En estos textos literarios vas a encontrar personajes femeninos que perturban y dejan cicatrices que no sanan.
Por Malena Peña
Octubre es conocido por ser la Spooky Season, en donde nos permitimos mirar y leer esas cositas oscuras, misteriosas y tenebrosas que quizá en otra época del año ignoramos. Es la excusa perfecta para dejarnos llevar por nuestros miedos o deseos más inquietantes.
La literatura es el nicho ideal para disfrutar de la estación de Halloween, pero este año vamos a dejar de lado a las brujas, vampiros y hombres lobos, y vamos a ir con algo un poco más real: mujeres.
Hay mujeres que incomodan, fascinan y obsesionan. Que son perversas, no buscan redención, y aman y odian con la misma intensidad con la que destruyen o respiran.
En estas historias vas a encontrar personajes femeninos que perturban y dejan cicatrices que no sanan.
- Los ojos son la mejor parte – Monika Kim
Cuando su padre abandona a la familia, la vida de Ji-won se desmorona. Su madre se consume en la desesperación, su hermana menor se viene abajo y ella se refugia en sus pesadillas. En sueños, recorre habitaciones teñidas de escarlata, rodeada de ojos azules y suculentos. Ojos idénticos a los de George, el nuevo novio de su madre, un intruso que se pasea por su hogar con arrogancia, devorándola con la mirada.
La casa se vuelve claustrofóbica; los ojos de George la persiguen dentro y fuera de sus sueños. Su obsesión alcanza tal punto que cualquier hombre con ojos azules la atrae de un modo que no comprende: fantasea con arrancárselos, con sostenerlos entre sus dedos, con probar su textura, preguntándose si al saborearlos liberarían un dulzor inesperado. Pero pronto imaginar no basta. Ji-won necesita más.
Con una prosa afilada que bebe de la mejor tradición coreana, Monika Kim irrumpe como la nueva voz del terror literario con la historia de una joven asfixiada por el peso de una familia rota y la presencia de un intruso que lo trastoca todo.
- La quietud – Melisa Corbetto
La quietud puede ser tan deseable como inquietante. Puede ser un destino, un paréntesis en la vida o un pozo ciego. En este libro que aloja relatos de una melancolía espeluznante, la quietud aterroriza, ya sea cuando la Diabla aguarda para castigar de manera inesperada a quien le ha faltado el respeto, cuando una comunidad pueblerina se reúne para perpetuar sus rituales o cuando no hay dolor ni químicos que puedan ocultar el moho que se ancla en un alma en pena.
Con carácter incisivo, Melisa Corbetto nos ahoga en una marea de pétalos mientras la vida se desgarra en el corazón de una escritora que se debate entre el talento innato y los abismos de la locura.
- El amor es un monstruos de Dios – Luciana De Luca
Una novela que retrata la complejidad y lo siniestro del alma humana.
Antes de las moscas, del calor agobiante y la huelga en el cementerio, parece haber tranquilidad. Nadie ve que el pueblo ya está encerrado en su propio polvo de linajes feroces. Esperan un milagro. En medio del sofoco, la protagonista de esta historia está decidida a esquivar esa herencia. Hecha en la brutalidad y lo agreste, es una mujer que se sabe deforme. El misterio de su familia, de su madre dueña y señora, de su padre débil que mira el río. Ella planea la desaparición de lo que son. Pero nada alcanza cuando lo que tiene que pasar pasa y viene con fuerza salvaje. La llegada de dos extranjeros con sus biblias en las manos cambia el destino de las moscas, de la familia y de los habitantes del pueblo. Hay una advertencia: No confíen en lo que llega sin avisar y se queda. En El amor es un monstruo de Dios, Luciana De Luca retrata la complejidad y lo siniestro del alma humana. La oscuridad del amor y sus representaciones son encarnadas en personajes que deambulan sin un Dios que los salve.
- Mandíbula – Mónica Ojeda
Mandíbula es una novela sobre el miedo y su relación con la familia, la sexualidad y la violencia. Narrada con una prosa llena de destellos líricos, símbolos desconcertantes y saltos en el tiempo, toma rasgos del thriller psicológico para desarrollar el juego mental que se produce entre alumnas y maestras, y escarbar en las relaciones pasionales entre madres e hijas, hermanas y «mejores amigas», recreando un mundo de lo femenino-monstruoso que se conecta con la tradición del cine de terror y la literatura de género.
- Bunny – Mona Awad
Samantha Heather Mackey no podría encajar menos dentro del pequeño y elitista máster de Bellas Artes que cursa en la Universidad Warren de Nueva Inglaterra. Como alumna becada que prefiere la compañía de su macabra imaginación a la de la gente, siente aversión por sus compañeras de clase, una panda de niñas ricas y repelentes que se llaman «Bunny» entre ellas y que parecen un calco en su manera de hablar y de moverse.
Pero todo cambia cuando Samantha recibe una invitación para asistir al legendario «Salón de las obscenidades» de las Bunnies y, atraída de un modo inexplicable hasta su puerta, deja tirada a su única amiga, Ava. A medida que Samantha se sumerge en el mundo siniestro pero edulcorado de las Bunnies, y participa en el «taller» ritualista donde conjuran sus monstruosas creaciones, los límites de la realidad empiezan a difuminarse. Pronto, sus amistades con Ava y con las Bunnies entrarán en una colisión mortal.
