La campaña de vacunación contra el coronavirus a nivel nacional ya aplicó 6.226.872 vacunas. Personas que dejaron atrás la ansiedad y la incertidumbre luego de recibir la primera y hasta la segunda dosis, conversaron sobre su experiencia.
Por Ana María Woites
Alegría y alivio son las sensaciones más comunes entre las personas inmunizadas contra el coronavirus, como adultos mayores y docentes, quienes dejaron atrás la ansiedad y la incertidumbre luego de recibir la primera y hasta la segunda dosis, en el marco de la campaña que a nivel nacional ya aplicó 6.226.872 vacunas.
Mientras se espera la llegada para el domingo del décimosegundo cargamento de vacunas Sputnik V y también del laboratorio AstraZeneca Oxford, con 864.000 dosis -desde Países Bajos- el Gobierno nacional distribuyó un total de 7.248.208 de vacunas en todo el país.
Hasta el momento desde la Federación Rusa llegaron a la Argentina 4.467.745 dosis de la vacuna fabricada por el Instituto Gamaleya, y desde Beijing, 1.904.000 dosis de la vacuna fabricada por Sinopharm.
Una de las personas que recibió la primera dosis de la vacuna es Ana Elisa Besga, de 74 años, momento en que sintió «mucha emoción, alegría y nervios», dijo.
«Estoy jubilada, hace cinco años fui operada del corazón y padezco Epoc. Todo eso me hace más vulnerable ante este virus», contó la mujer, que fue vacunada con una dosis de Astra Zeneca, el 24 de febrero en el vacunatorio instalado en el hipódromo de La Plata.
«Me aislé desde que comenzó la cuarentena y acostumbrada a valerme por mí misma no tuve más alternativa que depender de mi hija Mara para todo. Por eso cuando se comenzó a hablar de la vacuna sabía que era mi única oportunidad de volver a tener independencia», recordó.
«Ahora espero la segunda dosis que supongo será pronto», dijo la mujer cuya hija Mara, de 48 años, por ser docente, también se vacunó el 5 de marzo, en el Estadio Único de La Plata, con la vacuna de Sinopharm.
«La esperaba muy ansiosa ya que estoy a cargo de mi casa y del cuidado de mi mamá», dijo Mara que comentó haber consultado primero con su médico personal. «Tengo las defensas bajas, pero fui super confiada. Me advirtieron de algunas contraindicaciones, pero no tuve nada», aseguró la mujer.
“No soy antivacuna”
A Eduardo Tagliabue, de 60 años, y dueño de una veterinaria en Quilmes, recién vacunado con la Sputnik V en un vacunatorio instalado en el Museo de excombatientes de Malvinas, lo anotaron sus hijas en el «Plan vacunate».
«No soy antivacuna, desde niño me vacuné siempre contra un montón de enfermedades. Ahora hay una pandemia, un bicho nuevo y esto parece que protege. Dios dirá», dijo a esta agencia con humor, aunque confesó que el año pasado, por ser fumador y tener problemas de hipertensión se vacunó por su cuenta contra la neumonía.
Tagliabue piensa que «no importa el origen de la vacuna, porque se trata de una enfermedad nueva y se supone que la vacuna va a ser mejor que la enfermedad», consideró.
Elba Urruchúa, ama de casa de 61 años, y jubilada confesó que le dio «un poco de miedo el tema de Mauro Viale», pero «después me tranquilicé y ahora estoy contenta, me siento bien porque acabo de recibir la primera dosis de la vacuna y estoy ansiosa por recibir la segunda», señaló.
«Yo me vacuné el 15 de marzo con la vacuna rusa», contó a Télam Irma Laveglia, de 88 años, y aseguró que más allá de «un montón de problemas, yo estoy bárbara, y con los años que tengo hago un montón de actividades y soy un ‘cohete'».
