Con uno de los dragados más relevantes de las últimas décadas, el Consorcio Portuario Regional Mar del Plata cerró 2025 reafirmando su rol estratégico en la producción, el comercio exterior y el desarrollo regional, en el año de su 25° aniversario.
Por Lucas Alarcón
El cierre de 2025 encuentra a Mar del Plata atravesando uno de los años más significativos para su principal infraestructura estratégica desde la creación del Consorcio Portuario Regional. No solo por la magnitud de las obras ejecutadas, sino porque coincidieron con el 25° aniversario de la entidad, un dato que funciona como balance de gestión y, al mismo tiempo, como punto de proyección. Dragado de gran escala, reordenamiento del área operativa y una agenda que vuelve a pensar la salida al mar como motor productivo y logístico de la región marcaron un año que, puertas adentro, es leído como bisagra.
Dentro de ese proceso, la intervención sobre el canal de acceso aparece como la decisión estructural más relevante. Una obra largamente postergada, que no solo recuperó capacidad operativa, sino que volvió a colocar al sistema marítimo local en condiciones de previsibilidad para el trabajo, la producción y el comercio exterior.
Luego de casi tres décadas sin acciones de gran magnitud, el dragado realizado durante este año se convirtió en el más importante desde 1998. Con un volumen cercano al millón de metros cúbicos de arena removida, permitió recuperar profundidades clave y garantizar el ingreso y egreso de buques de gran calado.
“Después del dragado del 98, este es el segundo en importancia por la cantidad de metros cúbicos que se intervinieron”, explicó Marcos Gutiérrez, presidente del Consorcio Portuario Regional Mar del Plata. A diferencia de experiencias anteriores, la obra se financió a partir de una gestión propia del organismo, con el acompañamiento del Banco de la Provincia de Buenos Aires mediante un crédito específico destinado a infraestructura estratégica.
La intervención permitió alcanzar profundidades superiores a los 11,6 metros, una condición fundamental para sostener la actividad pesquera, facilitar el comercio exterior y brindar certezas a las navieras. Para Gutiérrez, el impacto central no es solo técnico, sino político y productivo: “Lo que hicimos fue dar seguridad y previsibilidad. Para que las empresas, los trabajadores y las navieras sepan que pueden ingresar y salir sin inconvenientes”.
Esa previsibilidad había sido una de las principales ausencias en años recientes. Tras 2015, la falta de intervenciones periódicas derivó en restricciones operativas severas. “Hubo casi tres años en los que no podían ingresar buques de transporte”, recordó el titular del Consorcio, marcando una diferencia explícita con etapas anteriores.
Desde el punto de vista técnico, el dragado responde a una dinámica natural de la costa marplatense. La acumulación constante de arena sobre la escollera sur, producto de la deriva marítima, obliga a realizar tareas periódicas para evitar que ese material avance sobre el canal de navegación. Cada dos años, aproximadamente, es necesario remover grandes volúmenes para sostener la operatividad del sistema.
Uno de los aspectos distintivos de esta intervención fue el destino del material extraído. Tras estudios del Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, se determinó que la arena presentaba una calidad óptima y podía reutilizarse. En lugar de ser descartada mar adentro, fue depositada en la zona de Playa Varese, contribuyendo de manera gradual a la recuperación del frente costero hacia el norte de la ciudad.
“No es que se vaya a ver de inmediato una playa más ancha, pero sí se está abonando esa zona con arena de muy buena calidad”, explicó Gutiérrez. De este modo, la obra combinó impacto productivo con un criterio ambiental que resignifica una práctica históricamente cuestionada.


Un sistema portuario que mira más allá de la coyuntura
Con el canal recuperado como base, el Consorcio proyecta una agenda que busca consolidar un sistema más diversificado. A 25 años de su creación, la entidad plantea la necesidad de pensar la salida marítima de la ciudad no solo desde su tradición pesquera —actividad central y constitutiva—, sino también como plataforma para nuevas industrias y servicios.
“El Consorcio tiene la capacidad técnica y operativa para resolver situaciones que históricamente no se pudieron resolver”, sostuvo Gutiérrez. En esa línea, aparecen el desarrollo offshore, la industria naval y el fortalecimiento del comercio exterior como ejes estratégicos, aunque atravesados por un contexto nacional complejo.
Durante gran parte de 2025, dos empresas navieras operaron regularmente en la terminal marplatense, con indicadores positivos hasta octubre. La salida de una de ellas obligó a intensificar la búsqueda de nuevas compañías en un escenario de fuerte competencia internacional. “Estamos permanentemente en esa búsqueda”, señaló el presidente del organismo.
Para Gutiérrez, el desarrollo no puede sostenerse desde una sola variable. “No lo puede hacer solamente el gobernador, ni solamente el Consorcio. Tiene que haber una articulación real con el sector privado y con los trabajadores”, afirmó. Esa lógica aparece como condición necesaria para sostener las obras previstas y proyectar el crecimiento en un escenario económico adverso.
Bendu y la integración productiva del área
En ese esquema más amplio se inscribe el desarrollo de Bendu, el nuevo centro comercial emplazado en la “manzana de los circos”, donde ya funciona un local de la cadena Coto y que prevé la apertura de comercios de firmas marplatenses. El proyecto forma parte del proceso de reordenamiento del área y tuvo impacto concreto en términos de empleo y actividad.
Durante su etapa de construcción, Bendu generó trabajo directo e indirecto para más de mil personas, involucrando a distintos gremios y a empresas vinculadas a servicios operativos como la estiva y las grúas.


Más allá de su perfil comercial, el emprendimiento se integra a una planificación estratégica que contempla la instalación de una cámara de frío destinada a productos regionales —no solo pesqueros, sino también agroindustriales—, espacios logísticos y un estacionamiento específico para camiones vinculados al comercio exterior.
“Que pueda convivir el ámbito comercial, el turismo, la industria y la producción es clave porque genera oportunidades para la ciudad y la región”, explicó Gutiérrez. En ese cruce, el área portuaria se redefine como un nodo donde confluyen la producción del interior bonaerense, el procesamiento industrial y la salida al mundo.
