La expedición de investigadores del CONICET a 300 km de la ciudad sigue en boca de todos. En diálogo con Bacap, el biólogo marplatense Emiliano Ocampo realiza un balance del trabajo a bordo del R/V Falkor (too) y reflexiona sobre las repercusiones que generaron las transmisiones de streaming y la obtención de dos premios Martín Fierro.
Por Agustín Casa
El 2025 será recordado, entre otras cosas, como el año en que vimos en tiempo real imágenes inéditas de la biodiversidad del fondo del mar Argentino.
A lo largo del año, el buque R/V Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute navegó por distintas partes del océano Atlántico frente a la costa argentina, en el marco de distintas expediciones. La primera fue la más sorprendente y la que generó mayor repercusión: “Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV”, que se desarrolló del 23 de julio al 11 de agosto a 300 km de la costa de Mar del Plata. Luego, del 30 de septiembre al 29 de octubre, se realizó la campaña “Ecos de dos Cañones” y del 14 de diciembre al 10 de enero se lleva adelante la expedición “Vida en los extremos”.
Emiliano Ocampo fue uno de los cinco marplatenses que participó de la expedición científica al cañón submarino Mar del Plata, entre finales de julio y principios de agosto, como parte del Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (GEMPA). Durante esos días, el país estuvo atento a la ciencia como nunca. La tecnología del ROV SuBastian, un vehículo operado remotamente, del Schmidt Ocean Institute permitió seguir en vivo las imágenes del fondo marino a 300 km de la costa de Mar del Plata, al mismo tiempo que el equipo científico en el barco.
Con el paso de los días, decenas de miles de personas siguieron en Youtube las transmisiones en vivo comentadas por los científicos argentinos. Esta novedosa propuesta, impulsada por la Schmidt Ocean Institute, alcanzó un pico de alrededor de 92.000 usuarios mirando la transmisión en vivo y acumuló cerca de 18 millones de reproducciones por aquellos días.


El Martín Fierro de Oro
Ese interés genuino de la comunidad se tradujo luego en reconocimientos y premios. Los marplatenses que participaron de la campaña fueron distinguidos por el Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon con el título al Mérito Académico. La expedición recibió la Mención de Honor al Valor Científico del Senado de la Nación. El equipo científico obtuvo el Premio Perfil 2025 a la Mejor Divulgación Científica. Y el grupo también fue doblemente galardonado en la primera edición de los Premios Martín Fierro a los Canales de Streaming, con la estatuilla a Mejor Transmisión Especial y el premio más importante de la ceremonia: el Martín Fierro de Oro.
“No lo esperábamos. Sí pensábamos que teníamos chances con el de transmisión especial”, cuenta a Bacap Emiliano Ocampo, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y profesor de la UNMDP.
Ocampo fue uno de los integrantes del GEMPA que asistió a la ceremonia y recibió los premios junto a Nadia Cerino -conocida como Nadia “coralina”- y Mariano Martínez. En las dos ocasiones que subieron al escenario, los científicos del CONICET fueron agasajados con el aplauso unánime de la industria del streaming y la ovación de los presentes. Para Ocampo, que el streaming del CONICET -por las transmisiones desde el cañón submarino Mar del Plata- haya ganado la estatuilla de oro “es un excelente mensaje”.
Los reconocimientos a los científicos que participaron de la campaña llegaron en un momento muy difícil para el sistema científico nacional. A principios de diciembre, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i) comunicó la anulación de la convocatoria a Proyectos de Investigación Científicos y Tecnológicos (PICT) 2022 y el cierre de la convocatoria PICT 2023. “Es curioso que la noticia sobre la baja de los PICT fue la misma semana en que nos dieron el Martín Fierro de Oro”, se lamenta Ocampo.

“La simbología del Martín Fierro, que decía Martín Fierro CONICET, es fuertísima -reflexiona-. Y me parece que, de alguna forma, sirvió eso. Nosotros tuvimos siempre un mensaje saliendo de la crítica política y eso le llega a todo el mundo”.
El contexto de desfinanciamiento para la actividad que realizan y las dificultades que atraviesan sus colegas hace que el sabor por las distinciones y el cariño de la sociedad sea agridulce. “Nuestros compañeros no entraron a la carrera de investigación o los evaluaron pero no los hicieron ingresar, redujeron un montón el número de becas posdoctorales y doctorales, todo el músculo científico. Los más jóvenes salen de las carreras, se encuentran con una situación que es imposible y están decidiendo irse a otros lugares. Arrancamos con la fuga de cerebros”, apunta.
En paralelo, resalta el acompañamiento de la sociedad hacia la labor que realizan los investigadores argentinos, en su gran mayoría formados en universidades públicas y que se desempeñan en instituciones públicas. “Yo creo que la ciudadanía apoya la investigación científica, apoya que las decisiones políticas se tomen en base a conocimiento científico, hay incluso revisiones científicas que muestran esos resultados o esa idea, y apoya que la educación sea pública, de calidad y que siga siendo gratuita”, sostiene.
El trabajo de laboratorio tras una campaña histórica
La expedición al cañón submarino Mar del Plata permitió a los científicos -y a la comunidad en general- conocer la biodiversidad del fondo marino a casi 4.000 metros de profundidad, en una zona poco explorada del Atlántico Sur.
“Los resultados de la campaña fueron increíbles. Se pudo recabar un montón de información biológica, oceanográfica, geológica, de todo tipo. En el GEMPA tenemos personas que entienden un poquito de cada cosa. Creo que le sacamos jugo y le sacamos provecho a casi todo”, reconoce Ocampo.
El equipo científico estima que descubrieron unas 40 especies nuevas y también hallaron una gran diversidad de corales en aguas frías, algo impensado en la previa. Durante los trabajos, se tomaron muestras de ejemplares desconocidos o poco estudiados, también se recogieron muestras de sedimentos a distintas profundidades y muestras de agua para estudiar las condiciones y la salud del océano.
En su laboratorio del IIMyC, Ocampo y sus compañeros ya comenzaron con el análisis de las muestras. En el marco de pasantías de estudiantes, se organizó la colección de la muestra, se hicieron extracciones de los músculos y se empezó con el análisis genético de las muestras para determinar a qué especies pertenecen. A la espera de los resultados, entienden que algunas de las especies son nuevas.
También procesaron datos de ADN ambiental, es decir, hicieron un mapeo general de lo que está presente en el ambiente a partir de los fragmentos biológicos del agua. Además, tomaron muestras para estudiar la acidificación oceánica.
“Medimos variables y recolectamos sedimentos para ver el nivel de carbonatos y de carbono orgánico e inorgánico que está ahí entrampado. Eso lo está analizando una becaria que está haciendo un posdoctorado con Paulina Martineto y conmigo. Y también recolectamos muestras de agua que tenemos que analizar”, detalla Ocampo.


