Por Marta Lamas
Don Adolfo Primavesi nació en Milán el 26 de agosto de l870 en una familia de clase media. Sintiendo una profunda inclinación por estudiar todo lo referente a la Naturaleza, sobre todo lo relacionado a las Ciencias Botánicas y Paisajismo, tomó cursos en distintos lugares: en la misma Italia, en Alemania, Inglaterra y varios de ellos en la Escuela de Floricultura de París, en donde un clima más benigno que en su Milán natal propiciaba especialmente la práctica de esta especialidad.
Según su propio relato, consiguió penetrar en los secretos de los parques de Versailles, Fontainebleau y Saint Cloud, deteniendo su atención en los de Londres y Alemania, en donde se halla la famosa Fortaleza de Coburgo, entre cuyos árboles aprendió todo lo que años después aplicó en Mar del Plata.
En 1909, ya casado con Giovanna Sabatini y luego de una breve estadía en Londres, llegó a nuestro país comenzando a trabajar en lo suyo: diseñando parques y jardines. Realizó varios trabajos en distintas localidades del país, como Córdoba, Entre Ríos y en la provincia de Buenos Aires, más precisamente en San Fernando, en la estancia Los Mirasoles, propiedad de Samuel Pearson Hale, quien fue director de la empresa de ferrocarriles y del Banco de la Nación Argentina. La renovación artístico-floral de esta finca la ubicó dentro de los más hermosos jardines en residencias señoriales de la época, además por su gran extensión con cultivos y plantaciones.


El surgimiento con una semillería
En 1920 decidió embarcarse con su familia de regreso a Italia, pero la situación de posguerra no era la propicia para iniciar una nueva etapa, y ante la imposibilidad de conseguir trabajo en su profesión, regresaron a Argentina. Instalados en Buenos Aires, inauguró una semillería a la que llamó “Iris”, que era el nombre de su hija.
A fines de la década del veinte, ante el ofrecimiento de Francois Verstraeten, casado con Matilde de Anchorena, aceptó venir a Mar del Plata a parquizar la chacra de 16 hectáreas que poseían en la zona de Patagones (actual San Juan) y Peña, hoy conocido el barrio como Pinos de Anchorena. Totalmente inhóspita esa zona en aquella época, cerca de la misma pasaba el arroyo de las Chacras, había un basural y sólo se realizaban algunos cultivos de maíz, comenzando Primavesi la plantación de cantidad de coníferas, robles de la variedad europea, Acer negundo, acacias y frutales entre otras especies. Hoy ese barrio contiene a la emblemática Casa sobre el Arroyo cuyo parque conserva parte de esa plantación.
Director de Plazas y Paseos
El Comisionado Municipal entre junio y octubre de 1931, Manuel González Guerrico, le encargó poner en valor la Plaza Mesquita, que se encontraba entre las actuales calles Entre Ríos, San Martín, Av. Luro y Boulevard Marítimo. Muy conforme con el trabajo realizado, le ofreció la Dirección de Plazas y Paseos, cargo que aceptó y fue designado el 25 de julio de 1931, en el que se desempeñaría hasta su fallecimiento ocurrido el 24 de agosto de 1952, dos días antes de cumplir 82 años.
Gestión de don Adolfo Primavesi
Para la ejecución de sus tareas, Primavesi llegó a formar un plantel de más de sesenta colaboradores, entre ellos diez jardineros, diez ayudantes, trece guardianes, veinticuatro jornaleros y dos camioneros. También contó con en esos años con el apreciado trabajo de Federico Frontini, su capataz-apuntador quien controlaba la ejecución de las tareas.
Entre los trabajos más destacados durante más de veinte años de gestión de don Adolfo Primavesi, podemos mencionar las siguientes realizaciones:
- Transformación y forestación con tilos y plátanos de la Avenida Pueyrredon (actual Diagonal Pueyrredon), que abarcaba la actual Diagonal Juan B. Alberdi hasta la costa.
