Una familia de Necochea fusiona su pasión por la cocina, el fútbol y la tecnología en Norteamérica. Una unión peculiar que mantiene viva la identidad argentina mientras prosperan en un nuevo destino.
Por Florencia Cordero
Entre las responsabilidades cotidianas de su trabajo como oficial de sistemas en Canadá, el necochense Gabriel Almada se animó a incursionar en el mundo del fútbol y la gastronomía. Junto con su hijo mayor, fundó un club de fútbol hace siete años, un espacio donde la pasión por el deporte se entrelaza con la búsqueda de oportunidades educativas para jóvenes talentos locales. Pero la historia de Gabriel no se detiene en el campo de juego. Además de dirigir el club, se sumerge en la cocina de su esposa, quien ha creado un exitoso negocio de empanadas en la región.
Sin embargo, la versatilidad de Gabriel no tiene límites. También se desempeña como relator de fútbol en inglés, narrando los emocionantes encuentros de su propio club. Su dedicación y energía incansables son un testimonio vivo de la pasión argentina que lleva consigo a cada aspecto de su vida en Canadá.
Desde Kitchener, Ontario, el inquieto Almada compartió con entusiasmo cómo se aventuró en el arte del relato futbolístico:»Mis hijos me dijeron que estaba buenísimo que tenía que seguir, y después todos los otros chicos del club me decían lo mismo: «Tenés que seguir relatando». Bueno, entonces ahora me metí y como que lo hago más seguido», contó con una sonrisa contagiosa.
Y recordó con emoción su primer encuentro como relator: «En el primer partido que relaté, ¡fue genial! El primer gol que hicimos, tengo que buscar el video porque tiene que estar en YouTube. ¡Se me escapó! Sí, lo dije: Viene, viene, gol”, como un homenaje al marplatense Juan Carlos Morales, uno de los grandes relatores del fútbol argentino.
Con su carisma contagioso y su compromiso inquebrantable, Gabriel Almada sigue tejiendo un oasis de cultura argentina en el corazón de Canadá. Así recuerda cómo comenzó su travesía como inmigrante, cuando en el año 2000, junto a su esposa y sus tres hijos pequeños, decidieron embarcarse en la búsqueda de nuevas oportunidades en el exterior. A pesar de tener una promesa de empleo, los primeros días en un país desconocido fueron todo un desafío. Un cambio repentino de planes lo llevó a enfrentarse a una realidad totalmente diferente a la esperada.
Con el paso del tiempo, logró insertarse en la vida canadiense, enfrentando obstáculos hasta encontrar estabilidad laboral en una empresa de sistemas, donde aún trabaja después de más de dos décadas.
La historia de Gabriel Almada es un testimonio de perseverancia y adaptación, reflejando las experiencias de muchos inmigrantes argentinos que se aventuran en busca de un futuro mejor en tierras extranjeras. A través de su relato, podemos apreciar el camino recorrido y el valor de enfrentarse a lo desconocido con determinación y esperanza.
– ¿Cuáles son tus proyectos laborales en Canadá y cómo se relacionan con tu vida argentina?
– Tengo la suerte de compartir proyectos laborales con mi familia. Además de mi trabajo de 9 a 5 durante la semana, junto a mi hijo mayor fundamos un club de fútbol hace 7 años. También, mi otro hijo tiene su propia empresa de audio y video para eventos deportivos, y yo suelo ayudarlo, ya sea manejando cámaras o narrando partidos de fútbol en inglés. Por otro lado, mis hijas también trabajan con nosotros en el negocio de empanadas y comidas argentinas que tiene mi esposa.
– ¿Cómo surgió la idea de fundar un club de fútbol en Canadá?
– Mis hijos siempre fueron fanáticos del fútbol y ambos tuvieron la oportunidad de estudiar en Estados Unidos y Canadá con becas deportivas. Por lo tanto, decidimos iniciar un proyecto juntos y comenzamos con una academia de fútbol que luego se convirtió en un club reconocido. Hoy en día, competimos en varias ligas locales.
– ¿Y cómo se vincula el negocio de empanadas argentinas con tu vida en Canadá?
– Mi esposa tenía experiencia en el rubro de comidas en Argentina, así que decidimos emprender juntos aquí. Hace unos años, comenzamos con un local que ofrece comida argentina, especialmente empanadas, y nos está yendo muy bien. Es el único lugar de la región que ofrece este tipo de comida, y atraemos tanto a la comunidad local como a personas de otras ciudades cercanas.
– ¿Cómo ha sido adaptarse a la vida en Canadá desde Necochea?
– Cuando llegamos, nos establecimos en Kitchener, Ontario, una ciudad ubicada a unos 100 km al oeste de Toronto. Aunque al principio fue un desafío adaptarse, nos acostumbramos rápidamente y ahora nos encanta vivir aquí. Estamos en una ubicación privilegiada, cerca de Toronto y de la frontera con Estados Unidos, lo que nos permite disfrutar de diversas oportunidades y actividades.
– ¿Qué significa mantener viva la argentinidad a través de tus proyectos en Canadá?
– Para mí, mantener nuestras raíces argentinas en Canadá es fundamental. Aunque estamos adaptados a la vida canadiense, seguimos conectados con nuestra cultura y tradiciones a través del fútbol y la comida. Es una forma de sentirnos cerca de nuestro país de origen y de compartir nuestra identidad con la comunidad local.
1 comentario
Muchas gracias por la nota, fue un verdadero placer hablar con Florencia!