El exceso de ruido tiene efectos en la calidad de vida y se manifiestan con síntomas como: dolores de cabeza, estrés agudo, irritabilidad, hipertensión, insomnio, taquicardia, deterioro cognitivo, tinnitus o sordera, entre otros.
El constante incremento del ruido en nuestras vidas se ha convertido en una preocupación debido a su impacto negativo en la salud, en general, y la audición, en particular. Desde el constante zumbido del tráfico hasta el bullicio urbano, estamos continuamente expuestos a entornos sonoros desfavorables que sobrepasan los límites seguros para nuestra capacidad auditiva. Según un estudio de la OMS, más de 1.000 millones de jóvenes corren riesgo de perder la audición debido a la exposición a sonidos fuertes.
La importancia de la protección
Destacar la importancia de proteger nuestra audición en un mundo cada vez más ruidoso y conectado resulta fundamental. En este sentido, con el propósito de promover acciones responsables que contribuyan a crear ambientes sonoros saludables, al mismo tiempo que generar un espacio para reflexionar sobre los efectos del ruido en nuestra salud auditiva y su relación con el uso de dispositivos tecnológicos, es crucial concientizar sobre esta problemática.
Los números son preocupantes. Un estudio de la OMS indica que 700 millones de personas en todo el mundo podrían sufrir graves problemas de pérdida de audición para 2050.
Esta situación se agrava más aún cuando, además de los sonidos omnipresentes en nuestra vida diaria, nos exponemos a altos volúmenes provenientes de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, reproductores de música y auriculares.
“La prolongada exposición a niveles elevados de ruido puede ocasionarnos estrés, fatiga y trastornos del sueño, lo que afecta negativamente nuestra calidad de vida. Es esencial prestar atención a estas señales y tomar medidas preventivas para preservar nuestra salud auditiva”, explicó María Agustina Leiro, Licenciada en Fonoaudiología del equipo GAES Amplifon.
Dificultades auditivas
Si bien hace unos años la pérdida auditiva se relacionaba, principalmente, con una sobreexposición a los sonidos fuertes y molestos en el ambiente laboral, en la actualidad se observa una tendencia a padecer dificultades auditivas debido al ruido exagerado en los tiempos y espacios de ocio, así como al uso prolongado de dispositivos con un volumen excesivo. Por ejemplo, en un concierto podemos llegar a soportar hasta 100 dB, escuchar música con auriculares puede superar los 90 dB y estar en un bar puede llegar a alcanzar los 80 dB (en una conversación normal – 60dB).
La Lic Leiro además menciona que “cada vez son más los jóvenes que presentan este tipo de problemáticas que, a menudo, derivan en dificultades de comunicación y relación con su entorno. Es fundamental practicar hábitos auditivos seguros y adoptar prácticas saludables al utilizar dispositivos electrónicos para preservar nuestra audición”, y sugiere algunos consejos:
1. Limitar el Tiempo de Uso: Reducir el tiempo de exposición a dispositivos electrónicos, especialmente en entornos ruidosos.
2. Ajustar el Volumen. Mantenerlo a niveles seguros y evitar el uso de auriculares a volúmenes altos.
3. Tomar Descansos: Hacer pausas frecuentes durante el uso prolongado de dispositivos electrónicos para descansar los oídos.
4. Usar Protectores Auditivos. En entornos ruidosos, como conciertos o eventos deportivos, utilizar protectores para reducir la exposición al ruido.
A diferencia de lo que solemos pensar, la pérdida auditiva no comienza con una disminución del volumen que percibimos, sino más bien con la dificultad para captar sonidos o palabras cotidianas como escuchar el timbre de casa o poder seguir una conversación. La contaminación acústica es, sin duda, uno de los principales problemas de salud que afecta a las sociedades industrializadas. Estos entornos, donde la saturación del espacio que nuestros oídos perciben, generan zonas insalubres y contaminantes para la salud.
El punto de inicio para salvaguardar nuestra salud auditiva es la prevención. En este sentido, resulta indispensable estar atentos a cualquier cambio sobre nuestra percepción del sonido y realizar consultas periódicas preventivas con los especialistas. Así será posible detectar con anticipación y/o en etapas iniciales cualquier inconveniente que pudiera generarse y tratarlo con antelación. Por otra parte, es posible regular la polución sonora, fundamentalmente de ambientes personales donde la armonía y la relajación debería ser lo único que invada nuestro espacio individual.