- Construcción de una fuente en el triángulo formado por las calles San Juan (actual Hipólito Irigoyen), Pueyrredon y Rivadavia, y una fuente con peces y plantas acuáticas en la Plaza Luro (hoy San Martín) en la manzana de Hipólito Irigoyen y 25 de Mayo, que llamaban “la fuente de los poetas”.
- En el año 1934 asumió la Intendencia Municipal el Ing. Camusso, quien propuso al gobierno de la provincia de Buenos Aires el aprovechamiento de los sobrantes fiscales de la Explanada Sur (actual Boulevard Marítimo) desde Cabo Corrientes a Playa Grande, concluyendo esta obra con la inauguración del Parque San Martín el 5 de octubre de 1938.
- Modificación total de las siete Plazas Fundacionales, con nuevos diseños y forestación. Son las actuales plazas España, Colón, San Martín, Mitre, Peralta Ramos, Rocha y Pueyrredon.
La plaza San Martin
Arbolado con Plátanos de la Avenida Cincuentenario (actual Juan B. Justo).
- Parquización del Paseo Dávila, desde Punta Iglesia hasta el Parque Irigaray, con la construcción de pequeños jardines debido a lo irregular del terreno, incluyendo la barranca en donde se construyó el monumento a Florentino Ameghino en 1936.
- Arbolado y atención permanente de los jardines y paseos internos del Cementerio de La Loma, que fue rodeado por una cintura de álamos, formando además avenidas de cipreses. Prestó siempre especial cuidado estas obras, ya que todos los días iba a supervisar las tareas realizadas
- Parquización y forestación del predio donde se encuentra hoy el Campo Municipal de Deportes. Dispuso la arboleda completa de la avenida de entrada al parque de un largo de setecientos metros a cuatro festones de álamos y una doble hilera de olmos especiales.
- Reconstrucción de las plazoletas Emilio Mitre, Carlos Pellegrini y Alberto del Solar sobre la Explanada Sud, con renovación de césped y ornamentación con arbolitos decorativos.
- Construcción del Almanaque Floral en Plaza Luro, en un principio ubicado en la manzana frente la Municipalidad. No tuvo acto de inauguración, sino que se puso a consideración del público el 25 de Mayo de 1941. Años más tarde fue remodelado a su estado actual y emplazado frente a la Catedral. Su denominación de floral se debe a que los datos que ofrecía eran marcados con flores de estación, actualmente se rellenan moldes metálicos con granza de color.
- Redistribución en plazas y paseos públicos de las obras escultóricas que adornaban el Paseo General Paz y la Explanada Sur, espacios que fueron reformados a fines de la década del ‘30. El Paseo General Paz fue desmontado para construir el complejo Casino-Hotel Provincial y la actual Rambla Bristol.
Del anecdotario de don Adolfo Primavesi
En una entrevista realizada a su hija, Iris Primavesi, en su afán de rescatar anécdotas, contó que, como la Municipalidad tenía poco dinero, iba Primavesi con sus obreros españoles, italianos y criollos a la Loma de Punta Mogotes a buscar césped para parquizar, a veces en horarios insólitos.
Su característica siempre fue defender a la gente que trabajaba bajo su dirección, con lo que conseguía buena disposición para cumplir con sus órdenes. Para explicarles a los obreros lo que debían hacer, lo dibujaba en papel cuadriculado, un cuadradito era un metro, diez cuadros: diez metros, así ellos entendían el trabajo que debían realizar.
Su responsabilidad llegaba a tal punto que, relataba su hija, si alguna noche salía para concurrir a algún acto o para ir al cine con su esposa, hacía pasar el taxi por algunas plazas y si veía que había algún papel o diario tirado en ella, se bajaba y lo recogía para ponerlo en el cesto de residuos.
