Los datos oficiales muestran que diciembre se ubica como el mes con mayor cantidad de suicidios en la Argentina. En Mar del Plata, la Línea 109 funciona como un dispositivo clave de escucha y prevención en un contexto donde la Organización Mundial de la Salud advierte que el suicidio es un problema grave de salud pública, pero prevenible.
Por Juan Manuel Salas
El suicidio es una de las problemáticas más complejas y silenciosas de la salud pública. No responde a una única causa ni admite explicaciones lineales, pero sí presenta patrones que se repiten y que interpelan a la sociedad, al sistema de salud y a las políticas públicas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como un problema grave de salud pública y advierte que, pese a su impacto social y emocional, puede prevenirse mediante estrategias integrales, que incluyan la detección temprana, el acompañamiento y el acceso oportuno a dispositivos de ayuda.
Durante años, la salud mental fue un tema relegado al ámbito privado, atravesado por el silencio, el estigma y la incomodidad social. Hablar de suicidio, de angustia o de sufrimiento emocional parecía algo que debía evitarse. Sin embargo, los especialistas coinciden en que nombrar el problema con responsabilidad, sin banalizarlo ni ocultarlo, es una de las primeras formas de prevención. Sacar la salud mental del lugar de tabú no resuelve por sí solo una crisis, pero abre la posibilidad de que quienes atraviesan un momento difícil sepan que existen espacios de escucha y ayuda. Sepan que no están solos.
El cierre del año suele ser un período especialmente sensible. Las fiestas, el balance personal, las tensiones económicas y los vínculos familiares pueden profundizar situaciones de angustia, soledad o padecimientos previos. Las estadísticas oficiales del Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC) muestran que diciembre se ubica de manera recurrente por encima del promedio mensual de suicidios. En 2024, fue el mes con más casos registrados en todo el año, una tendencia que se repite en los últimos períodos.
En Mar del Plata, frente a esta realidad, funciona la Línea 109, un dispositivo municipal de atención en crisis y prevención del suicidio que ofrece escucha, orientación y acompañamiento las 24 horas los 365 días del año. Se trata de un servicio gratuito, confidencial y accesible, pensado tanto para personas que atraviesan una situación de sufrimiento emocional como para familiares o allegados que buscan orientación para ayudar.
Para comprender mejor qué ocurre en esta época del año y cómo abordar la prevención, la jefa Departamento Salud Mental, la Licenciada María Marta Guerra explicó los factores de riesgo, las señales de alerta y la importancia de sostener redes de contención y escucha activa.
Guerra considera que el fin de año concentra una serie de factores sociales y simbólicos que pueden precipitar situaciones de crisis, especialmente en personas que ya atraviesan algún grado de fragilidad emocional.
“Hay épocas del año, como el fin de año, en las que existen circunstancias sociales y de contexto que pueden precipitar algunas situaciones personales. Son momentos que, en general, atraviesan a todo el mundo, pero los folclores de cada familia pueden volverse problemáticos”, explica.
Según señala, las fiestas tienen un peso que excede lo estrictamente celebratorio. “Son fechas con una carga simbólica muy fuerte. Más allá de los significados compartidos, cada persona las vive de acuerdo a su propia historia. Hay una especie de mandato social que empuja a hacer un balance: con quién estoy, cuál es mi mundo afectivo, qué tengo, qué quiero o qué hubiera querido”, describe.
Ese proceso, añade, suele intensificar sentimientos de soledad. “En personas que ya están en una situación de mayor fragilidad, el fin de año puede confrontarlas con la soledad. Es una época de balance, inevitablemente”.
La Línea 109 como herramienta de acceso


Desde el área de salud del Municipio, Guerra remarca que el objetivo central es ofrecer herramientas concretas de acceso, que permitan canalizar el pedido de ayuda. “Lo que nosotros podemos ofrecer como sistema de salud es la posibilidad de una herramienta accesible, una manera de responder facilitando que se formule el pedido”, sostiene.
En ese marco, destaca el rol de la Línea 109, que funciona desde hace tres años, las 24 horas, los 365 días del año. “Es una línea pensada para que las personas que atraviesan una situación de crisis personal o emocional —desde situaciones leves hasta complejas— puedan llamar de forma gratuita las veces que lo necesiten”, explica.
El dispositivo, señala, también es producto de un cambio que se aceleró durante la pandemia. “Antes la consulta en salud mental era absolutamente presencial, no se concebía de otra manera. La pandemia precipitó la necesidad de adaptarnos y habilitó herramientas virtuales que antes eran muy poco frecuentes”.
