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septiembre 6, 2024
Lo de Acá

El Estadio José María Minella: de escenario de glorias a ruina en peligro

Negro como la noche es el panorama que rodea al estadio José María Minella. Un escenario que nos ha dado grandes alegrías, donde hemos celebrado shows, gritado goles y hasta disfrutado de un Mundial, hoy se encuentra en un estado de abandono que mancha a una Mar del Plata vibrante, epicentro de eventos de gran calibre. Con un techo agujereado, moho y peligro de derrumbe, el Minella retrata un triste contraste con la dinámica actividad deportiva y social de la ciudad. Padres, hijos, trabajadores y deportistas circulan día a día bajo una tribuna en peligro, esperando respuestas que aún no llegan.

Por Santiago Giorgini

Negro como la noche es el panorama que rodea al estadio José María Minella. Un escenario que nos ha dado grandes alegrías, en los que hemos celebrado shows, gritado goles y hasta disfrutado de un Mundial. Aunque parezca descabellado, nuestro recinto tuvo la oportunidad de estar en su prime, con algunos partidos de verano y eventos masivos. Hoy por hoy su estado de abandono representa una situación que mancha a una Mar del Plata que mes a mes se ha vuelto a convertir en el epicentro de eventos de gran calibre, como el Mundial de Maxibásquet, el Enduro de Invierno o el Premier Padel. Todo esto sumado a lo cotidiano: B Nacional, Liga Nacional y Argentina de Básquet y demás eventos domésticos de las disciplinas locales.

“Si esto se viene abajo somos los primeros en morirnos”; “si un nene tira un pelotazo al techo, no sabemos qué puede pasar”; “está todo podrido, se puede caer todo abajo”, son algunas frases que resuenan en los pasillos del estadio. Un centenar de padres, hijos, trabajadores, deportistas, periodistas y allegados circulan día a día las tribunas techadas del José María Minella, hoy por hoy, bajo la lupa por su “peligro de derrumbe”.

Una situación de abandono que crece

Claro está que todos conocemos la cáscara de la situación: moho por todos lados, plantas que crecen entre el cemento, un techo agujereado que permite el paso de las gotas como si estuvieran en la peatonal y sobre todo, el nulo tránsito de hinchas, sí. Hinchas. El resto circula normalmente. Hasta los vendedores de pochoclos y garrapiñadas, que teniendo millones de lugares para reunirse, reparten su mercancía debajo de aquellas butacas.

Tiempo atrás, desde este espacio, tuvimos la oportunidad de mencionar el caso de los vestuarios y de la circulación de futbolistas, de los colegas del micrófono y de los allegados que presencian, partido tras partido, la odisea de trabajar debajo de una tribuna que actúa como una ruleta rusa, con ganas de desafiar al destino.

Más allá de aquellos actores que engalanan la actividad en el Minella fin de semana tras fin de semana, la circulación humana diaria en aquel sector es una moneda corriente. En la cuenta, incluimos el centenar de empleados municipales, los deportistas y aquellos acompañantes curiosos que simplemente llevan el mate y miran. Si uno ingresa a esos espacios subterráneos, ubicados debajo del buffet central del estadio, lo único positivo, es la vitalidad de los niños a la hora de querer insertarse en el mundo deportivo.

Flojito de papeles

¿Lo demás? Flojito de papeles: fierros sueltos, baldosas (antiquísimas) sin colocar, un espacio carente de energía eléctrica, vidrios semi-rotos y con la decoración escatológica de las palomas, focos quemados y una incontable suma de desperfectos severos, que ponen en riesgo la actividad de padres, trabajadores y sobre todo, niños. Después de todo, si la tribuna está en peligro de derrumbe y el espacio en pésimas condiciones ¿vamos a esperar que un niño se abra la cabeza con un fierro suelto? ¿O que se parta un vidrio y se astillen alguna parte del cuerpo? O aún peor, ¿que estos trabajadores, padres y chicos queden sepultados bajo los escombros del célebre José María Minella? Después de todo, colocar gente debajo de una tribuna con peligro de derrumbe, sería casi comparable a manejar en la ruta con los ojos vendados.

Hoy por hoy, nuestro estadio retrata fin de semana tras fin de semana, las historias de Alvarado y Aldosivi en la Primera Nacional. Cuenta con un uso básico del combo campo de juego, tribunas y vestuario. Todavía cuesta ponerlo a prueba para eventos superiores. Si miramos esa platea, que pide urgente aunque sea una mínima refacción, nos encontramos con un estado de abandono, desidia y rotura que, sencillamente, nos rompe el corazón a todos los que alguna vez asistimos a aquel lugar.

Nos volvimos a ilusionar, pero no por la selección, si no aquel día que Guillermo Montenegro, intendente del partido de General Pueyrredon posó en 2022 junto al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia, en una prometedora campaña por restaurar y mejorar nuestro escenario. Hoy, dos años más tarde, seguimos aguardando por respuestas. Esperemos que no sea tarde, ni que caiga algún escombro de la nada misma.

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