Por Florencia Cordero
Matías Toullier vive en Alemania, pero viaja por todo el mundo desde Zurich, donde trabaja como tripulante de cabina de la aerolínea de bandera suiza. Siempre supo que quería vivir arriba de un avión.
A los 14 años quedó fascinado cuando salió de vacaciones con su familia desde Mar del Plata y se subió a un avión por primera vez. En ese momento ya sabía que su trabajo iba a estar vinculado con la industria aérea.
Arrancó en Aerolíneas Argentinas y así empezó a cumplir con su vocación desde muy chico. Viajaba por todo el país y por los principales destinos internacionales de nuestra aerolínea de bandera, pero ya sabía que quería llegar aún más lejos. Su primer recuerdo de lo que sería su puerta de salida al mundo es haber visto en el aeropuerto el atractivo andar de la impecable tripulación de Emirates.
El atuendo prolijo e impactante de los trabajadores de la línea aérea más importante de los Emiratos Árabes fue un llamador muy fuerte para que Matías sintiera en ese momento que quería ser parte de esa empresa. Pasó un tiempo hasta que la firma se instaló en el país y, por supuesto, acudió al primer llamado laboral que se hizo en tierra argentina.
Su determinación y esa convicción de querer integrar aquella tripulación le permitió ser elegido entre gran cantidad de aspirantes. Y como pequeño detalle había que cumplir con un requisito muy particular: dejar todo para mudarse a Dubai. Así fue como un marplatense que trabajaba en Aerolíneas Argentinas pasó a integrar el vasto personal de la empresa árabe que suele alojarse en un edificio de 53 pisos.
Se nutrió de la enriquecedora experiencia de vivir en Dubai y viajar por todo el mundo con la posibilidad de conocer gente nueva de diferentes culturas de manera permanente. Pero la historia no termina en los Emiratos.
Los caminos de la vida llevaron a Matías a tener una hija y formar su familia con una alemana que hoy es su exesposa. En plan familiar decidió mudarse a Glessen, un pueblo muy cercano a la ciudad de Colonia, desde donde viaja a Zurich para subirse a los aviones de Swiss Airlines, la aerolínea de bandera de Suiza que se convirtió en su trabajo hasta la actualidad.
En una interesante charla sobre la importancia de encontrar la vocación y valorar la diversidad de culturas, Matías Toullier repasó su particular historia por el mundo con el recuerdo siempre latente de sus días en Mar del Plata.
-¿Cómo empezó tu carrera aeronáutica?
-Con 24 años empecé a volar como tripulante y me tuve que mudar a Buenos Aires. Desde ahí comencé a volar cabotaje por todo Argentina y también por Sudamérica: Lima, Caracas, Santiago de Chile, Río, San Pablo, pero después de un tiempo tenía ganas de vivir otras experiencias y mejorar mis conocimientos de inglés. Apareció Emirates en el camino con un anuncio en la página de internet que iban a Buenos Aires a buscar gente. Me presenté y tuve la oportunidad de que me tomaran. A los dos meses estaba allá en Dubai. Fue en marzo del 2006.
-Vos ya tenías claro que querías trabajar ahí pero, ¿sabías que eso implicaba
mudarte a Dubai en lo inmediato?
-Una de las preguntas de la entrevista final era tu disponibilidad para trasladarte y a partir de cuándo te podías reinstalar. Me acuerdo que miré el reloj y dije: ´lo que necesite para ir a mi casa a preparar la valija y ya esta noche podría salir para Dubai´. Se reían las chicas.
-¿Y con qué te encontraste cuando llegaste a Dubai?
-Llegué a un mundo nuevo, desconocido, increíble, completamente distinto a lo que uno estaba acostumbrado en Argentina. Ya como parte de mi aerolínea me presenté, me atendieron bárbaro, me estaban esperando y me llevaron en un auto hasta un edificio de 53 pisos donde iba a ser mi casa a partir de ese momento. Durante cinco años viví en el piso número 52 de una torre donde estábamos todos los tripulantes.
-¿Cómo era tu ritmo de vida?
