En un acto solemne y emotivo, realizado en la colmada Casa de Italia, la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) celebró este lunes la asunción de sus nuevas autoridades para el período 2025-2029. Mónica Biasone juró como rectora y Marina Sánchez Herrero como vicerrectora, en una ceremonia que congregó a integrantes de la comunidad universitaria, representantes institucionales y autoridades locales.
El evento también marcó la jura de los equipos de gestión que liderarán cada unidad académica. El inicio del acto contó con las palabras de despedida de las autoridades salientes, Alfredo Lazzeretti y Silvia Berardo, quienes entregaron el mando de la Casa de Estudios.
El compromiso territorial: la UNMDP como motor de la ciudad
Durante su discurso, la flamante vicerrectora, Marina Sánchez Herrero , puso el foco en la necesidad de fortalecer el vínculo entre la institución y su entorno. Destacó la importancia de concebir a la Universidad “como parte del territorio”, con un rol activo en el desarrollo urbano, social, cultural y productivo de Mar del Plata y la región.
«Una universidad que dialoga con su ciudad, que se integra a las necesidades locales, que participa del desarrollo urbano, social, cultural y productivo. Cuando una universidad nacional crece, también crece la ciudad que la alberga. Y cuando la ciudad se fortalece, también lo hace la universidad», expresó Sánchez Herrero, quien remarcó que esta conexión es «uno de los motores más potentes del federalismo argentino».
Además, la vicerrectora subrayó el papel crucial de la educación pública superior en el sostenimiento de la democracia. Señaló que la Universidad debe mantenerse “firme, abierta, independiente, crítica y profundamente democrática”, siendo “un faro de estabilidad en tiempos de incertidumbre” y un espacio donde “la razón, el conocimiento y el diálogo tengan siempre prioridad”.

La defensa de la educación pública ante el «clima poco feliz»
Por su parte, la nueva rectora, Mónica Biasone , dedicó una parte significativa de su alocución a reflexionar sobre el contexto nacional y los desafíos que atraviesa el sistema universitario. Señaló que se vive “un momento crítico para el sistema universitario argentino” debido a la falta de financiamiento ya la “inestabilidad presupuestaria”.
No obstante, Biasone fue crítica con los intentos de deslegitimar la educación superior estatal. “Y, sobre todo, el desprestigio que algunos poderes intentaron instalar sobre la universidad pública generaron un clima de época poco feliz”, manifestó, afirmando que este clima estuvo “basado muchas veces en desconocimiento o en prejuicio”.
La rectora reivindicó el papel histórico de las casas de estudio nacionales en el progreso de la sociedad, subrayando que “la universidad pública fue, y sigue siendo, el motor del ascenso social de nuestro país”. Recordó que por sus aulas pasaron “premios Nobel, científicas y científicos de excelencia… y millas de profesionales que día a día sostienen la vida social argentina”. En ese sentido, remarcó que “ninguna nación del mundo alcanzó reconocimiento internacional sin fortalecer sus universidades”, algo que Argentina logró gracias a un “sistema inclusivo, gratuito y comprometido con la excelencia”.
Los principios de la nueva gestión: apertura, inclusión y excelencia
Biasone también destacó el masivo respaldo social que recibió la universidad pública ante los intentos de desfinanciamiento y desprestigio. «La ciudadanía salió a defenderlo más allá de banderas políticas, ideologías o diferencias. En cada ciudad, en cada provincia, en cada esquina del país, las calles demostraron que la universidad pública no es un privilegio: es un patrimonio social», afirmó.
Finalmente, la rectora asumió el compromiso de fortalecer la UNMDP y delineó los principios que guiarán la gestión que comienza, comprometiéndose con una universidad abierta, gratuita, democrática y cogobernada. Destacó que será una institución plural, respetuosa de la libertad de cátedra y de opinión, comprometida con la excelencia como responsabilidad social, y capaz de innovar y asumir las transformaciones tecnológicas, ambientales y culturales del siglo XXI.
Concluyó con una declaración de principios firmes: «Una universidad inclusiva, feminista, ambientalmente comprometida, que promueva la igualdad, que combata la violencia, la discriminación y el odio. Porque frente a la intolerancia, nuestra respuesta seguirá siendo más conocimiento, más ciencia, más pensamiento crítico, más democracia».
