El Torreón del Monje alberga una muestra epistolar que permite conocer la historia de la ciudad contada por sus protagonistas: personas comunes que en su día a día la disfrutaban y lo contaban a través de cartas, telegramas y postales.
Por Manuel Straccia
En la parte histórica del Torreón del Monje se encuentra disponible una muestra que te permite recorrer distintas épocas de Mar del Plata a través de cartas, postales y telegramas. Nutriéndose de misivas reales donadas por la gente, “Mar de Cartas” es una invitación a repasar la historia de la ciudad con la voz de sus protagonistas.
La muestra podrá visitarse durante todo el verano y es obra del Centro de Documentación Epistolar, un archivo digital de cartas, telegramas y postales personales que pone en valor a la carta como dispositivo de diálogo y huella imprescindible de la memoria colectiva.
Mateo Niro, licenciado en Letras, es la cabeza al frente de este inmenso proyecto. En una nutrida charla con Bacap, comentó los objetivos de la muestra y las posibilidades de inmersión que brinda.
– ¿Con qué experiencia se va a encontrar el visitante?
– Es particular. Es revisar la historia, de una ciudad tan rica, compleja y emocionante como es Mar del Plata, pero también verse a uno mismo. Tratamos de armar un rompecabezas que hace una comunidad, a partir de aportes de todos: percepciones, amores, trabajo, expectativas… Esa colección de cartas en la muestra tiene la riqueza de lo ordinario, lo común. Lo que lo hace maravilloso es la sumatoria de estas vivencias tan íntimas. Quedaron registro de esas cartas, tarjetas postales, a partir de este tejido hicimos la muestra.
– ¿Cuánto tiempo llevó el armado de ese rompecabezas?
– Este proyecto general tiene varios años. El específico de Mar del Plata tiene cuatro años, acá en el Torreón, con varias propuestas. Llevamos recolectadas 16 mil cartas. Es un tiempo largo pero recién está empezando, mucha correspondencia que estamos por conocer.
Valiosos aportes
– Lo interesante de la muestra es que no es todo proveniente de archivos históricos, si no que hay aportes de particulares…
– Más de gente particular que de archivos. De archivos buscamos ciertos elementos que nos servían para algún momento. La gran mayoría es de particulares. Vos, yo, que tenemos cartas de nuestros tíos, abuelos, y queremos que no se pierdan y tengan un aporte para la ciudad. Historias íntimas, personales, mínimas que terminan volviendo máximas.
– ¿Alguna de esas historias que te gustaría destacar?
– Una de las ideas de la que partimos es que Mar del Plata es todo un país. Quisimos contar toda la historia de la Argentina a partir de cartas que transcurrieron en Mar del Plata. Contamos grandes hitos históricos de nuestro país a través de cartas marplatenses. Otra de las cuestiones que se pueden experimentar, es que hay cartas que fueron grabadas. Grandes historias que se dieron a través de las cartas fueron grabadas por sus protagonistas.
Tenemos una historia de Miguel Ángel, que fue a la Guerra de Malvinas, que le llegó una carta al Soldado que no recibe correspondencia, de Ana Laura, de Santa Teresita. Comenzaron a intercambiar cartas, cuando él volvió a Mar del Plata fue a conocerla. Finalmente se casaron y tuvieron dos hijos. Todas esas cartas, desde la primera que llegó a Malinas hasta cuando ya se conocían, pueden escucharse en la voz de su propio protagonista.
Luego hay cartas físicas, hay una tienda con el mismo espíritu. Relacionado a producciones de artistas marplatenses que muestran su manera de ver Mar del Plata. Todo lo que se ve en la parte histórica del Torreón van a poder en poquitos metros cuadrados hacer una experiencia inmersiva por la ciudad, su historia, idiosincrasia, identidad y también su esperanza.
La comunicación de las personas
– Quería pedirte una especie de reflexión de ese tipo de comunicación que eran las cartas, ha ido evolucionando la comunicación de las personas hasta el punto que ahora todo es instantáneo. ¿Qué rescatas de esa forma de expresarse?
– La carta permitió el milagro de la comunicación a distancia. La escritura en general permitió la fijación de la palabra, y que se pueda comunicar a distancia. Por muchos siglos, la carta en papel fue una posibilidad absolutamente increíble, maravillosa, que permitía mantener un diálogo de un continente a otro.
Por supuesto, como diría Kafka, es una comunicación entre ausentes, entre fantasmas. Esa idea de comunicación a distancia es lo que permitió por mucho tiempo que sea papel, y eso hizo que se preservara. Con los años, pocos en el tiempo, la digitalidad generó que esa comunicación escrita pase a tener otro tipo de soportes. Quizás lo que cambió, además de la inmediatez, es la reflexión de ese texto. El mail o el mensaje de texto es una continuidad, por otros medios, de eso que se daba en el correo en papel.