Obras Sanitarias hace recorridas periódicas para examinar los parámetros microbiológicos y físico-químicos del recurso en los lugares de abastecimiento. Bacap dialogó con Marcelo Scagliola, gerente de calidad de la empresa, que detalló cómo es el procedimiento.
Por Nicolás Quintaié
Monitorear el agua de consumo es una de las funciones centrales de Obras Sanitarias, una tarea que sirve para prevenir el desarrollo de enfermedades en la población.
Bacap dialogó con Marcelo Scagliola, gerente de calidad de OSSE, y con más de 35 años de antigüedad en la empresa. El funcionario es biólogo de profesión, especializado en Ciencias Químicas, Ambiente y Sustentabilidad, y a lo largo de estas décadas pasó por distintos puestos: desde ser jefe de laboratorio hasta un breve paso por la vicepresidente en 2019.
Scagliola explica que Obras Sanitarias realiza todas las semanas un análisis permanente del agua, con el que se busca controlar los parámetros microbiológicos y físico-químicos para no generar un perjuicio en la población. “Para eso no solo hay que monitorear el agua, sino también realizar procedimientos de extracción, distribución y explotación del recurso”, señala.
Para avanzar en ello, el municipio fue dividido en 30 zonas distintas a las que OSSE se acerca con personal calificado para tomar muestras. De esa manera, se busca recorrer todo el radio servido cada mes. La cuadrilla cuenta con unas 20 personas y está integrada por licenciados en química, biólogos, técnicos y licenciados en alimentación. La prioridad son los lugares de mayor consumo y vulnerabilidad, desde domicilios particulares hasta escuelas.
“Una vez tomadas las muestras, el análisis de laboratorio es el que convalida que se haya cumplido todo para que realmente no haya ninguna afectación. Es el examen final. Para eso es crucial que las aguas sean cloradas. Es un requisito que lo estipula el Código Alimentario y la OMS”, sostiene Scagliola.
Los resultados en el laboratorio están en unas 24 horas. Allí hay diversos recursos tecnológicos claves. Entre ellos, un espectrofotómetro nuevo que se adquirió el año pasado-hay uno más viejo, comprado en 1997, cuyos repuestos son imposibles de conseguir-, el cual permite hacer diversos análisis físico químicos del agua y así determinar la presencia de metales pesados (calmio, cobre, mercurio, zinc, plomo, arsénico, etcétera) que pueden ser nocivos para la salud.
La necesidad de revisar los pozos
Scagliola asegura que OSSE cuenta con un programa de actuación para controlar todos los pozos de extracción de agua. De esta manera se toman muestras de los distintos acueductos y las fuentes de captación para “seguir la trazabilidad”. Y también advierte sobre la necesidad de hacer correctamente las perforaciones en domicilios particulares que no son alcanzados por la red de distribución. “Deben tener protecciones superficiales y tienen que estar encamisados. Es importante hacerlos con personal matriculado”, alerta.
En la actualidad, la zona sur es la más afectada por la falta de acceso a agua de calidad. “Hay una dificultad para encontrar pozos allí. Por eso se está evaluando cómo abastecer ante la mayor demanda del recurso”, detalla Scagliola. Un trabajo que está en carpeta es el Acueducto Austral, que permitiría trasvasar agua de la zona norte del municipio.
El problema del hacinamiento
El déficit habitacional y las malas condiciones de infraestructura en los barrios más carenciados de la ciudad son uno de los focos de atención principales de OSSE, ya que allí se genera un caldo de cultivo para la propagación de enfermedades a partir de la falta de acceso a agua de calidad.
“Es muy prioritario el control microbiológico. Si hay una contaminación fecal, rápidamente vas a tener un problema de salud en el área de abastecimiento. Tenemos que ser más rápidos que la enfermedad en el control. Evitar brotes epidemiológicos”, remarca Scagliola. Aquellos sitios sin cloacas y con agua de pozos mal perforados son el escenario más recurrente en los que se presentan distintas afecciones en la población, como la diarrea o la hepatitis .
“Convivir en un sistema sin cloacas ha demostrado que los indicadores de enfermedad avanzan. El problema más grande es donde la gente se hacina, con casas una al lado de la otra donde cada una tiene su pozo ciego. A la vez, hay un pozo de agua, por lo que es recurrente la contaminación fecal del mismo a partir de las excretas”, asegura el gerente de calidad de OSSE.
Y profundiza: “Cuando ello ocurre, el agua que vos sacás de tu pozo está contaminada por el pozo ciego tuyo o de tus vecinos, los que están al lado. A eso se le suele sumar que el pozo de agua está mal construido”, agrega.
En los lugares con mayores problemáticas, OSSE busca suplir la falta del recurso llevando tanques para que el agua esté en buenas condiciones y sea asequible. De cara al futuro, queda en el debe una mejor planificación urbana para acceder a un servicio de mejor calidad.