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noviembre 21, 2024
Lo de Acá

Una mirada histórica de los Grandes Premios de automovilismo de Mar del Plata

La marplatense Estefanía Ferreira se graduó de licenciada en Historia en la UNMDP con un trabajo en el que indaga sobre los grandes eventos automovilísticos internacionales que se organizaron en Mar del Plata a mediados del siglo XX. En diálogo con Bacap, describe cómo era la respuesta de la comunidad marplatense a esas competencias y cuenta el valor que tuvo esta carrera en la trayectoria deportiva de Juan Manuel Fangio.

Por Agustín Casa

Cuando se combinan el estudio, una pasión y un lugar de pertenencia suelen surgir ideas e investigaciones innovadoras e interesantes para las comunidades locales.

Es el caso de la licenciada en Historia Estefanía Ferreira, quien para su tesina de grado realizó un estudio histórico de grandes eventos automovilísticos internacionales que se organizaron en Mar del Plata a mediados del siglo XX.

En su trabajo “Hacer Historia Local desde el automovilismo: los Grandes Premios Internacionales Ciudad de Mar del Plata (1948-1950)”, Ferreira indagó cómo se organizaron las carreras de “La temporada” automovilística en nuestro país y, en particular, las carreras que tuvieron lugar en nuestra ciudad.

“Al hablar de carreras de autos, también quise desmitificar el hecho de que no son solo ‘autos corriendo en un circuito cerrado’, sino que es una práctica que atraviesa las distintas esferas de la sociedad”, cuenta a Bacap la egresada de la Facultad de Humanidades de la UNMDP.

En este sentido, la marplatense señala que durante su investigación tuvieron gran relevancia los recuerdos de personas que presenciaron esas competencias para poder reconstruir la magnitud que tuvieron esos eventos y también los medios de comunicación como mediadores entre los protagonistas (instituciones, el Estado y los deportistas) y la gente. 

Asimismo, en esta tesina defendida en 2021 y publicada como libro digital en 2022, incluye la mirada histórica sobre la figura de Juan Manuel Fangio como representante zonal y su construcción como deportista y representante nacional. 

-¿Cómo era el marco y la importancia de los Premios Internacionales Ciudad de Mar del Plata?

-Los Grandes Premios Internacionales Ciudad de Mar del Plata entre 1948 y 1950 se dieron en un marco de reactivación de las competencias automovilísticas luego del parate a raíz de la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto, el Estado argentino -fundamentalmente a través del Automóvil Club Argentino- estableció contacto con otros Automóviles Club de Europa y organizaron lo que se conoció como “La Temporada” automovilística en Argentina. Entre las ciudades que recorrieron los Grandes Premios entre 1947 y 1950 (Buenos Aires y Rosario, por ejemplo), Mar del Plata se posicionó como un circuito atractivo para los pilotos europeos ya que les recordaba a Mónaco, tanto por la geografía como por las características del trazado.

Para la Argentina, estos Grandes Premios pueden ser considerados como una publicidad más que interesante en el exterior, debido a que la prensa internacional enviaba a sus especialistas en automovilismo para las coberturas y el nombre de Mar del Plata también se hacía conocido en aquellas tierras. Para nuestra región eran igual de importantes ya que aparecíamos en el “radar” de la política nacional y provincial pero, ante todo, era una forma de construirse como un destino deseable y atractivo para todos los argentinos, y esto se nota en el incremento de veraneantes que arribaron a nuestra ciudad desde 1948 a 1950. 

-¿Cuál es el recuerdo de la comunidad de esos eventos?

-Los pilotos europeos veían a Mar del Plata como un destino deseable. La mayoría eran pilotos que habían construido su fama en el período de anteguerra (hasta 1941, cuando la suspensión de actividades fue completa) y, entre ellos, había personajes de la nobleza, así como aquellos que fueron considerados espías. El recuerdo es muy vívido y construye la percepción social de las carreras de autos. Por ejemplo, señoras a quienes entrevisté, y que eran niñas de 8/10 años en 1948/50, lo que más recuerdan es al príncipe Bira y su atuendo color celeste. En esta época, no se hablaba de seguridad ni atuendos reglamentados. Cada uno subía al auto con las prendas que consideraba adecuadas. 

Otras personas recuerdan cómo sus padres o parientes que tenían talleres mecánicos las llevaban a ver a los autos y pilotos antes de la competencia. “Era un mar de gente” es una frase recurrente incluso para adentrarse a anécdotas donde relatan el haberse perdido por unos instantes de sus padres. Otro recuerdo muy presente fue la radio. El mismo don Roberto Cova me comentaba que, aunque él no fuera seguidor del automovilismo, sí recordaba las transmisiones por la radio y cómo los vecinos hablaban del tema. Además, en las cartas de lectores de los periódicos locales se pueden leer inquietudes con respecto a la incertidumbre de “no contar con fecha para el evento” o con respecto al valor de las entradas para los mismos.

Semanario La Semana, edición del 29 de enero de 1949. //Foto principal: Gran Premio Internacional Ciudad de Mar del Plata 1949 (Crédito: Museo Juan Manuel Fangio).

-¿Qué difusión tenía el deporte automotor por aquellos años en nuestro país?

