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marzo 28, 2024
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“Los años 60′ son uno de los momentos de apogeo en Mar del Plata”

En diálogo con Bacap, la historiadora e investigadora del CONICET Melina Piglia detalla cuáles fueron las características del balneario en esos años, describe cómo fue el proceso que favoreció el desarrollo del turismo de masas en Mar del Plata, y cuenta cómo se produjo luego la transformación de la práctica turística.

Por Agustín Casa

En la década del 50 del siglo XX se popularizó el turismo en distintas partes del mundo. Se generó una expansión de la actividad sobre todo en los destinos de sol y playa. Se habla del surgimiento del turismo de masas, ya que el sector de las y los trabajadores se sumó a los sectores altos y medios en el acceso a la práctica turística. 

En Argentina, este proceso comenzó a mediados de los años 40, aunque se vio por completo algunos años más tarde, a partir de la década del 60. Mar del Plata era un destino muy deseado por turistas de todo el país y tuvo un papel protagónico en esos años.

“La Argentina atravesó una década de relativa prosperidad. Tuvimos diez años de bastante crecimiento del PBI per cápita entre 1964 y 1974. También hubo una expansión del consumo. Estaban expandiéndose los consumos en general y, entonces, podemos pensar esa década como el momento de apogeo”, cuenta a Bacap Melina Piglia, doctora en Historia e investigadora del CONICET en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), del CONICET y la UNMdP.

En esa línea, la historiadora remarca que se puede ver “el inicio de esos fenómenos desde los años del peronismo con la expansión de los derechos sociales, en particular, la generalización del derecho a las vacaciones, el aguinaldo, y todos los programas estatales que buscaron promover el viaje de los trabajadores”.

Mar del Plata turismo
Mar del Plata, 1969. – Foto del Archivo General de la Nación

“Pero al principio no fue un fenómeno totalmente masivo –advierte la investigadora–. No todos los trabajadores se iban de viaje, en parte por cuestiones culturales, como Elisa Pastoriza cuenta en su libro La conquista de las vacaciones. Había que salir a convencer a los trabajadores de que se fueran de vacaciones. Cuando aparecieron, las vacaciones se usaban para, por ejemplo, hacer reparaciones en el hogar. La idea de que uno podía viajar por placer y gastar el dinero en eso, no era algo que necesariamente los trabajadores tenían en su horizonte”.

En ese marco, Piglia subraya que “a medida que aumentaron los salarios y aumentaron las posibilidades que ofrecieron los gremios de alojamiento y planes de viaje, y se estableció además la cultura de las vacaciones también entre los trabajadores, Mar del Plata fue un destino muy deseado para los trabajadores”. 

Mar del Plata en los 60 y un libro sobre esa década

Piglia dirige el proyecto de investigación “Turismo de masas en Argentina: políticas, infraestructuras, prácticas y representaciones (1958-1991) Parte II”, llevado adelante por el grupo de Historia y Memoria del Centro de Estudios Históricos (CEHis), que forma parte del INHUS. Los primeros trabajos de este proyecto dieron como resultado el libro La ciudad de todos: Mar del Plata en los años sesenta que será publicado este año por la editorial EUDEM.

El libro aborda la Mar del Plata de los años 60, sus cuestiones políticas y culturales, el boom de la construcción, las reformas en el aeropuerto, y el estilo de vida de los trabajadores hoteleros y gastronómicos, entre otros temas. Y no se concentra solo en la actividad turística, sino que incluye a la población local.

Los años 60 son uno de los momentos de apogeo en Mar del Plata y es el momento de apogeo de la idea de Mar del Plata como un lugar al que todos van a veranear. Los sectores altísimos, algunos vinculados inclusive al turismo internacional, que venían al Hotel Provincial, pero también los que venían a los hoteles sindicales, y en el medio la multitud enorme de sectores medios que adquirieron departamentos”, señala Piglia.

Sobre el lugar que ocupó Mar del Plata como destino turístico hacia la década del 60, la historiadora destaca que Mar del Plata ya era el balneario deseado por todos” y remarca que “la ciudad en los 60 era policlasista y condensaba de esa forma tan intensa el deseo”.

Asimismo, Piglia recuerda que la apertura de la ciudad se produjo de manera progresiva hasta convertirse en un destino turístico que recibía al mismo tiempo a todos los sectores sociales.

