Conocé “Mar del Player”, una cuenta de Instagram que combina paisajes y lugares de la ciudad con los “fichines”. Su público ha trascendido fronteras y tienen seguidores por todo el mundo.

Por Martín Zelaya

“Restauradores de barrenadores de tergopol.
Errantes vendedores de barquillos.
Fundamentalistas de la salsa golf.
#Marplatenses, como el aguanieve”

Esta es la presentación de una cuenta que llamó mi atención cuando vi un posteo del “Super Side Kicks”, un “fichín” que me encantaba y lo solía jugar -al lado de la Clínica Mitre- en un local que se llamaba “Ready” del barrio Don Bosco. Ahí pasaba algunas tardes de mi infancia y adolescencia. 

En la imagen se ve el Estadio Minella y dos jugadores protagonizando una definición desde el punto del penal. Entre las opciones para ejecutar se encuentran “Te como”, “Te conozco”, haciendo alusión al arquero de la Selección, “Dibu” Martínez y su actuación en los penales ante Colombia por la última Copa América.

No dudé un instante en contactar a quienes están detrás de la escena de este recomendable perfil. Soy marplatense, me identifico con sus intervenciones y además soy un nostálgico de los videojuegos. Hoy, un “boom” en el entretenimiento en bares, por ejemplo.

En diálogo con Tomás, uno de sus mentores, repasamos la joven historia de “Mar del Player”.

-¿Cómo surge esta idea de combinar la ciudad con videojuegos?

– De una juntada de amigues que intentaba comprender el funcionamiento de las redes sociales, a través de un ejercicio comunicacional: intervenir virtualmente los espacios que circulamos a diario, con la intención de resignificarlos. 

– Fuimos transitando diferentes etapas pero siempre con la idea esta especie de “graffiti digital”.

-Los fichines tiene su lugar en el corazón marplatense, desde el Sacoa de la Peatonal San Martín, hasta rincones en distintos barrios, ¿apostaron por eso, por ese público? 

– Apostamos all-in a la localía, a la nostalgia y al absurdo. El público que nos banca es heterogéneo: nos siguen marplatenses y no marplatenses (que no necesariamente viven en la ciudad). En ningún momento pensamos que esto lo fueran a salir de la esfera de nuestros conocidos y, hoy en día, nos siguen desde Uruguay, Brasil, Japón, Australia, España, Estados Unidos.

Por otra parte, el rango de edad que más se copan con la propuesta va de 25 a 45 años. Sin embargo, al tratar una temática que tiene que ver con los clásicos, nuestro universo también está compuesto por edades que están por encima y por debajo de ese rango.

– Iban a los fichines imagino, ¿a cuáles?

-Siiii! Difícil recordar todos, pero: “Sacoa” (nos gustaba ingresar, preferentemente, por calle Rivadavia; cuando era con fichas y había banquetas altas frente a cada maquinita), los fichines del buffet del Club “Argentinos del Sud” y “Teléfonos”; “Plaza Juegos” (el que estaba por Colón); “Jhony Juegos Electrónicos” (el que tenía cartel de neón con un vaquero, en Bolívar y Corrientes, y las maquinas nunca funcionaban bien), uno que estaba en Independencia y Quintana (ahora es una farmacia); 39 y Talcahuano (ahora hay un café).

 También gustábamos de ir a “Milki” o al videoclub de barrio más cercano a nuestro domicilio, en búsqueda de algún cartucho de Family Game / SEGA.

– ¿Quiénes integran el equipo?

-Al principio, no éramos muchos. A esta altura, no sabemos cuántos somos: muchas veces, nuestros seguidores nos proponen escenarios, personajes y situaciones; van por la ciudad, sacan un foto y nos la envían para que hagamos algo con eso (a veces podemos, otras no). 

Varias de las publicaciones fueron propuestas por seguidores. Esto hace que la composición sea más orgánica con la intención del perfil: @mardelplayer no es solo quien presiona el botón de publicar, sino también los que likean, comparten en sus historias, comentan, etiquetan y participan de alguna manera.

