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noviembre 20, 2024
Jorge Luis Borges.
Lo de Acá

Borges profesor, sus clases magistrales en la Universidad de Mar del Plata

 La historia del paso del escritor, Jorge Luis Borges por la Universidad Nacional de Mar del Plata.

A 35 años de su muerte, rememorar el legado de Jorge Luis Borges como parte del patrimonio cultural y, principalmente, por sus grandes obras como “Ficciones” y “El Aleph”, implica descubrir una gran cantidad de facetas del escritor. La figura de “Borges profesor” no es tan conocida como su eximia carrera de escritor, sin embargo fue una de las grandes labores que desarrolló durante una parte de su vida. Puntualmente, en 1966 dictó clases en la icónica Universidad Católica, que luego derivaría en la Universidad Provincial y, años más tarde, en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Así lo refleja esta nota publicada en portaluniversidad.org.ar.

“Borges como profesor es un dato bastante desconocido, sobre todo para los marplatenses. Es extraño pero lo pudimos constatar a través de una investigación que iniciamos hace unos años”, así comenzaba Mariela Blanco, Doctora en Letras e Investigadora independiente del INHUS (CONICET – UNMDP), a develar el misterio detrás de esta nueva dimensión del escritor.

El proyecto de recopilar esta vida desconocida de Borges se materializa a partir del descubrimiento que dictó clases a la primera promoción egresada de Letras en la Universidad Católica que, en ese momento, tenía lugar en el Instituto Santa Cecilia de Mar del Plata. “Mi madre era estudiante de esa promoción y, si bien no llegó a terminar la carrera, cursó con Borges. De modo que desde chica escuché anécdotas sobre Borges profesor” asegura Mariela.

En 1966 y durante casi un cuatrimestre entero, Borges venía una vez por semana en tren a dar clases de literatura inglesa y norteamericana. 

En este arribo a la ciudad, el escritor estaba acompañado de un intelectual, Homero Guglielmi, quien había sido profesor en la UBA y se había mudado a Mar del Plata en 1955, era colaborador del diario La Capital y acompañaba a Borges en las clases. “Si bien el escritor tenía una autonomía admirable a pesar de su ceguera, siempre tenía que moverse con alguna asistencia,” recuerda.

Durante esta búsqueda, la investigadora afirma “a mi mama le quedó el grupo de amigas de esa época y, luego, yo las tuve como profesoras en la Universidad. Cuando me acerqué por esta inquietud de compilar las clases de Borges, tuvieron una recepción increíble para con este proyecto, colaboraron muchísimo al punto de que una de ellas nos cedió las notas que habían tomado de esas clases. Si bien no están las cintas, están los apuntes que tomaron de las clases”.

“Todavía quedan aspectos por descubrir” declara Blanco mientras precisa que se encuentran editando los apuntes de clase para darles forma de discurso y estilizar el habla de Borges. A su vez, revisaron entrevistas que le hicieron a las profesoras “que nos permitieron ir reponiendo los datos de esas clases: qué días venía, cómo daba clases, cómo se trasladaba dentro de la ciudad y otros detalles que permiten reconstruir aspectos interesantes dando lugar a un Borges desconocido para los marplatenses y en general”.

No repetía clases

Además de los apuntes recopilados de sus clases en la Universidad de Mar del Plata, la doctora en letras comenta que, para ayudarse en el trabajo, están utilizando el libro “Borges profesor” que compilaron Martín Arias y Martín Hadis y que trata sobre las clases que dictó en la Universidad de Buenos Aires. “Sabemos que el curso de literatura inglesa que da en la UBA y en la UNMDP al mismo tiempo, tiene un desarrollo de más de 10 años. Es decir, hace tiempo que Borges viene pensando esas clases y publicando sobre esos temas”.

Hemos visto que el material no es igual, Borges no repetía las mismas clases que daba en la UBA y eso hace que sea un material muy rico, prometedor y bastante original.

Si bien cada estudiante cuenta su propia experiencia, la esencia del escritor permanece intacta en su faceta como docente. “Dicen que era muy didáctico, que sus clases eran super amenas y que, sobre todo, él no era para nada solemne. Tenía un discurso cercano, no eran esas clases magistrales donde el profesor se sienta en un atrio y había que escucharlo, no tenía ese aire de solemnidad” confirma Blanco.

Respecto al contenido específico de estas clases magistrales, “no tenían el estilo de una clase académica estructurada porque Borges acercaba el contenido, lo contaba y lo mezclaba, no solo con anécdotas de sus lecturas, sino que abría posibilidades, imaginaba qué hubiera pasado en la época para que eso apareciese en ese texto” explica.

Evidentemente, su cabeza de constructor y de artífice de ficciones, también estaba funcionando para organizar sus clases y eso es lo que hace invaluable a este nuevo material.