-Era muy importante, sobre todo porque estaba la revista El Gráfico, que tenía una tirada de 180.000 ejemplares y llegaba a toda Buenos Aires y a las principales ciudades del interior. Pero, más que nada, lo que influyó mucho en la difusión de la actividad fue la radio. Los hermanos Sojit y su “coche a la vista” son referencia obligada durante las transmisiones radiales que realizaban para que los oyentes tuvieran toda la información… Solo al imaginar aquella época se puede dimensionar lo que producía en la gente. No era una cobertura solo de los Grandes Premios Internacionales. Todas las competencias, desde la Buenos Aires-Caracas hasta la Mar y Sierras, eran objeto de coberturas, ya sea con fotografía, artículos o enviados especiales que seguían palmo a palmo cada tramo de la carrera. El A.C.A. tenía su propia revista de difusión, y el automovilismo y el automóvil tenían un lugar preponderante en sus páginas (caravanas, eventos especiales organizadas por Automóviles Club locales y paseos, por mencionar algunos). Y todo esto sin mencionar a los periódicos y revistas de cada ciudad que también le cedían espacio cuando alguna competencia pasaba por su terruño o algún piloto iba a participar de algún evento, aunque este no fuera estrictamente referido al automovilismo.

-¿Qué lugar ocupaba el automovilismo en Mar del Plata y la zona hacia mediados del siglo XX?

El automovilismo en esta zona estaba bastante difundido aunque, y no quisiera reducirlo, tenía mucha característica amateur. Y una de las razones era el valor de los autos: cada quien competía con lo que tenía o lo que podía llegar a comprar (en su mayoría, usado). Recién en 1947 se formó el Mar del Plata Automóvil Club, que fue una entidad de entusiastas locales que no tenía relación con el A.C.A., y lo primero que hicieron fue organizar el Gran Premio Primavera en septiembre de ese año. Recién en ese momento podemos comenzar a observar una institucionalización de la práctica automovilística y, con ella, una mayor amplitud de ofertas en cuanto a participaciones y organizaciones conjuntas de carreras en la zona.

-¿La organización de estas carreras estuvo relacionada al perfil turístico de la ciudad?

-En un principio pensé que sí pero, como en toda hipótesis, las fuentes no permitieron avalarla. Lo que hoy conocemos como EMTur no existió como tal hasta 1947, fecha en la que se creó la Secretaría de Turismo de la Municipalidad. A partir de ese momento podemos comenzar a rastrear acciones efectivas por parte del Gobierno local para atraer turistas durante la temporada de verano. Específicamente en relación a las carreras, “La Temporada” automovilística argentina se desarrollaba en época estival sencillamente porque en Europa era invierno y correr con el frío y la nieve no era atractivo ni recomendable. De esta manera, las carreras se convirtieron en un atractivo extra para los veraneantes, pero no se organizaban con el fin de promover el turismo en Mar del Plata. Es más, la Municipalidad de General Pueyrredon apenas tenía su rol en cuanto al corte de calles. Este papel no se acentuó en 1949/50, aunque la colocación de gradas, la seguridad de las calles y el asfaltado de unas cuadras del circuito urbano figuraron en el Boletín Oficial como obras de gobierno para los Grandes Premios Internacionales.

Revista El Gráfico, edición del 2 de septiembre de 1949.

-¿Qué valor tiene en términos históricos la participación de Juan Manuel Fangio en el Premio Internacional Ciudad de Mar del Plata?

Mar del Plata, en la carrera deportiva de Juan Manuel Fangio, significó su primera victoria en autos de tipo Fórmula en febrero de 1949. Para la construcción de la identidad de Fangio como piloto, fue un aliciente que marcó sus presentaciones en Europa ese año: era ganador de un Gran Premio y llegaba a Europa a competir en las catedrales automovilísticas para vencer a los europeos en su tierra. A partir de allí, con gran apoyo del Estado argentino a través de la “Misión Argentina” y su designación como agregado técnico en la Embajada Argentina en Italia, contó con los medios que le permitieron acceder a excelente mecánica (marcas relevantes como Mercedes, por ejemplo) y aumentar su ya gran conocimiento y habilidad al volante. 

-¿Qué datos te sorprendieron al consultar fuentes de la época o registrar testimonios de estos eventos?

-Varias cosas. En principio, el rol de la Municipalidad que, a priori, imaginé mucho más presente de lo que luego las fuentes me demostraron que había sido. Luego, las cartas de lectores en los distintos medios locales con inquietudes con respecto a los eventos. Pero sobre todo una que su argumento iba en tono de “nosotros no somos menos que las capitales europeas”. Creo que fue una de las lecturas más satisfactorias por lo que representaba en cuanto a identificación local. Otra cosa que me sorprendió fue que, cuando reconstruí la trayectoria de Fangio, encontré tangos hechos especialmente para él. Creería que solo Leguisamo (jockey uruguayo), desde el deporte, tuvo esa irrupción en la música arrabalera. Y por siempre me voy a quedar con las descripciones que los asistentes hicieron de su visita a la previa de las carreras: “codearse con la nobleza”, las vestimentas, las charlas y el espíritu que pudieron conservar de ese momento, pese al paso del tiempo.

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