A un año de la pandemia, y en los inicios de una segunda ola más fuerte, la situación está provocando daños psíquicos, físicos y socioeconómicos en los profesionales de la salud.
La pandemia de COVID-19 se ha desarrollado a una velocidad inusitada e impensada, mostrando las inequidades e imperfecciones del sistema sanitario. Por lógica, los trabajadores de la salud son uno de los colectivos laborales más afectados, por estar en la primera línea de combate.
¿Por qué debemos considerarla como una Enfermedad Profesional?
Luego de un año, y en los inicios de una segunda ola, se ha consolidado una compleja situación donde el riesgo, el cansancio y las interminables jornadas laborales están provocando daños psíquicos, físicos y socioeconómicos, en la gran mayoría de los profesionales de la salud.
Los datos oficiales, aportados por el Ministerio de la Salud de la Nación, dan cuenta del gran impacto sufrido. Al 1ero. de marzo de este año la cifra de casos de COVID-19 positivo en trabajadores de la salud en todo el país alcanzó los casi 80.000 afectados, y según datos de la Super Intendencia del Trabajo, el 75% de las muertes laborales fueron por COVID-19.
Quienes se infectan con COVID-19 debido a su trabajo, deben tener derecho a atención inmediata en su salud desde el diagnóstico hasta el reconocimiento integral en la rehabilitación por las secuelas incapacitantes con acceso a una indemnización justa. Aspectos que aún no se han puesto en discusión.
Los trabajadores de la salud son el eje vertebral del Sistema Sanitario, por esto, desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) «vemos como un paso fundamental que sea considerada Enfermedad Profesional».
6 razones para considerar a la COVID-19 como una enfermedad profesional según la AAMR
Razón legal: La COVID-19 cumple con los tres requisitos necesarios para ser considerada Enfermedad Profesional, según la Ley de Riesgos del Trabajo: el agente causal (coronavirus), la exposición laboral y la enfermedad (COVID-19).
Razón epidemiológica: A lo largo de la pandemia se ha registrado evidencia epidemiológica de cómo esta enfermedad afecta de manera específica a los trabajadores que están expuestos al riesgo biológico.
Razón económica: La incorporación de la COVID-19 al Listado de Enfermedades Profesionales tiene un gran impacto económico. Las aseguradoras de riesgos del trabajo tienen la obligación legal de asumir el costo de la asistencia médica, tratamiento, y la reparación de los daños que la COVID-19 provoque. La realidad es que, hasta el momento, el impacto económico fue asumido por la Salud Pública y las Obras Sociales.
Razón de prevalencia: Según cifras oficiales de la SRT, el 94% de las denuncias de los trabajadores expuestos fueron por COVID-19, mientras que solo un 6% corresponde al resto de las Enfermedades Profesionales reconocidas en el listado oficial.
Razón de mortalidad: Según datos oficiales de la SRT, el 75% de las muertes laborales fueron por COVID-19, el 25% restante por otras contingencias (Enfermedades Profesionales Listadas, Accidentes de Trabajo).
Razón Sanitaria: El Sistema Público es el principal efector sanitario que da respuesta y absorbe la gran demanda incrementada por la pandemia como consecuencia de no haber sido reconocida como Enfermedad Profesional.
Por todo lo expuesto, queda demostrado que «es justo, necesario y urgente que la COVID-19 sea reconocida e incluida en el Listado de Enfermedades Profesionales para que los trabajadores de la salud tengan el resguardo sanitario y legal desde el momento del contagio hasta la reinserción laboral».