Si al iniciar trabajos en alguna plaza, al otro día se encontraba con que habían sacado las plantas o flores, iba personalmente a hablar con los vecinos para que ellos también colaboraran cuidando el lugar, logrando que disminuyeran las incursiones de quienes intentaban destruir las tareas realizadas por los jardineros.
Además de haberse desempeñado como funcionario municipal, fundó con varios connacionales el Círculo Italiano de Mar del Plata, y fue Presidente de la Sociedad Italiana Garibaldi.


Propuestas y homenajes
El domingo de Pascuas de 1950, recibió en su casa a dos representantes de la señora Eva Perón, quien le ofreció hacerse cargo de las plazas y parques de Buenos Aires, con la opción de instalarse allá o de viajar semanalmente, inclusive con la posibilidad de que él mismo fijara el sueldo que pretendiera ganar. Estuvo tentado de aceptar, pero declinó por la salud de su esposa y por su propia edad, ya que estaba próximo a cumplir 80 años.
El 25 de abril de 1952, en ocasión de alejarse de su cargo el comisionado municipal doctor Federico Callejas, éste decide homenajear al personal municipal a través de la figura de don Adolfo Primavesi, quién simbólicamente los representaba. En esta oportunidad, se le reconocieron los más de veinte años de servicio en los que demostró honestidad y capacidad en cada uno de sus actos, poniendo de manifiesto su dedicación y conocimientos en el cumplimiento de sus funciones.
El acto se llevó a cabo de acuerdo a lo previsto, tal como lo refleja la nota del diario La Capital del 26 de abril de 1952, en el que una foto ilustra el emotivo momento en que recibió su merecido tributo.
Don Adolfo Primavesi falleció el 24 de agosto de 1952, dos días antes de cumplir 82 años de edad. Era un domingo, a la hora de la cena y después de haber disfrutado una tarde de cine con su nieto, aunque había pasado un rato antes a ver como se iban realizando las obras en el lugar donde se estaba levantando un monumento a Eva Perón, fallecida un mes antes.
La Municipalidad local emitió un decreto adhiriendo al duelo provocado por su deceso, a través de nota de pésame a su familia, envío de ofrenda floral y dando asueto al personal para que puedan concurrir a su sepelio.
Con fecha 15 de septiembre del mismo año, el Intendente Municipal Olegario Olazar, elevó al Concejo Deliberante la propuesta de homenajear a don Adolfo Primavesi imponiendo su nombre al Parque circundado por las calles General Rivas, Juan José Paso, General Paz y Almafuerte. En sus considerandos, entre otros conceptos hacia su persona y su obra, expresaba “… a él se debe la transformación de plazas y paseos públicos que ostenta con orgullo Mar del Plata, que siempre han motivado el comentario elogioso de propios y extraños, porque es sabido que los hermosos jardines que complementan la belleza del balneario son los mejores que pueden contemplarse en el vastísimo territorio de la República y los turistas extranjeros que nos visitan no ocultan su admiración por esos espacios verdes, artísticamente delineados, con variada tonalidad de flores, cuyo conjunto ofrece un espectáculo maravilloso a la vista y grato al espíritu”.
Las cenizas de don Adolfo Primavesi fueron esparcidas pocos días después en el Parque que desde entonces lleva su nombre.
Sus familiares lo recuerdan como una persona muy educada, de muy buen carácter y muy amable. Sin dudas transmitía la felicidad de quienes ven cristalizado el esfuerzo de su trabajo en el estallido multicolor de las flores, en la sombra reconfortante de los árboles que en sus manos fueron retoños y en los frutos que simbolizan que se ha cumplido el ciclo vital de los seres vivos de todos los reinos de la Naturaleza.
Bibliografía y fuentes consultadas:
– Boletines Municipales 1930/1952.
– Diario La Capital de Mar del Plata, años 1930/1952
– Entrevista a Iris Primavesi (2001)
– Entrevista a Diana Callejas, nieta de Adolfo Primavesi.
– Colaboración en la investigación: Jorgelina Sanjurjo, Paisajista.