La ciencia es colaborativa
Muchos de los integrantes del GEMPA se volvieron a reunir entre el 1° y el 5 de diciembre en Puerto Madryn, donde se celebraron las XII Jornadas Nacionales de Ciencia del Mar. En ese congreso, hubo reuniones entre integrantes de distintas campañas oceanográficas y se establecieron algunas líneas de trabajo en común.
“También nos vinculamos con gente de Uruguay SUB200, la campaña que se hizo en los cañones de Uruguay, para compartir datos. En ciencia, las fronteras son difusas, y está buenísimo eso. Uno comparte los datos con todo el mundo, se vincula y trata de aportar al conocimiento general. Hablamos con investigadores de allá y hay varios estudios que vamos a hacerlos de forma colaborativa”, describe.
Pese a las expectativas por llegar a los resultados, Ocampo recuerda que los trabajos científicos llevan tiempo y es fundamental el financiamiento para la realización de los estudios. “Hacer análisis genéticos es medio caro y uno tiene que tener el respaldo”, indica.
En este caso, también se suma la expectativa de la comunidad que siguió las transmisiones en vivo por Youtube, que vio todo el proceso (las imágenes y la recolección de muestras) y que con el paso del tiempo podrá conocer la publicación de los resultados. “Más allá de la comunidad científica, está toda la comunidad curiosa y expectante, y también uno quiere dar respuesta a esa demanda”, afirma.
Furor por la ciencia en vivo
Para los integrantes del GEMPA, el furor de las transmisiones de streaming desde el buque R/V Falkor (too) fue impensado.
“No se explica por una sola causa, es multifactorial. Hubo una campaña previa en Islas Sándwich del Sur, pero las transmisiones en parte eran en inglés y no hubo una difusión muy grande. En este caso, se juntaron un montón de cosas. Fue durante las vacaciones de invierno y la gente se podía conectar. Aparecieron personajes icónicos del mar, como la estrella culona y las batatitas, y la gente enseguida empezó a hacer comunidad, a compartir imágenes y se empezó a generar esa sensación de que, si no lo estás viendo, te lo estás perdiendo”, comenta.
Ocampo recuerda que en aquel momento se sabía mucho menos sobre el fondo marino que en las campañas posteriores y que estaba la expectativa y la sorpresa -incluso de los propios científicos- por lo que encontraban.
Esa expedición también fue seguida de cerca por docentes y alumnos de escuelas primarias y secundarias de todo el país, que realizaron actividades pedagógicas sobre los animales marinos. “En las primarias y en las secundarias, los profes se volcaron a dar las materias vinculándolo con el fondo marino y fue buenísimo. Los pibes enseguida miran la pantalla y la pulsión inmediata es ponerse a dibujar y eso es increíble. Nos mandaron dibujos, salas que han hecho con fondo marino, actividades jugando con un ROV inventado”, relata.
La experiencia como comentaristas o streamers en las transmisiones les abrió las puertas a muchos de los integrantes del GEMPA al mundo de la comunicación de la ciencia. Desde que finalizó la campaña, la rutina laboral se amplió. Reconocimientos, entrevistas con medios de comunicación -incluso desde el buque durante la expedición-, encuentros con estudiantes universitarios, charlas para alumnos de escuelas y actividades abiertas a la comunidad en distintas ciudades. Este verano, llevarán adelante una serie de actividades en el Museo MAR, con la organización de la provincia de Buenos Aires.
En paralelo, la comunidad se apropió de las imágenes de la campaña científica. Se hicieron remeras, llaveros, pulseras, stickers, adornos y otros objetos. “Hace unos meses fui a un recital en Buenos Aires y me crucé con un flaco que tenía un tatuaje de la estrella culona”, señala Ocampo.
Como si fuera poco, en la presentación de la nueva camiseta Adidas de la selección argentina aparece una pareja eligiendo el adorno de la estrella culona, el gran ícono de la campaña científica.
Del fondo del mar a las pantallas de todo el país, la expedición en el cañón submarino Mar del Plata fue un hito en el estudio del mar Argentino. Su popularidad superó cualquier pronóstico. Los reconocimientos excedieron el ámbito de la ciencia. Sus imágenes recorrieron el mundo. Algunos hallazgos quedaron grabados en las retinas de la sociedad argentina. E íconos como la estrella culona pasaron a formar parte de la cultura pop.
