La incorporación de las naves sumergibles fue el pistoletazo de salida para la creación de la Base Naval. Del lema del Almirante Brown a la tragedia del A.R.A. San Juan. Un museo para pensar los desafíos del futuro próximo.
Por Thom Lahitte
En 1826, el Almirante William Brown, héroe irlandés de la Independencia de Argentina, reunió a la flota frente a las costas de una todavía inexistente Mar del Plata. ¿El objetivo? Combatir a la fuerza naval del Imperio del Brasil en el río Uruguay. En la previa de una de las batallas inmortalizó una frase: “Es preferible irse a pique antes que entregar el pabellón”.
Cien años después, el Ministro de Marina, Manuel Domecq García, decidió incorporar seis submarinos a la Armada Argentina. Para ello encomendó “la construcción de los talleres, varaderos y cuarteles necesarios para su reparación y mantenimiento en el Puerto de Mar del Plata”. El emplazamiento terminaría siendo una década después, la Base Naval.
La tecnología incorporada por Domecq y la premisa de Brown, son a día de hoy dos estandartes de la historia de la Armada de fuerte vinculación con la ciudad.
Tres hechos: rendición nazi, Malvinas y la tragedia del San Juan
En los casi 100 años de historia de la fuerza de submarinos hubo varios hechos destacados con Mar del Plata como protagonista. En 1945, ya terminada la guerra en Europa, dos submarinos alemanes se rindieron en la Base Naval. El primero fue el U-530 en julio y luego el U-977 en agosto.
En términos de experiencia en combate, dos sumergibles tuvieron un importante rol en la Guerra de Malvinas. Uno fue el ARA Santa Fe (S-21) que llevó a parte de las tropas que desembarcaron en las Islas el 2 de abril en lo que se conoció como Operación Rosario. Luego de un breve retorno a la Base Naval, es enviado a las Islas Georgias donde es finalmente capturado.
El otro submarino que intervino en Malvinas fue el ARA San Luis que realizó 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión a pesar de graves fallas en el equipamiento. La nave logró disparar tres misiles contra naves enemigas y sorteó varios ataques escondiéndose en las profundidades.
El hecho reciente más altisonante en la fuerza de submarinos fue una tragedia: la explosión y hundimiento del ARA San Juan en noviembre de 2017 con 44 tripulantes a bordo.
El San Juan fue construido en la década de los 80´ en un plan compartido entre Argentina y Alemania. Si bien se estipulaba la manufactura de seis sumergibles, sólo dos llegaron a concretarse.
El 15 de noviembre de 2017, el submarino de clase TR-1700 volvía de Ushuaia hacia Mar del Plata cuando desapareció en el océano atlántico.
ARA San Luis en la costa de Mar del Plata
El Museo de la Fuerza Submarinos
La rica historia de los submarinos militares argentinos es resguardada por el Museo ubicado en las inmediaciones de la Escollera Norte. Allí pueden visitarse varias salas donde pueden verse documentación, objetos y detalles de las cinco generaciones de sumergibles y sus intervenciones.
Uno de los elementos que más destaca son las réplicas de torpedos y de una sala de comando en tamaño real. A su vez, hay una balsa como las que utilizaron los soldados argentinos que estaban a bordo del crucero General Belgrano luego de ser hundido.
Además, el Museo cuenta con una sala de proyección de microfilms que van desde lo histórico hasta una mirada de la importancia estratégica del resguardo de la soberanía en el Atlántico Sur y la Antártida.
El Museo está abierto de martes a viernes de 10 a 18 y los sábados de 13 a 18 y la entrada consta de un bono contribución de $500 para el mantenimiento del lugar.