Habrá charlas y mesas redondas serán transmitidas online, en vivo unas, otras grabadas, y quedarán subidas para que las consulte quien quiera cuando quiera. Pueden inscbirse personas de todo el país.
Por Dolores Pruneda Paz
Filba Escuelas, el proyecto pedagógico, anual y gratuito que hasta noviembre repasará la escena actual de los libros y lecturas para infancias, se hará de manera totalmente online, en un contexto crítico de aislamiento social que encuentra en esa contingencia su mayor reto y potencia: la posibilidad de acrecentar su público y ampliar su perfil federal.
El Filba Escuelas aprovechará la virtualidad no sólo para que puedan anotarse en sus talleres personas de todo el país: charlas y mesas redondas serán transmitidas online, en vivo unas, otras grabadas, y quedarán subidas para que las consulte quien quiera cuando quiera.
La peculiaridad del programa que coordinan Larisa Chausovsky, María Luján Picabea y Anne-Sophie Vignolles, en este segundo año de pandemia, va más allá: es la virtualidad la que les permitió contar con invitados que, de haber tenido que viajar para participar no hubieran podido hacerlo.
«Lo que sucederá en los conversatorios es una buena muestra sobre la oportunidad de ampliar la mirada y acercar propuestas que en la otra versión no podríamos -explica a Télam Chausovsky-. Podríamos compartir, por ejemplo, textos de referentes como Carlos Skliar y María Emilia López (de hecho lo hacíamos en los talleres) pero ahora nos acompañarán compartiendo no solo sus propuestas teóricas y su obra, sino también reflexionando sobre el contexto actual».
«La presencialidad es un privilegio, pero también es un privilegio contar con la participación de investigadores, editoras, ilustradores, libreras, escritores y docentes que de otra manera no podrían estar»
LARISA CHAUSOVSKY
Se refiere a un escenario cambiante donde hace un año todo pasaba por reconfigurar, desde el desconcierto, las estructuras de iniciativas presenciales para que pudieran seguir desarrollándose, y que hoy se reformula como la idea de nuevas normalidades. Nuevas normalidades que generan nuevas preguntas. Preguntas que se abordarán en cada encuentro.
La escuela hoy
¿Cómo es la escuela hoy y qué nuevas formas asumirá?, es una de ellas. «Hay cosas que permanecen, como la importancia del acceso a la palabra y la construcción de vínculos a través de la literatura, pero la circulación de esa palabra y de esa literatura cambia. Algo de todo esto será tratado en el conversatorio de la semana próxima», señala Chausovsky.
La idea de lectura en estos nuevos escenarios es otra de las cosas puestas en cuestión. ¿Qué pasa con la lectura de la imagen y la construcción de sentido a la hora de leer y contar con tantos estímulos? ¿Qué pasa con el cuestionamiento a las pantallas? ¿Qué pasa con todo esto cuando la conectividad no está garantizada?
Mientras que la supuesta potestad normalizadora de la escuela se debate ahora con las nuevas normalidades que van surgiendo en cada una, según sus realidades, en tiempos de pandemia, teniendo en cuenta que en muchas comunidades la escuela es el único lugar de acceso a los libros.
La presencialidad requería mucho más tiempo físico, ese tiempo incluía el viaje y un trabajo de coordinación a veces desgastante, pero que el escenario fuera la misma escuela era algo inestimable, altamente provechoso, porque permitía un registro muy sensible del universo de cada escuela, siempre particular y único.
Por cuestiones logísticas, económicas y de tiempo, el Filba Escuelas se concentró en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, territorio que concentra al 40 por ciento de toda la población del país. Pero «la virtualidad facilitó dar voz a especialistas o bibliotecarios de Salta, Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn… referentes que ayudan a construir redes más amplias y diversas desde ciudades muy alejadas de ese área metropolitana».
Nuevas propuestas
Mayo traerá un nuevo «Catálogo en juego» con editoras y libreras que repasarán el panorama de los libros para las infancias. Entre ellas Paula Fernández, de Ojoreja; María Fernanda Maquieira, de Loqueleo; Carola Martínez, de Donde viven los libros; y Adela Basch, de Abrancancha. Y un combo que incluirá una charla breve y un taller.
La escritora de literatura infantil y coordinadora del Plan Nacional de Lectura, Natalia Porta López, es una de las invitadas a los conversatorios, así como María Emilia López, especialista en educación temprana y literatura infantil.
Los talleres de Narrativa Oral, Lectura o Escritura sobre los que se estructura el Filba Escuelas trascienden su contenido teórico y se convierten en espacios para tomar la palabra, para la escucha o la reflexión.
«Invitar a los adultos que acompañan a esos niños a que se piensen como lectores, hace aparecer las voces de la comunidad y con ellas el diálogo: trae conversaciones preexistentes y genera otras nuevas», remarca Chausovsky.
No es sólo ampliar horizontes, es también “tomarse el tiempo para reconocer la posibilidad de ampliar horizontes contra la idea de que está todo dado”, subraya tras dos años de trabajo en el municipio de La Matanza -el más populoso y uno de los más pobres del conurbano bonaerense-, donde «los contextos de extrema vulnerabilidad hacen perder de vista que el acceso a la cultura y a la lectura es un derecho de todos”.
Plan de lectura para chicos y adultos
El proyecto empezó en 2011 con otro nombre, “La vuelta al mundo en 80 libros”, y la propuesta de talleres gratuitos de narración para chicos. Al año siguiente se armaron dos jornadas, una para adultos y otra para niños, y ese formato funcionó hasta 2016 cuando se centraron en los adultos.
Maestras, bibliotecarias, directivos, personal no docente, cualquiera interesado en la lectura dentro de cada comunidad: “Porque nos interesa la relación con la lectura de niñas y niños dentro del ámbito escolar lo que teníamos que profundizar era el trabajo con los adultos”, resume Chaucovsky.
La idea fue trabajar la lectura dentro del entorno escolar superando lo curricular, entender su vínculo con la vida cotidiana y el desarrollo de la comunidad. Profesores de educación física o música entraban a un taller de narración o escritura creyendo que no era para ellos y salían con una distinción poderosa: que la lectura atraviesa todo.
“Ese cambio que parece nimio es algo muy grande -postula-, tiene que ver con cómo nos paramos frente a las ideas de lectura y de cultura en general. Si las reservamos sólo para quienes practican ciertas disciplinas dejamos de sentirnos involucrados, interpelados por esas ideas, cuando es algo que nos pertenece a todos”.