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septiembre 7, 2024
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Ulises Saravia y un salto a la excelencia: De Once Unidos a España para llegar a París 2024

Por Florencia Cordero

Dejar Argentina a una edad tan temprana y mudarse a España fue una decisión trascendental para el joven nadador marplatense que estará en los Juegos Olímpicos.

En noviembre, después de ganar la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Chile 2023, Ulises Saravia y su entrenador Federico Diez Andersen, junto con tres compañeros, se mudaron a Castellón, España. Aunque implicó dejar atrás a su familia, amigos y el club Once Unidos en Mar del Plata, la experiencia ha sido más que enriquecedora.

En estos ocho meses, no solo mejoró en su deporte sino que también supo encarar el desafío de adaptarse a una nueva vida, desde aprender a cocinar hasta manejar la presión en competencias importantes con apenas 18 años.

La transición a España reveló un contraste significativo con las condiciones en Argentina, particularmente en términos de infraestructura y oportunidades de competencia. Viviendo frente a una pileta de primer nivel y compitiendo regularmente contra campeones mundiales, el entorno en el club Nados de Castellón le ofreció ventajas cruciales para su desarrollo como atleta.

La relación con su entrenador, Federico Diez Andersen, fue un pilar fundamental en este viaje con un apoyo integral que fue clave para adaptarse a lo nuevo y mantener un enfoque en su objetivo olímpico, especialmente con la mira puesta en París 2024 y más allá, hacia Los Ángeles 2028.

Antes de partir a París, Ulises Saravía compartió sus sensaciones desde España en la previa de un momento único para su vida personal y deportiva.

– ¿Cómo fue para vos dejar Argentina siendo tan joven?

– En noviembre, después de los Panamericanos, nos vinimos acá a España, a Castellón, con tres compañeros y mi entrenador Federico. La decisión no fue difícil de tomar, pero sí significó dejar a mi familia, mis amigos, mi club en Argentina, en Mar del Plata. Ahora, después de muchos meses, te puedo decir que valió la pena. Aprendí de todo en estos ocho meses, desde aprender a cocinar hasta manejar la mentalidad en las competencias importantes. Fue la mejor decisión.

– ¿Con qué te encontraste apenas llegaste a España y cómo fue tu adaptación teniendo en cuenta que es apenas el comienzo?

– En Argentina es más difícil, más que nada por las competencias y la infraestructura. Por ejemplo, ahora estoy viviendo frente a la pileta, y es una estructura increíble. Recuerdo los inviernos en Mar del Plata, no te voy a mentir, se pasaba frío, pero acá estamos de lujo y agradecidos. Las competencias son cada mes aproximadamente, al máximo nivel, con nadadores campeones del mundo y récord del mundo.

– Es fundamental que estés trabajando con Federico Diez Andersen, tu entrenador de Once Unidos que también va a vivir sus primeros Juegos Olímpicos. ¿Cómo se da esa relación con tu entrenador para dar este paso de tomar la decisión de irse al exterior?

– Ahora las puertas se abren de manera histórica para los dos y para Mar del Plata por estar en los Juegos Olímpicos. A Fede lo conozco en Once Unidos desde chiquito, apenas entré, creo que tenía 9 ó 10 años. Yo estaba con otros entrenadores y sabía que el primer equipo, el grupo de federados, lo llevaba Fede. Al principio solo nos saludábamos, pero después me pasaron a ese grupo a entrenar con él, y de ahí el resto ya es historia. Hoy en día somos muy amigos, diría básicamente familia. Él me ayuda desde los entrenamientos hasta cosas en la vida, trámites, me ayuda en todo acá en España. Él siempre ha tenido experiencias en mis torneos como los Mundiales, los Mundiales Junior, los Panamericanos. Ahora que vamos a ir a París los dos juntos por primera vez, estamos contentos y listos para disfrutar.

– ¿Cómo surge esa idea de emigrar?

– Yo lo quería porque sabía que quizás se me iba a facilitar un poco el hecho de irme a un lugar mejor o un lugar diferente. Empezamos a plantearlo con Fede a mediados del año pasado. Después del Mundial Junior, donde logré la medalla de bronce, me empezaron a llegar muchas ofertas, como por ejemplo universidades en Estados Unidos, y a él también le ofrecieron muchos trabajos en varios lugares. Lo que más nos convenció fue el club Nados, acá en Castellón, que desde que llegamos nos recibió de la mejor manera.

– ¿Cómo es ese día a día allá?

