Por Carlos Fara
El viernes en nuestra columna semanal, lo dijimos: «La mayoría no le cree, pero por algo lo apodamos Copperfield: es un maestro del ilusionismo. Jamás hay que subestimarlo»
Por estas horas, el lector/a se estará preguntando, cómo es posible que con 140% de inflación, el yategate, el Chocolate gate, etc, ¿Massa consiguió salir primero en la elección y meterse al balotaje? ¿Es una sorpresa?, lo es, si consideramos que los triunfos se miden en virtud de las expectativas.
Vamos por partes.
Votar al «menos malo»
No solo se trata de la preferencia o el gusto, sino de los sentimientos que se juegan a la hora de poner la boleta en el sobre. A veces malo conocido es preferible a bueno o buena por conocer, o a otro malo, o loco por conocer. Todo depende de la expectativa… y del miedo, quizá los electores frente a las opciones, se preguntan si es realmente necesario matar mosquitos a cañonazos, sobre todo en escenarios de altísima incertidumbre, o si es mejor avanzar por un camino medianamente conocido. De manera que, mientras para algunos se trató de un voto ideológico, para otros la elección se trató de taparse la nariz y votar, y otros simplemente vieron algo en Massa que no tienen los demás, y que puede ser importante para este momento histórico de la Argentina.
En las últimas semanas, «pasaron cosas»
SM Copperfield utilizó el virtual feriado cambiario para que la última imagen en la retina de los votantes sea la explosión del dólar blue. Pero el plato fuerte ha sido la apuesta al miedo con un supuesto tarifario de servicios públicos mostrando que él protege a los trabajadores frente al «ajuste salvaje» de Bullrich y Milei. Dicho esto, ¿qué podemos ver en Massa? Básicamente que tiene iniciativa, y que es audaz. Quiere solidificar la sensación de que él «es capaz de cualquier cosa», incluso aquello que muchos no creen que hará.
Ya sea por atributos propios de liderazgo o por razones ideológicas, hoy por hoy Massa es el líder en el gobierno, y con Cristina y Alberto fuera de escena, logró generar una expectativa en un electorado que es proclive al voto peronista. Desde las PASO, recuperó el voto de varios desencantados que habían optado por el libertario. En agosto, todo el combo de UxP obtuvo el 32% y Milei el 25% en Pcia. de Buenos Aires. Esta noche, Massa sumó 43% en la provincia, logrando una diferencia de 11 puntos en un distrito clave, mientras el León, obtuvo 26%, sumando apenas un 1 punto.
En Corrientes, con casi 8 puntos respecto a las PASO, desbancó del primer lugar a Patricia Bullrich, como en Entre Ríos. En La Rioja, La Pampa, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán, los resultados se dieron vuelta a favor del mago, dejando segundo a Milei.
León que ruge demasiado fuerte, asusta
Durante las últimas semanas la campaña de Milei incorporó elementos por fuera del aspecto económico, metiéndose en el debate valórico de la sociedad. El corte con el Vaticano, las declaraciones sobre las responsabilidades paternales, etc. Se tratan de cuestiones muy sensibles y riesgosas, nuevamente, en un escenario de miedo e incertidumbre. Las certidumbres debían permanecer en el plano más material, económico. Una salida distinta al plan platita. Mantenerse en dolarización y ¿casta?
No era por derecha
La campaña de Patricia se fue por un camino que no tenía que ver con una oferta movilizadora para el electorado, terminar con el kirchnerismo, o la bandera del orden (como el país normal de Schiaretti), la puso de entrada en un lugar desventajoso, desenfocada. Más allá de su repunte en el último debate, o de su equipo de territorio poniéndose al hombro la campaña. Nada de eso alcanzó. Internamente sufrió la posición ambivalente de Macri, hasta que Mauricio salió de viaje por el país para apoyarla, tarde. Incluyeron a Larreta como parte del equipo de gobierno en caso de ser electa, tarde. Contener a la parte que no ganó en las PASO era parte de las medidas que debieron tomarse de inmediato, el 14 de agosto. Toda su campaña fue un concierto desafinado, y a la vista están los resultados.
Como habrán visto, esta es una película con final abierto y Copperfield va a seguir intentando más actos de ilusionismo, sobre todo, porque lo trajeron hasta la victoria.