“Primero fue el balneario de la élite. Luego fue el balneario de los sectores medios más acomodados. En cuanto se podía, había que venir a Mar del Plata. Ese era el punto de llegada máximo. Ya desde los 30 y los 40 aparecieron alternativas, como Mar de Ajó y San Clemente, para los que no llegaban a Mar del Plata o para los que les empezó a resultar agotadora en términos sociales, porque la vida social en el balneario era intensa. Pero Mar del Plata era la meca, por lo menos hasta los años 60. Era el lugar al que había que ir. Era el balneario prestigioso, donde había que estar en el verano”, relata.

Por aquellos años, Mar del Plata era una plaza turística de verano y de largas estadías. Como indica Piglia, algunas familias vacacionaban tres meses en la ciudad. Esos tiempos quedaron atrás y las prácticas y las ofertas turísticas se transformaron y se diversificaron los destinos turísticos.  

“Fue una ciudad anhelada hasta los años 60 por lo menos. Después de la segunda mitad de los 70, una empieza a verla como un destino más degradado en términos de prestigio. Mar del Plata se llenó de trabajadores. Entonces, para los sectores medios que querían mirar para arriba, que buscaban imitar a los sectores más encumbrados, dejó de ser un destino atractivo”, detalla la investigadora del INHUS

Respecto a los cambios que se produjeron en los 70, Piglia agrega: “Teníamos todo el abanico de sectores sociales viniendo a esta ciudad. Eso, de alguna manera, se rompió en los 70. Mar del Plata empezó a estar mucho más ligada al turismo sindical y los sectores medios se fueron hacia otros lugares. Se pusieron de moda otros balnearios de la costa atlántica norte, pero además empezó la competencia de destinos internacionales como Punta del Este”.

El anhelo vigente de reflejarse en los balnearios europeos

En los momentos de apogeo turístico, las principales vías de acceso a la ciudad fueron el ferrocarril y la ruta 2, aunque también llegaban cerca de 300 personas por día a través de vuelos. 

Durante los 60 surgió la idea de que Mar del Plata pudiera convertirse en un destino turístico internacional, como Marbella o Niza, y se pensaba que el problema principal radicaba en la falta de infraestructura para recibir vuelos internacionales. 

Había una idea de Mar del Plata como posible destino internacional, en un contexto en el que se estaban desarrollando los destinos internacionales de sol y playa. Yo creo que el tema es que Mar del Plata es un destino de sol y playa frío, o más templado. Y los que se estaban desarrollando eran destinos del Mediterráneo, el Caribe o el Pacífico mexicano, como Acapulco”, describe.

En este punto, la especialista resalta que los debates sobre el aeropuerto que tuvieron lugar en los años 60 son una muestra de cómo esa ciudad que recibía a una enorme cantidad de turistas nacionales, aspiraba a convertirse en una plaza de turismo internacional.

Mar del Plata turismo
Artesanos de Mar del Plata. Buenos Aires, década del 70. – Foto de Archivo General de la Nación

El sorpresivo turismo de los 80

Hasta el momento, el proyecto de investigación ha abordado la década del 60 –algunos de los resultados se verán reflejados en el mencionado libro– y, en la actualidad, estudian las décadas posteriores.

“Estamos avanzando sobre los 80 y encontramos algunas sorpresas”, adelanta Piglia. “Había una idea muy instalada de que el pico máximo de cantidad de gente había sido en el verano del 73-74 y de ahí en más era la decadencia. Y de golpe, los números de los años 80 son increíbles. Estamos tirando de ese hilo para ver qué hay ahí atrás. Quiénes venían, cómo, cómo se sostiene eso”, comenta.

Al momento de comparar aquellas temporadas con las actuales, la investigadora dice que en los últimos años se observa que las temporadas comienzan más tarde y duran menos tiempo, y que cambiaron los formatos de las vacaciones.

“Quizás un fin de semana de la segunda quincena de enero tiene la misma cantidad de gente que habría un fin de semana en la segunda quincena de enero en 1972”, considera la historiadora, pero sostiene que “en términos globales, en las temporadas viene menos gente”.

La gente que llega, viene mucho más dispersa, porque la variedad de destinos es mucho más amplia, y porque las estadías son mucho más breves. El ocio vacacional es muy distinto al de quedarse tres meses en el departamento de Mar del Plata. Ese formato es muy raro de encontrar ahora”, concluye. 

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