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noviembre 21, 2024
selfies y filtros
Lo de Allá

Filtros: el espejismo de la belleza digital

El uso masivo de filtros que distorsionan las facciones faciales afecta la manera en que los usuarios de redes se muestran y se ven a sí mismos.

El retrato es uno de los géneros pictóricos más antiguos de la historia del arte, y la selfie se convirtió en su versión actualizada. Sin embargo, el uso masivo de filtros que distorsionan las facciones faciales afecta la manera en que los usuarios de redes se muestran y se ven a sí mismos. La distancia entre el “yo real” y el “yo virtual” se vuelve aún más lejana. 

La selfie es el retrato de esta época, pero como toda fotografía no es un reflejo totalmente fiel de la realidad. Se elige el mejor perfil, se explora el ángulo adecuado y se incorpora una “máscara”, una delgada capa en el rostro que aporta un efecto distinto. El uso masivo de filtros que distorsionan las facciones faciales afecta la manera en que los usuarios de redes sociales se muestran y se ven a sí mismos.

El retrato es uno de los géneros pictóricos más antiguos de la historia del arte, y la selfie se convirtió en su versión actualizada. Hecha de luz, píxeles y códigos, la autofoto tiene origen en un acto individual pero con destino público y masivo cuando se comparte en redes sociales. Así, la distancia entre el “yo real” y el “yo virtual” se vuelve aún más lejana.

La identidad como construcción social es algo flexible y variable pero en las redes sociales el uso de filtros tiende a cristalizar los perfiles. Los primeros tenían usos lúdicos como incorporar orejas de animales o agrandar la boca y los ojos, pero actualmente los más populares se han convertido en una herramienta de embellecimiento instantáneo y homogeneizador.

Filtros personalizados

Originalmente, muchos de los filtros eran desarrollados por Facebook pero luego se incorporaron otras opciones creadas por un grupo limitado de artistas de distintas partes del mundo que se registraban en el software de realidad aumentada, Spark AR. Actualmente, la red social abrió el programa de creación de filtros personalizados para todos los usuarios de la red social, y las opciones se multiplicaron.

“Todas estas tecnologías comienzan de forma beta, siendo algo de nicho, pero están al alcance”, explica a Télam Juan Ramírez, diseñador de realidad aumentada. Y agrega “ahora no solo abrieron la herramienta sino que la desarrollan de una forma en la que cualquier persona pueda entenderla y usarla, no necesitás conocimientos de diseño quizás sí de algún software de 2D o 3D, conceptos básicos de organización”.

En primera instancia, la herramienta para crear filtros para el rostro, hace un face detect (detección del rostro) y luego segmenta las partes que lo componen. “Sobre el desglose de ojos, pestañas, nariz, sobre esa organización, vos tenés parámetros para ejecutar”, detalla Ramírez.

“Le das una característica a una sección del rostro y a esa sección la exageras o la disminuyes, o la deformas, la palabra es deformas”, concluye “porque no existe esto de hacer más o menos lindo, juegas con parámetros”.

Detrás de un filtro, la piel se ve más lisa y sin ningún tipo de imperfección, las narices se afinan, los ojos se vuelven más claros, las pestañas más largas, y los labios y pómulos toman más volumen. “Una cosa es una foto alterada donde la piel se ve lisa, sin ojeras, sin imperfecciones y otra es la fisonomía del rostro”, explica a Télam Martina Lochocki, médica dedicada a medicina estética no invasiva. 

Y agrega “como profesionales tenemos que actuar con responsabilidad, respetar la anatomía, advertir si en el paciente hay una dismorfia porque estas imágenes generadas por un filtro provocan una falta de autoestima, son imágenes inalcanzables porque básicamente no son humanas”.

Dismorfia

Las revistas médicas llamaron ‘dismorfia de Snapchat’ a la tendencia de recurrir a cirugías estéticas para transformar los rostros a la manera que lucen con filtros faciales. El concepto hace referencia a Snapchat, la primera red social que utilizó las máscaras digitales. Pero cuando la función se incorporó a Instagram Stories, los filtros se popularizaron a tal punto que algunos países comenzaron a regular su uso. 

Por ejemplo, en julio de este año Noruega aprobó una ley que exige que todo contenido retocado y compartido por figuras reconocidas en redes sociales tenga una etiqueta diseñada por el gobierno del país que advierta la alteración de la imagen. En febrero de este año, Reino Unido ya había trabajado en una medida similar a partir de una campaña que se inició en redes sociales, #Filterdrop (fuera filtros), que buscaba limitar su uso.

 

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