Bunny, la nueva y fascinante novela de una de las cronistas más intrépidas de la experiencia femenina, es un relato sobre la soledad y el sentimiento de pertenencia, la amistad, el deseo y el poder fantástico y terrible de la imaginación.
- Soy fan – Sheena Patel
La protagonista y narradora de esta novela es una mujer de unos treinta años, hija de inmigrantes, que vive con su novio en el sur de Londres y encadena trabajos precarios en el mundo del arte. Es fan fatal de dos personas, a las que stalkea obsesivamente por redes sociales. El primero es un artista famoso, al que se refiere como «el hombre con el que quiero estar»; casado y bastante mayor que ella, con el que se ha metido en una pseudo relación tóxica y asimétrica de la que no puede (ni quiere) librarse. La otra es una famosa influencer de Instagram: una mujer blanca, privilegiada, que parece haberle ganado la partida en la conquista del hombre deseado y a la que llama «la mujer con la que estoy obsesionada». Una obsesión que le hará dirigir todo su odio, frustración y resentimiento hacia ella mediante una vigilancia constante en redes sociales y un acoso activo en el mundo real.
En su exitoso debut, Sheena Patel arroja una mirada crítica hacia el primer mundo contemporáneo, en la que se señalan las trampas de la sociedad multicultural, la pervivencia de la estructura de clases y la opresión del patriarcado. Sexo, violencia, capitalismo, política, arte y estatus: Sheena Patel aborda una gran variedad de temas con sensibilidad y destreza, sin miedo a ofender, y con una voz sólida que rebosa originalidad, inteligencia y humor.
- Mi hermana, asesina en serie – Oyinkan Braithwaite
Ayoola tiene un serio problema con sus novios: cuando se cansa de ellos, cuando le decepcionan, o a veces sin motivo aparente, los mata. Ya lleva tres, lo cual la convierte, en cierta manera, en una asesina en serie. La única que lo sabe es su hermana Korede, que movida por un amor fraternal cada vez más en el alambre, ha ayudado a Ayoola a eliminar pistas, cubrir sus pasos y, en definitiva, evitar que se descubra que aquellas misteriosas desapariciones de hombres jóvenes que se están produciendo en Lagos llevan su marca letal. Por si la situación no fuera suficientemente complicada, Korede contempla horrorizada cómo su hermana empieza a salir con el hombre de sus sueños –el médico del hospital en que trabaja como enfermera–, por lo que deberá replantearse su rol de cómplice, si no quiere que este triángulo amoroso termine en un baño de sangre.
A partir de estas dos hermanas peculiares, con personalidades opuestas y maneras muy distintas de integrarse en la jerarquía social –Korede representa el esfuerzo, el control, el respeto a las normas; Ayoola es anárquica, visceral, irresponsable, pero libre–, Oyinkan Braithwaite ha construido una trama negra tanto en su sentido del humor como en su vibrante desarrollo a la manera de thriller, situado en una Nigeria de principios de siglo XXI tan dinámica como peligrosa en este momento de cambios económicos y demográficos de la nueva África. Un magnífico debut en la novela en el que, con una prosa afilada y un ritmo embriagador, la joven escritora desliza agudas reflexiones sobre el poder de la consanguinidad, las relaciones tóxicas y las posibilidades reales de comprensión y convivencia pacífica entre mujeres y hombres.
- El cielo de la selva – Elaine Vilar Madruga
La selva marca la pauta: las mujeres deben parir y criar a sus hijos para volverlos el alimento de la selva. Y la selva es “un dios hambriento como todos los dioses del mundo”. Quienes viven en las inmediaciones de ese ente insondable, aceptan el pacto: el tributo es el costo de sobrevivir. Elaine Vilar evoca a Medea para plantear un universo implacable en el que las mujeres pueden dar vida, pero el mundo externo las devora. ¿Acaso la naturaleza tiene una noción de justicia? Esta magnífica obra es una alegoría sobre eso y sobre la maternidad y los cuerpos de la mujer. También lo es sobre los ritos y la cosmogonía selvática. Terror polifónico, una escritura salvaje que esconde la puerta indetectable del miedo. Cada paso, cada pisada, se escucha en este libro. Y hay tantas selvas como miedos.
- Mi nombre era Eileen – Ottessa Moshfegh
La Navidad ofrece muy poco a Eileen Dunlop, una chica modesta y perturbada atrapada entre su papel de cuidadora de un padre alcohólico y su empleo administrativo en Moorehead, un correccional de menores cargado de horrores cotidianos. Eileen templa sus tristes días con fantasías perversas y sueña con huir a una gran ciudad. Mientras tanto, llena sus noches con pequeños hurtos en la tienda local, espiando a Randy, un ingenuo y musculoso guardia del reformatorio, y limpiando los desastres que su padre deja en casa.
Cuando la brillante, guapa y alegre Rebecca Saint John hace su aparición como nueva directora educativa de Moorehead, Eileen es incapaz de resistirse a esa milagrosa e incipiente amistad. Pero en un giro digno de Hitchcock, el cariño de Eileen por Rebecca la convierte en cómplice de un crimen.
- Siempre hemos vivido en el castillo – Shirley Jackson
«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto». Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, que lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julian, que va en silla de ruedas y escribe y reescribe sus memorias. La buena cocina, la jardinería y el gato Jonas concentran la atención de las jóvenes. En el hogar de los Blackwood los días discurrirían apacibles si no fuera porque algo ocurrió, allí mismo, en el comedor, seis años atrás.