La iniciativa pone el foco en el último espacio territorial a descubrir en el país: nuestro mar. Con la premisa de desarrollar su potencial económico y la necesidad de un abordaje sostenible, distintos actores se vuelcan al estudio y al trabajo sobre la “Pampa Azul”.
Por Thomás F. Lahitte
Cuando se piensa en Argentina y recursos económicos, el imaginario popular evoca el campo, la ganadería y la agricultura. Es innegable la importancia de este sector no solo como industria sino también a nivel social: desde figuras culturales como el gaucho a la identidad en los consumos de carne y la exportación de productos agrícolas. Estos elementos se ven contenidos en un espacio que habitualmente llamamos “Pampa”. Pero esta importante extensión territorial del país convive con una enorme masa de 1 millón de kilómetros cuadrados: el mar argentino.
El proyecto “Pampa Azul” busca promover la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación para preservar y gestionar efectivamente los bienes marinos, contribuyendo así a fortalecer la soberanía nacional sobre el mar.
Se trata de una iniciativa impulsada por el Estado, cuyos principales actores son siete ministerios (Ciencia, Tecnología e Innovación; Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Agricultura, Ganadería, y Pesca; Turismo y Deportes; Defensa y Seguridad) instituciones dedicadas a la investigación como CONICET e INIDEP, distintas universidades (UNMdP, UTN, UTDF, UNASUR, UNPSJB, UNPA, UBA, etc), el Servicio Meteorológico Nacional y Prefectura Naval.
“Los ejes transversales a todas las áreas son la innovación tecnológica, la inclusión social, la protección de los bienes naturales marinos, la integración de los entornos marino y costero; y la perspectiva de género.”
Objetivos
Los objetivos generales para el período 2020-2023, comprenden diferentes líneas de trabajo. Por un lado, aquellas propuestas destinadas a fortalecer las capacidades del sistema científico-tecnológico que implican la puesta a punto y expansión de la flota dedicada a la investigación, la ampliación de las redes de monitoreo y el incremento de campañas. Además, las relacionadas a las capacidades interinstitucionales a partir de la creación de centros multidisciplinares y la convocatoria a proyectos. Por último, la puesta en agenda de temas estratégicos como la soberanía y seguridad nacional y el desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible.
La iniciativa, creada originalmente en 2014, experimentó en su recorrido períodos de estancamiento en el volumen de actividad. El 10 de junio pasado, en el marco del Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre Malvinas, el Ministerio de Ciencia y Tecnología en conferencia con el presidente Alberto Fernandez, anunció financiación por 2100 millones de pesos en instalaciones científico-tecnológicas.
En esa oportunidad declaró “Tenemos el deber de saber qué tenemos en el Atlántico Sur, qué riquezas alberga Malvinas, el mar circundante”. El dinero está destinado a localidades costeras de importancia como Mar del Plata, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia.
El potencial económico del mar argentino
En 2017, el proyecto lanzó el documento “Horizontes estratégicos para el Mar Argentino”. Este plantea a nuestro mar como “el último espacio territorial a desarrollar” y uno de los más importantes en términos económicos que sin embargo es poco aprovechado.
Del PBI que se genera en el país, solo el 1,5% proviene de actividades vinculadas al océano. “Pampa Azul” estima que ese número puede elevarse a entre un 15% y un 20% por ciento. Para ello deben desarrollarse sectores económicos estratégicos:
*Pesca comercial y maricultura. Tanto en el frente del talud como en frentes internos se reproducen y alimentan especies de gran interés comercial como el langostino, el calamar, la merluza y la anchoíta.
Por otra parte, hay buenas condiciones para la maricultura, el cultivo de especies, especialmente en la patagonia más austral. (Santa Cruz y Tierra del Fuego)
*Petróleo y gas. Hay identificadas 8 cuencas sedimentarias (Salado, Colorado Marina, Rawson, Valdés, San Julián, San Jorge, Austral y Malvinas) donde se conoce la presencia de hidrocarburos. Además existen minerales de gran interés como el manganeso o el hidrato de metano. Postula que la explotación de estos recursos off-shore podría garantizar la autonomía energética del país.
*Energía marina. Las mareas en las costas patagónicas proporcionan buenas oportunidades para la producción de energía mareomotriz. Incluso existen zonas específicas para producir energía derivada de gradientes térmicos.
*Turismo. La actividad turística vinculada al océano es una de las principales fuentes de ingreso del país, en especial a través de la costa bonaerense. Las mejoras de infraestructura, comunicación y logística podrían incrementar el flujo y el tiempo de estadía de visitantes.
*Industria naval e infraestructura portuaria. Propone el desarrollo de la flota mercante nacional para disminuir costos, aumentar la autonomía y nuevas posibilidades para la innovación tecnológica. Según el informe, no puede pensarse el desarrollo de planes estratégicos sin la fabricación de buques, plataformas y sistemas de comunicación y monitoreo.