– En mi semana normal, voy a la pileta que la tengo acá enfrente y al gimnasio. Entrenamos bien temprano, a las 7 de la mañana. También tengo el supermercado por suerte acá cerquita, y lo único que tengo un poco lejos es el fisiólogo, que me tomo un tren para ir. Acá en Castellón todo es muy tranquilo, es un pueblito que no hay mucha gente, pero está muy lindo.

– ¿Cómo te proyectás ahora que ya sabés que vas a dar tu primer pasito olímpico?

– Lo que más quería era ir a París para saber lo que es un Juego Olímpico y para tener la experiencia y aprender para mejorar e ir sabiendo lo que es. Pienso en los Juegos de Los Ángeles 2028. Por eso creía que era muy importante esta participación en París. Y ahora que lo logramos, estoy muy contento. Creo que todavía no caí, estoy motivado para los entrenamientos, pero el día a día lo llevo muy tranquilo.

– Cabe aclarar que si bien tu plaza se da por el concepto de universalidad de la natación,
estuviste muy cerca de lograr tu marca…

– Yo tenía que hacer un tiempo de 53 segundos 70 centésimas en los 100 metros espalda para clasificar a los Juegos Olímpicos. Me quedé muy cerca en varias ocasiones. La última vez, que fue en junio, hice 53.97 segundos, a solo 20 centésimas del tiempo requerido. Es una diferencia muy pequeña. Se dio mi clasificación porque cada nación tiene que llevar al menos una mujer y un hombre para representar al país.

– Es algo lindo para destacar que vos te inspiraste en el mundo olímpico viendo los Juegos Paralímpicos porque tu compañero Matías De Andrade, de Once Unidos, nadaba en Tokio 2021. ¿Cómo fue ese día que lo viste a Matías compitiendo y algo te resonó adentro?

– Matías es un grande. Lo conozco desde muy chiquito en el club y siempre me ha enseñado de todo, me ha contado todas sus experiencias. Yo le preguntaba mucho de chico y él entrenaba con nosotros. Para quien no sepa, Matías es paralímpico, le faltan los miembros inferiores. Quizás para una persona que no está acostumbrada a tratar con personas con discapacidad le parece una locura que nade con nosotros, pero fue una gran enseñanza de que todos somos iguales. Me ha ayudado a entender muchísimo a él y a todos los paralímpicos. También soy muy amigo de él, es un grande y lo que hizo en Tokio es una locura, medalla de plata, increíble, sin palabras.

– ¿Cómo fue el día que viste a Matías De Andrade compitiendo en Tokio y le dijiste a tu
papá «yo quiero estar ahí»?

– Los Juegos de Tokio los vimos con mi papá enteros en mi casa por la tele. Sabíamos que Matute podía pelear una medalla porque el mes anterior, entrenando, había tirado su mejor marca, así que estaba en su mejor momento. Fue increíble verlo en vivo y le dije a mi viejo que en el próximo Juego yo iba a estar ahí.

– ¡La tenías re clara! ¿Y qué te dijo tu papá?

– Él me apoya en todo, me ayuda muchísimo. Cuando estaba en Argentina, me llevaba a todos lados, me ayudaba con la comida, con todo. Y me dijo que sí, que vamos. 

– ¿Por qué crees que estás clasificado a París 2024?

– Creo que estoy en París porque he dado mucho en mi día a día a lo largo de mi camino como nadador. He entrenado mucho, cuidado mi cuerpo y mi mente. Creo que aquellos que están en este punto es porque han dedicado más que otros, pero no lo veo como sacrificio. Es más bien una elección y algo que disfruto. Para mí, nadar es como la vida misma, como dice Fede.

– ¿Cómo descubriste que te gustaba la natación?

– Era chiquito, estaba en casa de mi mamá viendo la tele y vi a Michael Phelps, creo que tenía unos 11 años. Empecé a sentir gusto por la natación y ahí encontré mi pasión, lo que más me gusta en la vida. Afortunadamente, lo descubrí desde pequeño, porque sé que hay gente que encuentra su pasión más tarde en la vida.

– ¿Cómo te imaginas la experiencia de estar en los Juegos Olímpicos?

– Es algo que representa lo máximo de lo máximo. Me imagino una infraestructura impresionante, como la que vi en fotos de la pileta, que se ve de primer nivel. El estadio también parece enorme, con capacidad para más de 10.000 personas. En los Juegos Olímpicos, la natación atrae a personas de todo el mundo para verla y alentar. Creo que será una experiencia increíble.

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