-¿Cómo es el proceso del posteo?

El proceso es lúdico y las variantes dependen del mensaje a transmitir. Generalmente, se arranca desde el final (el propio mensaje) y se va descomponiendo en estructuras individuales más pequeñas. 

El proceso cumple ciertas cuestiones matemáticas: no siempre tiene la misma cantidad de componentes y, a su vez, cada elemento interactúa (de alguna manera) con el resto. 

El resultado es un rompecabezas al que se le perdió la caja y no se sabe, a ciencia cierta, con cuántas piezas se completa. A veces tiene dos partes y se resuelve sencillamente; otras, no están todas las fichas: hay que identificar el que falta, fabricarlo (individual y mentalmente)… y ver cómo encaja. 

Ocasionalmente escondemos alguna pieza. Otras veces, una misma ficha encaja en varios lugares. Nunca ponemos piezas de más. Ese recorrido termina siendo un juego en sí mismo. Se juega en el proceso de armado y también en el de lectura: la interpretación de la imagen corre por cuenta de lector de acuerdo a las piezas que, individualmente, haya imaginado.

Los juegos de aventura y dragones, un clásico de los fichines. Como la quema de gomas en las protestas.

– ¿Han tenido inconvenientes con algún chiste?

El anonimato nos ha simplificado este aspecto. Al momento, no tuvimos problemas de forma directa. Tocamos tanto temas triviales como otros que revisten un compromiso social (aborto; ecología; maltrato animal; salud; feminismo; tránsito; monopolio, políticas públicas locales, económicas, de seguridad)… esos son lo que, a veces, generan debate entre los mismos seguidores. Siempre con respeto y fundamento. 

– ¿Utilizan el humor como puente para llegar a otro objetivo?

– Como en los videojuegos, proponemos un objetivo principal y otros secundarios. El humor es una gran herramienta para comunicar, y lo utilizamos como punto de partida desde el simple hecho de contrastar un escenario habitual (la foto de mardel) con algo virtual, que existe pero, en esencia, no es tangible (personajes de videojuegos). 

En ciertas ocasiones, no tenemos que hacer prácticamente nada: el chiste mismo se sustenta en una situación real, que ya de por sí es absurda. 

Nuestro único objetivo es generar un contenido que se diferencie de lo se ve habitualmente en las redes. Si, de paso, te sacamos una sonrisa… genial.

– Tienen seguidores, ¿pero son jóvenes en Instagram no? ¿Qué expectativas con el proyecto tienen si las tienen?

– Para los tiempos de Instagram somos «jóvenes adultos»… tenemos unos 5 años en la red social. 

A lo largo de este tiempo crecimos en cuanto a ideas, herramientas, técnicas y formatos. 

Llegamos a lugares del planeta que jamás hubiésemos pensado. Salimos de lo gráfico para tomar la palabra en radios y portales de noticias. Tenemos propuestas para hacer movidas con fotógrafos y muralistas. 

Todas estas cosas nos retroalimentan con más ideas pero, mientras tanto, estamos viviendo la que nos pasa. 

Hasta el momento, superamos nuestras expectativas iniciales, básicamente, porque no teníamos ninguna. No pensamos que la propuesta podía ser atractiva, más allá de nuestro entorno.

-En las redes siempre se hacen comparaciones entre la ciudad donde transcurre la serie Los Simpsons (Springfield) y Mar del Plata. Se jode con que aquí hay personajes que pueden aparecer en la vida marplanauta como el viejo garca de Burns o el corrupto alcalde Diamante. ¿Tienen sus propios personajes, con quién se identifican?

– Hace tiempo, hicimos una relacionada con Troy McLure en un conocido lugar de churros. Y también tenemos un boceto de algún lugar de mardel con el arcade de Los Simpsons… veremos cuando sale a la luz.

Cuando pasa algo en la ciudad, un amigo siempre dice: “somos Springfield…”. Y estamos totalmente de acuerdo. Podríamos identificar muchos personajes… nosotros somos Timmy O’Toole.