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noviembre 23, 2024
Lo de Allá

Cuáles son las enfermedades más frecuentes del verano y cómo prevenirlas

Gastroenteritis, intoxicaciones alimentarias, dengue e infecciones de ojos y oídos son las cinco enfermedades con mayor frecuencia de consulta médica durante el verano, a las que se suma la «pérdida de estacionalidad» de las patologías respiratorias, según coincidieron especialistas al comienzo de la nueva estación del año caracterizada por período de intenso calor.

La mayor prevalencia de ciertas enfermedades en el verano se relaciona con el clima cálido y las altas temperaturas, ya que «favorecen la diseminación de virus, bacterias o parásitos», entre los que se destaca «el rotavirus y la bacteria Escherichia coli», explicó a Télam Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas José de San Martín.

Estos patógenos, ligados a enfermedades diarreicas, pueden transmitirse a través de «la contaminación del agua, alimentos o manos de las personas a partir de la materia fecal de los afectados».

A su vez, estas enfermedades se relacionan también con la pérdida de la cadena de frío necesaria para la conservación de los alimentos, la contaminación durante su manipulación y «con un mayor consumo de alimentos crudos, o que no pasan por una cocción adecuada», señaló el especialista.

A esta característica típica de la época estival se suman los viajes a entornos distintos, donde «muchas personas se aventuran a consumir alimentos nuevos, regionales e incluso exóticos, desconocidos por su sistema inmune», lo que genera que se puedan presentar «alergias e intoxicaciones alimentarias».

Elevadas temperaturas

En cuanto a los picos de calor, habituales en los últimos días, el médico explicó que una elevada temperatura ambiental «predispone al cuerpo a sufrir la enfermedad por calor», que incluye agotamiento, injuria (daño a órganos y/o tejidos) y en su forma más grave el golpe de calor o insolación, también asociado al ejercicio y a los riesgos de deshidratación.

Por otro lado, Heredia destacó que la exposición prolongada al sol, principalmente en horarios no recomendados (de 10 a 16 o 17 horas), «hace que éste sea un motivo frecuente de consulta», y recomendó el uso de «factor de protección solar mínimo de 30, preferentemente de 50 para la cara y más si la persona es de tez muy blanca».

Asimismo, esta época predispone la asistencia a colonias de vacaciones o la visita a ríos, lagos y mar, lo que hace «más frecuentes las infecciones de ojos, como la conjuntivitis aguda, y de oído, como la otitis media y otitis externa».

Por su parte, Pilar Galende, médica generalista integrante de la Federación Argentina Medicina General (FAMG), desaconsejó el uso de tapones en los oídos en el agua y recomendó el uso externo de alcohol boricado, utilizando «unas gotitas embebidas en algodón para ayudar a secar el oído» y colaborar en prevenir estas dolencias.

Otra de las principales consultas médicas de esta época se relaciona al hecho de estar más tiempo al aire libre y abrir las puertas y ventanas para ventilar, lo que provoca un aumento de la frecuencia de casos por «picaduras de abejas, avispas y mosquitos, como el dengue, que se espera probablemente un número relevante de casos este año», señaló Heredia.

Dengue

En este sentido, Galende remarcó que el dengue «no tiene tratamiento de cura, sino de sostén» y que es «una enfermedad que le podemos ganar, evitando que suceda. Hay que evitar las larvas de mosquitos, usar repelente y controlar los lugares que juntan agua como cacharritos».

En relación a las infecciones respiratorias virales agudas, como el virus sincicial respiratorio, responsable de la bronquiolitis en niños y niñas pequeñas y de neumonía grave en adultos mayores y con comorbilidades, Heredia sostuvo que «cuentan con una característica particular: la pérdida de estacionalidad. Ya no son enfermedades de invierno, ahora están presentes todo el año».

Por este motivo, el médico manifestó que «estamos ante una situación de circulación simultánea, entrando al verano, de Covid-19, influenza y virus sincicial respiratorio».

En tanto, mientras que la mayoría de las enfermedades suele tener un patrón más universal de distribución en el país, el médico clínico explicó que «hay patologías que son más frecuentes en los ámbitos rurales o no urbanos», como los casos de envenenamiento por animales ponzoñosos en áreas endémicas de alacranes, arañas y serpientes.

De esta forma, el mayor impacto de las enfermedades del verano se evidencia en «los extremos de la edad», como las niñas y niños principalmente menores de cinco años -en particular menores de dos-, los adultos mayores y las personas con enfermedades asociadas, como enfermedad cardiovascular, respiratoria, hepática, neurológica y condiciones de inmunocompromiso.

También «las embarazadas tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones, principalmente ante la enfermedad por calor, deshidratación, diarreas y enfermedades respiratorias», indicó el especialista.

Galende señaló a la gastroenteritis como una de las enfermedades «más importantes» del verano debido a los cambios de temperatura y las «dinámicas sociales y familiares» de las fiestas, motivo por el cual remarcó la importancia de «asegurarse el consumo de agua potable», sobre todo en las zonas rurales, donde se dificulta su acceso.

En ese sentido, remarcó que las enfermedades que incluyen vómitos y diarrea, «en aquellos que tienen un estado nutricional previo de déficit, o sin acceso a las vacunas, son causa de morbilidad de muchos niños en las zonas más alejadas del país, porque el impacto más importante tiene que ver con la deshidratación».

Como medida de prevención para evitar o minimizar los contagios, la especialista destacó la importancia de «ejercitar con más frecuencia el lavado de manos y el consumo de agua potable, además de asegurar el calendario de vacunación».

Diferenciar síntomas

En tanto, la médica remarcó la importancia de diferenciar los síntomas habituales de una enfermedad diarreica, como la gastroenteritis, de los que provoca el síndrome urémico hemolítico (SUH), enfermedad grave producida por «una toxina que provoca impacto neurológico e insuficiencia renal».

Entre los principales síntomas de alarma, se encuentra «la palidez cutánea, que haya sangre en la materia fecal, la falta de orina, o las diarreas con mucha fiebre persistente», explicó Galende sobre estos casos que requieren de «consulta urgente».

«La provincia de La Pampa tiene tasas más altas que muchas otras provincias de síndrome urémico hemolítico (SUH). En las provincias que tiene más prevalencia suele verse en la carne mal cocida por una cuestión cultural de consumo de chacinados», señaló.

Sin embargo, remarcó que esta enfermedad «no siempre se ve en el consumo de carne» sino que también «se ve en la falta de lavado de manos y en el uso de agua en frutas y verduras», motivo por el cual alentó a «prestar atención a estas condiciones y al consumo de agua potable».

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