Te recomendamos algunas lecturas cortas, ágiles y frescas para despejar la mente y retomar el hábito lector.
Por Malena Peña
A veces nos pasa que no sabemos qué leer, o sí pero nos faltan ganas. No hay motivación, miramos la pila de libros pendientes y no hay caso, ninguno nos llama la atención.
El bloqueo lector es más común de lo que uno cree y se puede deber a varias causas como estrés, cansancio, malas lecturas o estar pasando por alguna situación complicada. En esta nota, recomendamos algunas lecturas cortas, ágiles y frescas para despejar la mente y retomar el hábito lector.
📚 La segunda venida de Hilda Bustamante – Salomé Esper
Hilda Bustamante tiene 79 años y, como a todas las personas, un día le toca morir. Lo insólito es que un tiempo después Hilda revive en su tumba, logra romper el ataúd y, sin entender bien lo que le está pasando, regresa a su casa, para conmoción de Álvaro, el amor de su vida, de Amelia, su adorada nieta adoptiva, y de las «chicas» de la iglesia, que siempre la consideraron una persona discretamente extraordinaria. Esta novela cuenta la historia de Hilda y el pequeño y maravilloso escándalo de su resurrección.
📚 Budín del cielo – María Luque
Rosa es una señora feliz. Jubilada de una de las pasiones de su vida –enseñar matemática a «sus pichoncitos» en el colegio–, vive sola en un departamento lleno de luz que da a la calle, visita con regularidad a su médico de cabecera y se preocupa por su vecina Norma, que tiene unos años menos que ella pero peor salud y bastantes más angustias. Aunque nunca se casó, tuvo varios novios, a quienes le gusta recordar con lujo de detalles. Quizás el gran amor de su vida haya sido, y todavía sea, Sandro: adorablemente vanidosa, a veces se emociona fantaseando con que el cantante también se enamora de ella. Tiene buena mano para la cocina, la pone contenta recibir noticias de sus alumnos y, sobre todo, disfruta de un don que no oculta a nadie: puede hablar con las flores y los pájaros.
📚 Los sorrentinos – Virginia Higa
Hace poco más de un siglo, una familia partió de Sorrento y se instaló en Mar del Plata para abrir un hotel y luego una trattoria cerca de la playa. Podría tratarse de una familia cualquiera de las tantas que inmigraron por esos años, pero esta tuvo una participación especial en la cultura argentina: inventó los sorrentinos, una pasta que hoy se come en todo el país.
La trattoria pasó de las manos de los padres a las de los hijos, y del hermano mayor al menor, el Chiche, un hombre que amaba el cine, la porcelana traída de Europa y la buena conversación, alguien para el que el mal gusto era un rasgo imperdonable y que, apenas con una ocurrencia, podía convertir una situación banal en una anécdota que se contara por años en las sobremesas.
Virginia Higa recogió las piezas de un relato familiar para escribir una novela sobre este personaje inolvidable, y sobre mujeres y hombres de aparente sencillez que protagonizan amores eternos y soledades profundas, muertes, traiciones y canciones, anhelos de costas lejanas y profecías de videntes, mientras celebran el idioma común de un clan inquebrantable.
📚 Cometierra – Dolores Reyes
Dice Cometierra:
“Me acosté en el suelo, sin abrir los ojos. Había aprendido que de esa oscuridad nacían formas. Traté de verlas y de no pensar en nada más, ni siquiera en el dolor que me llegaba desde la panza. Nada, salvo un brillo que miré con toda atención hasta que se transformó en dos ojos negros. Y de a poco, como si la hubiera fabricado la noche, vi la cara de María, los hombros, el pelo que nacía de la oscuridad más profunda que había visto en mi vida”.
Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino.
📚 Los ruidos vienen de la cocina – Maia Debowicz
“Nunca se sabe cuán lejos puede llegar una madre”, dice Maia Debowicz en esta, su segunda novela. En una primera persona cercana y llena de descripciones vibrantes, y una constelación de personajes adorables (también odiosos, en algunos casos), la narradora descubre el nacimiento de cinco gazapos en su casa, y de esa materia frágil y a la vez superpoderosa se arma para contar el resto. La sensibilidad animal se vuelve un misterio demasiado terrenal en donde se puede buscar respuestas o aniquilar esa certeza de que somos los únicos que nos cuestionamos cosas: el instinto materno, la violencia, el romance, los ataques de celos, incluso la salud mental aparecen como espejos de lo que pasa entre humanos que creen saberlo todo. La cocina como ámbito privado y político se ilumina en este texto porque de ahí vienen los sonidos de la niñez, como un murmullo o una música de fondo, ese lugar donde todo avanza y retrocede en el tiempo.
En Los ruidos vienen de la cocina, Maia Debowicz narra para entender: ¿es su propia vida la que está contando?, ¿es esa su madre, ese su novio?, ¿esos sus conejos? No lo sabremos. Lo que sí sabemos es que una hija puede sobrevivir a una madre inestable y salir triunfante, y eso es mucho más que un descubrimiento, es una respiración que acompaña todo el trayecto.