Irma, que se vacunó en el Centro Cultural Leonardo Favio de Bernal, reconoció que estaba muy ansiosa porque no la llamaban para vacunarse y le insistía a su hijo Carlos que se fijara todos los días para ver si ya tenía un turno. «Cuando supe que iba a ser vacunada sentí un gran alivio y llamé a mis amigas para contarles», dijo.
«Ahora con la vacuna estoy mucho más protegida»
Silvia Fernández, docente jubilada, de 61 años, también se vacunó en el Centro Cultural Leonardo Favio de Bernal con la vacuna AstraZeneca.
«Yo quería la rusa, pero desde el vamos me dije ‘que me toque la que me toque’ «, asegura la mujer que espera ansiosa por su segunda dosis, porque cuida a su tía de 90 años que padece un cáncer terminal».
«Siempre estuve absolutamente segura de vacunarme. La única duda que tenía era si alcanzaba a cubrir totalmente el virus. Ahora con la vacuna estoy mucho más protegida», expresó.
Betina Priotti va a cumplir 74 años a fines de abril y se vacunó el 23 de febrero con la vacuna Covishield. «Me anoté el primer día con muchísima confianza, pensé que iba a recibir la Sputnik, igualmente estoy contentísima porque sea cual sea la vacuna que me den, sé que estoy protegida», manifestó.
Priotti recordó el día que le llegó la notificación con el turno asignado: «Era un domingo, el 21 de febrero, un año exacto desde que estaba encerrada por mi propia voluntad, para cuidarme», de ahí su emoción y agradecimiento.
«El día que me vacuné fue un día muy, muy feliz para mí. Había salido el sol y eso también era un buen augurio y aunque tenía ganas de abrazar a la gente que vacunó me contuve porque aún no se puede».
«Estoy contenta, me siento bien porque acabo de recibir la primera dosis de la vacuna y estoy ansiosa por recibir la segunda»
Para el matrimonio de Miguel y Lidia, ambos de 92 años, la ansiedad por vacunarse fue grande. «Antes de vacunarnos estábamos, como todos los mayores, muy ansiosos y no nos llamaban y aunque estábamos inscriptos no nos llegaba el turno», contó Miguel.
«Una vez que me vacuné ya me quedé tranquilo, pero al poco tiempo prorrogaron el plazo para la segunda dosis y ahora eso me trae un poco de inquietud nuevamente. No digo miedo, pero sí inquietud», asegura este abuelo que recibió la vacuna Sputnik V en el Hospital Británico.
A Lidia le tocó la vacuna de Sinopharm. «Me siento como si no me la hubieran dado, no me dolió, ni me produjo ninguna molestia, estoy tranquila y nunca tuve miedo», dijo confiada esta super abuela de 27 nietos y 25 bisnietos.
«El día que me vacuné fue un día muy, muy feliz para mí»
Nora Rosauer, de 86 años, ya recibió las dos dosis de la vacuna Sputnik, y las dos veces se vacunó en La Rural del barrio porteño de Palermo hasta donde la llevó su hija Nora en silla de ruedas porque padece problemas de movilidad.
«Estaba ansiosa por vacunarme porque tengo problemas coronarios, renales y un problema en la columna. Ahora estoy más tranquila, sin olvidarme que tengo que seguir cuidándome siempre», manifestó la mujer.
La alegría también llegó a la vida del matrimonio cordobés de Amanda y Rodolfo Del Zotto, de 77 y 75 años, respectivamente quienes recibieron la vacuna AstraZeneca.
Ellos se reconocen «pro vacunas» y cuentan que se anotaron «a través de la página de Cidi Cba y en tres días recibimos la citación para vacunarnos en el Centro de convenciones Juan Bautista Bustos».
«Yo acompañé a Rodolfo a vacunarse y a mí me tocaba al día siguiente, pero tuvieron la delicadeza de vacunarme a mí también el mismo día, así no tenía que volver», contó Amanda, quien agregó: «no sentimos ninguna molestia y estamos ansiosos por recibir la segunda dosis».