El 4 de marzo es el Día Mundial contra la Obesidad. En esta fecha lo que se busca es que las personas tomen conciencia sobre el daño que genera esta enfermedad crónica multicausal que altera el equilibrio metabólico, inmuno y psicosocial.
Por Dra. Virginia Busnelli
El 4 de marzo se reúnen organizaciones de todo el mundo que trabajan por las personas con obesidad para luchar a favor de soluciones integrales, tratamientos reales y sostenibles y responsabilidad compartida en el abordaje de esta realidad creciente, esta pandemia de la que pocos hablan. La fecha se volvió necesaria y fundamental para la concientización de la obesidad, enfermedad simplificada que esconde una realidad compleja y desconocida acerca de lo que significa vivir bajo las limitaciones de esta patología.
¿Hay diferentes maneras de observar a las personas que sufren obesidad?
En un primer ejemplo, podemos observar a una persona con exceso de peso, que come mucho porque le falta voluntad para no hacerlo, que no le gusta el gimnasio ni salir a caminar; una persona que está así porque quiere, sabe cómo revertirlo, pero no lo hace.
Con otra mirada podemos ver a esa misma persona con un exceso de tejido adiposo, órgano metabólicamente activo, que actúa como el principal factor desfavorecedor de la pérdida de peso, favorecedor de un metabolismo lento y de la desregulación de hambre y saciedad; una persona que no sabe que lo que tiene es una enfermedad crónica, que la falta de voluntad no es su causa, que están implicados muchísimos factores en su aparición y que su tratamiento es altamente complejo; un ser que llevó a cabo miles de dietas restrictivas que lo llevaron a enormes pérdidas y recuperaciones de peso, que hicieron que sienta culpa, frustración y una enorme angustia; una persona que cree que esto es culpa suya.
También puede ser que este individuo sepa que posee una enfermedad compleja, pero que está rodeado de una sociedad que no lo comprende, y luchar contra esa estigmatización le saca las pocas energías que tiene y lo envuelve en este mismo círculo frustrante. Tal vez esta persona está acompañada de un equipo de profesionales que actúa a su favor, que lo acompaña en este camino largo pero constante y fructífero; aquí la alimentación, el seguimiento médico, la actividad física y el tratamiento emocional se unen y complementan en una terapia integral.
Cambios
Simplificar nuestra mirada de la obesidad al primer ejemplo, lleva a que hoy el sufrimiento por la estigmatización social sea moneda corriente.
Hoy estamos envueltos en un entorno pandémico por el COVID-19 que, a su vez, está escondiendo esta otra pandemia que crece y se multiplica silentemente. El reto está en frenar y tratar esta enfermedad de la mano del desarrollo de soluciones posibles y sostenibles, de la preparación de profesionales aptos, de la búsqueda de creación de hábitos saludables que vayan más allá de una dieta restrictiva, del fomento de la actividad física, del manejo emocional, y de lograr considerar a la obesidad como enfermedad, siempre, en todos los países y para todas las personas afectadas. Este reto requiere de un trabajo del sector privado, público, educacional y por supuesto del trabajo de cada uno de nosotros en nuestros hogares y espacios sociales.
La obesidad es una enfermedad y ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, tengamos una mirada compasiva y activa para dar respuesta a esta realidad preocupante y creciente.
(*): Médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF. MN 110351.
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