-Todos recibíamos el plan de vuelo del mes siguiente y los días libres son absolutamente libres. En Dubai en invierno y en verano hay 50 grados de calor. Un punto muy importante para mí fue que iba a un lugar de playa siendo marplatense y habiéndome criado al lado del mar. Me encantó. Disfruté, vivía tostadito, en la playa con amigos, así que eso para mí fue un punto muy a favor. Estando en Dubai me puse en pareja con una chica alemana y teníamos planes de seguir nuestra vida juntos pero no en Dubai y decidimos venirnos a vivir a Alemania. Buscamos trabajo aquí y, bueno, esa chica hoy es mi exesposa con la cual tengo una hija. Empecé a trabajar en una aerolínea suiza sin hablar una gota de alemán. Mi trabajo era básicamente en inglés, pero una vez que me bajaba del avión y ponía una pata en tierra alemana, era todo en alemán. Me costó al principio pero con el tiempo vas aprendiendo. Ahora, cuando tengo algún problema con el alemán, le digo a mi hija que me ayude, así que ya hoy tengo una traductora en casa
-¿Y ahora estás yendo y viniendo a trabajar a Suiza desde Alemania?
-Exacto. Soy uno de esos que vive fuera de Suiza. Como digo siempre, hay gente que viaja todos los días desde Pilar o desde zona norte al centro de Buenos Aires a trabajar. Bueno, yo lo hago cuatro veces al mes. Me tomo mi avión, me voy para Zurich, vuelo a donde tenga que ir y me bajo del avión y me tomo otro avión para venir a mi casa. Sería una distancia Mar del Plata – Buenos Aires: 50 minutos exactamente y por tierra son 600 kilómetros.
-Vivís en un lugar cercano a Colonia que se llama Glessen, ¿cómo es la vida en
tierra?
-Cuando estoy en casa me gusta disfrutar un poco de la tranquilidad porque cuando estoy viajando, estoy en grandes ciudades: Tokio, Nueva York, Miami, Boston, Johannesburgo, Bangkok, Shanghai y, por lo general, los hoteles están en pleno centro. Salís del hotel en Nueva York y tenés La Quinta Avenida a 50 metros, tomás un café y te vas a caminar. Es un caos de ruido. Entonces, cuando estoy en mi casa, me gusta estar relajado, tranquilo, salgo a correr, estoy con mi hija muchísimo tiempo. Aprovecho el tiempo con ella.
-¿Cuándo te diste cuenta de que tenías una vocación?
-Lo supe inmediatamente un día con mis tíos y mis primos cuando nos fuimos de vacaciones. Éramos una banda grande de familiares Yo tenía 14 años. Era la primera vez que me subía a un avión. Desde la puerta del avión hasta el asiento en Economy era como si estuviese entrando a un cohete espacial de la NASA, no a un avión de pasajeros. Quedé fascinado. Yo no vengo de una familia de aeronáuticos o de gente que ha estado en la aviación. Nada que ver. Me acuerdo que no dormí en todo el vuelo y caminaba por el avión. Agarré a una azafata y le pregunté: ´Qué hay que hacer para hacer este trabajo´. Ese fue el día en el que yo dije: ´Quiero dedicarme a esto´. Lo sabía muy bien, lo sabía muy bien.
-¿Qué contás de la ciudad en la que naciste cuando te preguntan de dónde sos?
-Obviamente que cuando me preguntan digo orgullosamente que soy de Mar del Plata, no de Buenos Aires, eh. Les cuento que es la ciudad turística más grande en verano, que es donde todos los argentinos van de vacaciones. En mi caso, extraño mucho el mar, la playa. Por supuesto que acá en Alemania donde vivo no tengo playa. Las olas extraño. Acá en Europa la vacación de playa típica es irte a España, Italia, Francia o Portugal, pero no es el mar nuestro. Para mí, el Mediterráneo es aburrido. Hasta mi hija ya me dice que quiere las olas de allá. Gracias a Dios ha ido muchas veces a Mar del Plata en verano y disfruta más de las olas que estar en una pileta como digo yo que es el Mediterráneo. Me encanta ir a Mallorca o Barcelona pero, bueno, extraño la playa nuestra, con su agua helada o fría y con sus olas. Extraño mucho nuestro mar.