Según datos oficiales, se estima que Argentina ha perdido alrededor del 70% de su superficie de bosques nativos. El 30% restante presenta, además, diversos niveles de degradación. Un porcentaje muy bajo está protegido (a excepción del bosque andino patagónico que tiene un 35% de su superficie protegida), y mucho menor aún es la superficie que se podría estar regenerando, enumeró Emiliano Ezcurra.
“Los bosques tiene un rol fundamental en la economía local y global desde varios aspectos: el turismo, la regulación hídrica, la estabilidad de suelos, la producción de maderas (siempre en forma sustentable claro, sino ese servicio se pierde), los frutos silvestres, son aún hoy el acceso a proteína animal en la dieta de muchas comunidades, la producción de miel, plantas medicinales y nada más y nada menos que el hábitat de todas las especies que los habitan, incluso en bosques con poca superficie en el total del país como puede ser el caso de la selva misionera, donde en el 3% del país habita el 60% de las especies de aves registradas por la ciencia” explicó.
No obstante, “solo alrededor del 5% de la superficie de bosques nativos de Argentina está protegida. A esto se suma el caso de bosques muy críticos como el caso del Espinal, el Caldenal, la Selva Pedemontana de las Yungas, la Selva de Montiel, y el Gran Chaco que cuentan aún hoy con porcentajes bajísimos de protección que van de 0% al 3%” advirtió.
Para sumar complejidad a la situación “alrededor del 90% de los bosques nativos se encuentran dentro de propiedades privadas. Tal vez sea un poco más alto ese porcentaje”.
De todas formas, “hay esquemas a nivel provincial que permiten a un privado entrar en un régimen de área natural protegida privada. Según cada provincia ofrecen descuentos impositivos entre otros incentivos. Y también según cada provincia el régimen de inscripción y declaración del área protegida privada varía en términos de los actos administrativos necesarios para su creación”.
Ubicación
Las grandes superficies de bosques nativos se encuentran en el norte y centro de Argentina. De oeste a este: La Selva de Yungas, el Gran Chaco y el Bosque Atlántico (Selva Misionera). Hacia el centro, continúa el Gran Chaco que ocupa partes de Córdoba, Santa Fe, La Rioja y, en el centro, el Distrito del Monte y el Espinal Pampeano (una suerte de media luna de Corrientes y Entre Ríos pasando por el sur de Santa Fe, Córdoba, parte del norte de Buenos Aires y gran parte de La Pampa y San Luis.
En el litoral las selvas en galería forman un bosque bien propio con muchos elementos del Bosque Atlántico. Y un sector bien sur de esta, llamado Selva Marginal se extiende hasta Punta Lara y Punta Indio en Buenos Aires. En la Patagonia se encuentra el bosque andino patagónico y la selva valdiviana que compartimos con Chile que limita con la estepa al este y mar al oeste interrumpido por momentos por la cordillera.
¿Cómo es la situación de la provincia de Buenos Aires en comparación con el resto del país?
“La provincia de Buenos Aires ha sufrido una enorme conversión de sus hábitats naturales, sobre todo el pastizal pampeano, pero también tiene bosques. El Delta, los Talares de la zona de Dolores, Magdalena, Punta Indio, que han sido muy impactados y algo de espinal al norte prácticamente transformado en su totalidad. Los sistemas de dunas vivas de la provincia también han sido diezmados por la urbanización quedando solo en pie la Reserva Faro Querandí que es una locura que sea solo de carácter Municipal cuando debiera ser Parque Nacional hace rato” analizó Ezcurra.
Todos estos ecosistemas comparten una amenaza: la transformación del hábitat. El desmonte. Las urbanización también es una amenaza en casos muy específicos como los humedales del Delta. Pero “La causa, son los desmontes y los desmontes están motivados por el corrimiento de la frontera agropecuaria. La soja y la ganadería están pampeanizando los bosques del norte y centro del país a pura topadora” advirtió para finalizar.