Jorge Luis Borges, fenómeno cultural

Suena interesante pensar en esas clases como un fenómeno cultural para Mar del Plata. En este sentido, la investigadora afirma que, “paradójicamente, era un grupo reducido de estudiantes pero esas clases se llenaban de gente, venían de otras carreras y hasta de otras ciudades. Ya en este momento, en 1960, Borges tiene un despegue internacional y se convierte en una figura”.

Jorge Luis Borges.
Luego de conocerlo en sus clases de Mar del Plata, una de sus alumnas lo encontró en Buenos Aires y le pidió esta foto. Según cuenta Villarino, muy gentilmente, él aseguró recordarla.

El quehacer del escritor nos conduce a otra faceta de Jorge Luis Borges: el conferencista que, cuando es despedido de la Biblioteca Miguel Cané en 1946, recorre el país para ganarse la vida. “Tenía que trabajar para vivir, no era hijo de hacendados. Ese sueldo lo necesitaba, especialmente, una vez que muere su padre” comenta. 

Sin embargo, ese trabajo llevó horas y horas de psicoanálisis. “En esa época, Borges tenía terror de hablar en público, eso está documentado en algunas biografías y libros escritos por gente cercana a él. Fue un desafío para él, incluso tuvo que ir a terapia y le llevó mucho tiempo recuperarse. En las primeras conferencias hay registros de que otras personas las leyeron por él, a ese punto. Una vez que se lanza y empieza a hacerlo bien, se vuelve un modo de ganarse la vida, de pasar el tiempo y de armar sus trabajos” comenta Blanco.

Relevar las conferencias que dio entre 1945 y 1955 en Argentina y Uruguay nos permitió ver que, muchas veces, hablaba de los mismos temas sobre los que escribía notas periodísticas, esos mismos que después se transformarían en ensayos y formarían parte de libros.

“Había una especie de laboratorio atado a estas tareas que Borges tenía que desarrollar para vivir, porque también vivía del periodismo” asegura la investigadora, mientras reflexiona acerca de la importancia de haber relevado las conferencias.

El proyecto se inicia en el marco de la investigación realizada en 2010 por Blanco, “Borges y el nacionalismo”, que tiene que ver con estudiar ciertos aspectos ideológicos “que estaban tratados al pasar y comencé a ver que, por ejemplo, el ensayo “El escritor argentino y la tradición” era una conferencia. Entonces, eso que solemos tratar como un ensayo, no vemos que primero fue una conferencia que dio en el Colegio Libre de Estudios Superiores” asevera.

Libros donados

Mientras el análisis de estos textos sigue en pie, en 2010, los investigadores Laura Rosato y Germán Álvarez, de la Biblioteca Nacional, descubrieron que muchos de los libros que Jorge Luis Borges había donado cuando renunció en su cargo de director, estaban físicamente en el espacio pero no estaban catalogados. Allí, “empiezan una labor arqueológica de recuperación de todos esos libros y encuentran que muchos tenían notas manuscritas hechas por Borges, variadas pero todas muy ricas. Por ejemplo, podía dejar un borrador de un índice de un libro suyo en la contratapa de otro cualquiera, eso pasa con Inquisiciones” comenta Blanco.

Esos documentos son recopilados en la edición “Borges, libros y lecturas”, editado por la Biblioteca Nacional. La investigadora explica que “en uno de esos libros hay anotadas, casi de manera almacenera, fechas y lugares. Entonces, vimos que esos datos correspondían a conferencias que Borges había dado en el Interior y las empezamos a relevar allá por 2015 con el equipo Escritura de Invención de la UNMDP y los investigadores de la Biblioteca Nacional, con quienes tenemos un convenio de transferencia”.

Sin embargo, otro factor indispensable al momento de reconstruir esas conferencias son los diarios de la época que habían cubierto el evento. Así lo asegura Blanco: “Muchas veces, la historia se puede reponer por las crónicas que hacían esos periodistas, las notas eran muy detalladas. Si bien una conferencia tiene un soporte oral que no permite tener la materialidad del texto, los periodistas dejaron la huella de lo que fue el evento, sobre todo en el Interior”.

El ejercicio retrospectivo de su carrera, el volver a las raíces más allá de pensar en un Borges “viejo, famoso y célebre” y el recuperar el paso a paso de su merecida fama es lo que atrae a los investigadores a descubrir los largos períodos de tiempo en que el escritor permaneció en las sombras. “La fama le llega en 1960 pero él empieza a escribir en la década de 1920, hay muchos años que Borges no tiene esa repercusión internacional de la que estamos hablando. Luego de 1960 empezaría a dar cursos en Harvard, Yale y en otras universidades del exterior, tendemos a pensar que Borges siempre fue famoso pero no es así” explica.

 

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