En un contexto globalizado, el enfrentamiento bélico provocó aumentos, y en algunos casos escasez, del precio de la harina, junto con sus derivados, y los hidrocarburos.
Por Manuel Straccia
Así como el dicho que el aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo, un conflicto entre países en este contexto globalizado genera modificaciones en la vida cotidiana de nuestra ciudad.
El enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania generó un incremento de precios de distintos productos en distintas partes del mundo, incluyendo Argentina y, por consiguiente, Mar del Plata.
Desde la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), la Sociedad Rural, la Cámara de Industriales Panaderos, la Cámara de Expendedores de Combustibles, entre otras entidades, se expresaron al respecto. Aumentos en las harinas y sus productos derivados y la falta de gas son los puntos más importantes.
“Ya iniciado el siglo XXI, cualquier tipo de conflicto en países que tienen algún sector de su economía integradas a las cadenas de comercio internacional y, sobre todo siendo Rusia un proveedor de hidrocarburos muy importante. Entre Rusia y Ucrania producen alrededor del 30% del trigo que se produce a nivel mundial. Es muy importante para la producción de alimentos y era obvio que iban a suceder la afectación de los precios internacionales, en un montón de países”, expresó Alejandro Laurnagaray de Urquiza, analista internacional, en una charla con Bacap durante su visita a Mar del Plata.
En Argentina, se registró una escalada de precios de pan, fideos, galletitas y otros productos. Por este motivo, Laurnagaray consideró que “hay cuestiones básicas de alimentación y de insumos que los países tienen que asegurarse porque estamos en una etapa del mundo mucho más inestable, mucho más insegura y más proclive a crisis recurrentes de bases financieras, económica, comercial, política y militar que sin ninguna duda afectarán a gran parte de los países del mundo”.
“Lo vimos con el precio de los alimentos, más allá de que puede haber habido alguna avivada de algunos. La afectación es concreta y por eso es importante un alto al fuego para que vuelvan a moverse las cadenas de comercio mundial. Pero no sabemos cómo va a terminar la cuestión de sanciones e hidrocarburos, porque estamos viviendo en el mundo un proceso de transición hegemónica: el centro de poder económico y político y mundial, que está corriéndose de occidente al Asia (con centro en China, rol importante de Rusia, India y otros países)”, analizó.
EL CONFLICTO
En los últimos días, se dieron “los primeros pasos” en las negociaciones para alcanzar un “alto al fuego”. En ese diálogo, Ucrania “puso en oferta no ingresar a la OTAN”. Sin embargo, la relación conflictiva data desde mucho antes.
“Viene de hace siglos la cuestión, desde el inicio de Rusia como imperio. En lo más reciente, desde la caída de la Unión Soviética, Ucrania a pesar de haber logrado la independencia, Ucrania resulta para Rusia un espacio vital. No se si el control pero una influencia que necesita tener sobre ese país resulta vital. Eso lo venía perdiendo en estos últimos años. En el 2014, había un Gobierno que venía coqueteando con occidente, Ucrania se acercaba a firmar acuerdos con la Unión Europea, y después de algunas reuniones y tensiones con Putin, suspendió esas negociaciones y volvió a acercarse a la esfera de influencia rusa. Muchos nacionalistas lo tomaron como un volantazo y comenzaron manifestaciones que terminaron con la caída de este Gobierno que ya era afín a Rusia. Desde el lado ruso denunciaron un golpe de estado y desde occidente una revolución democrática”, detalló el analista.
Posteriormente, “hubo un referéndum en Crimea, que pasó a ser parte de Rusia”. En ese aspecto, “también hay dos narrativas, unos dicen que fue un referéndum y otros que fue una invasión. “Ahí comienza la guerra en el Donbás. La guerra esta comenzó en el 2014 y ahora se ve profundizada con el ingreso de manera directa de Rusia”, aseguró Laurnagaray.
EL FUTURO
Como ya anticipó el analista internacional, el foco continuará puesto en toda la región incluso si se llega a un cese al fuego. En medio de todos estos movimientos internacionales, queda la población que continuará sometida a las decisiones políticas y los vaivenes económicos.
“Era una guerra evitable. que la sufre en primer lugar el pueblo ucraniano y en términos económicos una gran cantidad de países del mundo”, consideró Laurnagaray.