanati dijo que tu carrera es ejemplar. ¿Cómo recibís ese tipo de reconocimiento de colegas?

-Barbi me parece una persona excepcional: sumamente generosa, abierta, transparente. Eso me gusta mucho de ella, porque no hay tanta gente así. Me parece una persona hermosa y me pareció muy lindo que me dijera eso. De todos modos, es algo que con los años voy adquiriendo; los conocimientos llegan paulatinamente, con mucho peso y fijación. Cada vez siento más ese conocimiento, y supongo que el tiempo, el hecho de seguir haciendo cosas y de avanzar constantemente, me lo dará. Que gente como Barbi me lo diga es, además, un cariñito.

-Después de “Doga”, ¿hay algún nuevo territorio musical que tengas ganas de explorar?

-Ahora tenemos que afrontar la preparación de las giras que se vienen. Hay que organizar toda la logística, decidir cuántas cosas podemos llevar a los shows… No es fácil viajar con tanta gente y tanto equipamiento. Después viene la preparación de eso, y luego está el mundo de los sintetizadores, que es infinito, así que a partir de ahí puedo seguir descubriendo cosas.

Los sintetizadores no tienen techo: se pueden programar y combinar de nuevas maneras, mezclar pedales, efectos y parámetros para ir creando sonidos totalmente nuevos.

-Este año vimos tu faceta como actriz, ¿cómo fue ese desafío? ¿Te gustaría seguir incursionando por ese terreno?

-Me divirtió hacerlo y, si tengo tiempo, por supuesto que, si surgen propuestas, las voy a aceptar. No es algo que me preocupe ni tenga planeado; voy avanzando con la música y todo lo que va surgiendo al costado me parece bien. Me aporta espiritualmente y me enriquece personalmente, y por eso lo hago.

-¿Qué te depara el cierre del año?

-Ahora necesito hacer un parate con urgencia, porque hace muchísimo —más de dos años— que no tengo vacaciones. Me tomaré unos días, y a la vuelta, en enero y febrero, tenemos fechas. En abril nos vamos a Europa, además estamos armando una gira por Estados Unidos y Japón; ya se está organizando todo para el año que viene. Hay que ir coordinando las oportunidades que aparecen y ver cómo llevarlas a cabo.

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