Guerra confirma que en esta época del año aumenta el volumen de llamados. “Sí, en diciembre hay un incremento. Durante la semana, especialmente lunes, martes y miércoles, se concentra la mayor cantidad de llamados”, detalla.
“Los fines de semana los llamados suelen ser más urgentes, más complejos, situaciones que muchas veces sobrepasan cualquier capacidad de espera», advierte.
Niños, adolescentes y una demanda cada vez más compleja
La profesional señala un dato que preocupa al sistema de salud: cada vez la demanda en los grupos etarios más jóvenes se ha ido complejizando. «Hay consultas de niños, adolescentes y adultos, pero en los últimos años aumentó y se volvió más compleja la demanda de los chicos más chicos”.
En ese sentido, subraya la importancia de que el acceso no sea solo para quien atraviesa la crisis, sino también para su entorno. “Recibimos muchas llamadas de familiares o allegados que nos consultan cómo acompañar, cómo hacer para conseguir un turno. A veces la persona se resiste, y entonces comenzamos a trabajar con los familiares”.
Prevención, redes y singularidad
Guerra es cuidadosa al hablar de prevención en salud mental. “Cuando se habla de prevención en salud mental, siempre es algo bastante inespecífico. No hay una palabra que funcione para todos, ni una intervención que tenga el mismo valor preventivo para todas las personas”.
Aun así, señala factores que pueden reducir riesgos. “En general, una persona contenida, con mejores condiciones de vida familiar y una red vincular que pueda escuchar y sostener, tiene menos probabilidades de atravesar situaciones extremas. Alguien que está completamente solo, sin red, está mucho menos sostenido”.
Y concluye: “La historia de cada uno, su singularidad, hace que esto sea complejo. Por eso, más que pensar en soluciones universales, lo importante es generar dispositivos de acceso. Si logramos que quien lo necesita pueda acceder a la atención, estamos acercando una herramienta”.
Un 2024 récord en suicidios en Argentina
Los últimos datos oficiales del SNIC confirman la magnitud del problema. En 2024 se registraron 4.249 suicidios en la Argentina, la cifra más elevada de los últimos 10 años, lo que equivale a un promedio de 11,6 muertes por día, o casi un suicidio cada dos horas. Esa cifra ubica al suicidio como la principal causa de muerte violenta, por encima de los homicidios dolosos (1803) y de las muertes en siniestros viales (3539).
En términos mensuales, el promedio de 2024 fue de 354 suicidios, pero diciembre alcanzó los 405 casos, un 14,4 % por encima de la media anual. El último trimestre del año concentró, además, el mayor volumen de casos, un dato que refuerza la necesidad de fortalecer los dispositivos de prevención, atención y acompañamiento en esta etapa del calendario.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la muerte por suicidio implica un drama personal con sufrimiento extremo que deja tras de sí un grave impacto en el entorno de la persona fallecida. Un suicidio individual afecta íntimamente, al menos, a otras seis personas y, si ocurre en una institución educativa o en el lugar de trabajo, puede tener influencia sobre cientos de personas.
Prevención
Más allá de las estadísticas, los especialistas coinciden en que hablar del tema, pedir ayuda y saber a dónde acudir puede marcar la diferencia. La Línea 109 de Mar del Plata cumple ese rol: brindar un espacio de escucha profesional, contener en momentos críticos y orientar hacia el sistema de salud cuando es necesario. No se trata solo de atender emergencias, sino de interrumpir el aislamiento, uno de los factores más frecuentes en las crisis suicidas.
“El suicidio es un problema importante de salud pública, pero puede prevenirse. Para prevenir el suicidio se requieren estrategias integrales que aborden los factores de riesgo a nivel individual, comunitario y social. Entre las intervenciones eficaces figuran la restricción del acceso a los medios para suicidarse, el tratamiento de los trastornos mentales, el consumo nocivo de alcohol, el manejo adecuado de los medios de comunicación y la identificación y el apoyo tempranos a las personas en riesgo», expresaron desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La prevención no se agota en una llamada, pero contar con un canal accesible y visible, como la línea gratuita 109, resulta clave, especialmente en períodos de mayor vulnerabilidad emocional como el fin de año. El acompañamiento temprano, incluso ante señales leves, puede reducir riesgos y abrir caminos de cuidado.
La salud mental deja de ser un problema individual cuando se la aborda como una responsabilidad colectiva. Hablar, escuchar y saber a dónde recurrir no elimina el riesgo, pero reduce el aislamiento, uno de los factores más presentes en las crisis. En ese camino, informar con responsabilidad también forma parte de la prevención.
