Las saudíes pueden manejar y votar desde hace solo cinco años, mientras que el derecho al aborto está permitido por causales. Hay «tutela masculina» y la población LGBTIQ+ es criminalizada. Hay mujeres que se destacan en la política, la música y el espectáculo. Arabia Saudita, primer rival de Argentina en Qatar 2022 con mirada de derechos.
Llegó el día: Argentina inaugura su participación en Qatar 2022 enfrentando a Arabia Saudita, un país donde las mujeres son ciudadanas con derecho al voto desde 2015 y en el que pudieron conducir autos recién en 2018, luego de un activismo que les costó detenciones y reprimendas.
Cuando ellas pudieron ejercer su derecho al voto, también pudieron ser elegidas, y así hubo 978 candidatas frente a 5938 hombres que aspiraban a puestos en el Estado. Salma al-Rashed fue la primera mujer que se registró para votar. “Se sintió realmente bien”, le dijo a la cadena BBC.
“Cambio es una gran palabra, pero la elección es la forma de asegurar que estemos realmente representadas”, declaró. En esa primera elección con participación femenina, cerca de 130.000 mujeres se registraron para votar frente a 1.35 millones de varones empadronados.
Actualmente, las saudíes continúan siendo discriminadas en relación con el matrimonio, el divorcio, la herencia y la custodia de sus hijos e hijas.
Los hombres pueden presentar cargos contra hijas, esposas o familiares mujeres que estén bajo su tutela por ‘desobediencia’, lo que llevó a arrestos, y las convierte en plausibles de regresar a la custodia de sus «guardianes».
Ellos tienen el derecho a disolver el matrimonio de forma unilateral e inmediata, mientras que las mujeres deben atravesar un proceso judicial largo y oneroso. En 2019 el Gobierno aprobó una ley que permite que las mujeres consulten las novedades de sus trámites de divorcio por mensaje de texto. Antes de esto, los hombres podían divorciarse sin avisar a sus cónyuges.
En relación con la violencia familiar o de género -que fue tipificado como crimen en 2013- no hay estadísticas fidedignas. La Normativa de Protección contra los Abusos la define como violencia doméstica y determina las formas de penalizarla, que incluyen hasta un año en prisión y multas cuantiosas. Sin embargo, la ley no especifica cómo se implementa.
Y dado que se desalienta a las mujeres a que se acerquen a las autoridades (puesto que la desobediencia filial es un crimen), y que en algunos casos resulta difícil hacer una acusación de violencia sin un tutor presente, es adecuado suponer que el número de denuncias es muy bajo.
Una historia de luchas
En relación al acceso al derecho al aborto, el país tiene la legislación más permisiva si se compara con otros países de Medio Oriente, ya que es legal en casos de riesgo para la vida, daño fetal o para proteger la salud física y mental de las mujeres, según el Center for Reproductive Rights de Estados Unidos.
Tal como ocurre en Qatar, la población LGBTIQ+ es perseguida y castigada. Si bien no hay leyes escritas que se ocupen de la orientación sexual o identidad de género, los jueces se basan en los principios de la ley islámica.
De hecho, en junio de este año, el Ministerio de Cultura de ese país confiscó cualquier artículo y prohibió películas donde se mostraran los colores del arcoiris, que identifican a la comunidad LGBTIQ+.
En este contexto, se destacan las militantes por los derechos. Rahaf Mohammed, huyó de su país donde era perseguida por ser mujer y lesbiana, y luego de un largo periplo logró asilo en Canadá con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Plasmó su historia en el libro Rebelde.
Loujain al Hathloul fue la figura visible en el reclamo de permitir conducir autos a las mujeres. Se graduó en la Universidad de Columbia Británica, encabezó el movimiento Women to Drive. En 2014 fue arrestada y encarcelada durante 73 días tras intentar cruzar la frontera conduciendo su coche desde los Emiratos Árabes Unidos a Arabia Saudita.
El derecho se logró en 2018, pero ella fue arrestada nuevamente, y en 2020 fue condenada a cinco años y ocho meses de prisión por “espiar para intereses extranjeros” y “conspirar contra su país” por promover los derechos de las mujeres y pedir el fin del sistema de tutela masculina. Fue liberada en 2021.
Salma al Shehab, retuiteó a defensoras de los derechos de las mujeres de su país, lo que le costó una condena de 34 años de cárcel. Amnistía Internacional tiene una campaña activa pidiendo su liberación.
En el otro extremo está Reema bin Bandar Al Saud, primera saudí en ocupar un cargo diplomático: es la embajadora de Arabia Saudíta en Estados Unidos.
IN CONVERSATION: @MiamiMayor, Francis Suarez, sits down with HRH @rbalsaud, Ambassador of the Kingdom of #SaudiArabia to the#UnitedStates, to discuss a culture of investment and how we can have a positive #ImpactonHumanity. pic.twitter.com/iQ6Zk2EpCg
— FII Institute (@FIIKSA) October 25, 2022
El arte, la música y los deportes
El derecho a conducir también fue valorado en el mundo de la música saudí. “Ya no pido que nadie me lleve. Me valgo sola”, rapeaba la joven Lisa en 2018. El ejemplo fue noticia como una de las muy aisladas expresiones de corte feminista surgidas de la música saudí, alcanzada también por el sistema de tutela que, entre otros aspectos, obliga a las mujeres a pedir permiso a sus parientes varones para trabajar.
Así todo, sí existe un terreno en el que las artistas avanzan: el de la música electrónica, donde DJs como Leen Naif, Lujain Albishi, Kayan y Mariam Arab se suman a decenas de colegas que pueblan cada vez más los clubes de las grandes ciudades del país.
En un país en el que las salas de cine estuvieron prohibidas hasta 2018, las cineastas debían desenvolverse entre las sombras, con referentes pioneras como la directora Haifaa al-Mansour y Danya Alhamrani y Dania Nassief, fundadoras de la primera productora integrada por mujeres en el país en 2006.
انت البدايات و اخر مرسى و ميناء #يوم_بدينا ❤️ pic.twitter.com/KSj9uHSpDk
— Haifaa Al Mansour (@HaifaaMansour) February 22, 2022
Sin embargo, y aunque los varones son amplia mayoría en la industria, las juventudes impulsan un lento pero sostenido crecimiento en la participación. En los últimos años, un 34% de las personas involucradas en la producción audiovisual -entre dirección, técnicas y elencos- son mujeres.
El 2018 también fue el año en que se les permitió a ellas el ingreso a los estadios e instalaciones deportivas y se estableció una ley contra el acoso.
También se organizó la primera selección femenina de Arabia que jugó sus dos primeros partidos amistosos en Maldivas, en febrero de 2022. Este año, se creó la primera liga femenina de fútbol con 16 equipos. El Mundial es una oportunidad para conocer y visibilizar derechos, los conquistados, los que faltan y el rol de activistas. Es el objetivo de este especial.
* Este especial Mundial producido desde de la edición de Género y Diversidades de Télam fue posible gracias al trabajo en equipo con Victoria Ojam, Agustina Ramos, Marina Butron, Clara Olmos, Marianela Mayer, Matilde Suarez y Nicolas Luna.