Con restricciones vuelven las actividades a las bibliotecas que estuvieron suspendidas durante más de un año.
Por Triana Kossmann
Las bibliotecas municipales y protegidas vuelven a abrir sus puertas después de mucho tiempo. La nueva disposición indica que solamente pueden brindar servicio de préstamo y devolución de libros, sin permanencia, sin salas de lectura habilitadas, ni selección en estante abierto (es decir, que las personas pueden recorrer y elegir ellas mismas de los estantes).
Aunque las restricciones son numerosas, la nueva etapa despierta mucha emoción, especialmente en los equipos de trabajo de las bibliotecas barriales, donde el vínculo con lectoras y lectores era cotidiano antes de la pandemia.
Las y los bibliotecarios consultados por Revista Leemos coinciden en el análisis sobre el tiempo que se mantuvieron cerradas las unidades de información. “Nos tomó por sorpresa como a todos y nunca nos imaginamos que se iba a extender tanto”, explicó Jorge García, quien es parte del equipo de la Biblioteca Pública Municipal Revolución de Mayo, ubicada en la plaza de Uruguay y Marconi y que por primera vez abre sus puertas al público desde el inicio de la pandemia.
García agregó que “se generó una desconexión con nuestras lectoras y lectores, porque desde nuestra biblioteca teníamos una relación muy aceitada, muy profunda. Acá tenemos lectores de diversas edades, que venían constantemente a sacar libros, a buscar información, a buscar material que le podíamos ofrecer porque esta es una biblioteca con subsidio de Conabip y tenemos la posibilidad de compra de material bibliográfico muy actualizado, de manera que venían muchos lectores. Y eso se cortó de un día para el otro”.
Un avance
En el caso de la Biblioteca Pública Protegida Roberto Arlt, que funciona en la Asociación de Fomento del Barrio Los Pinares y que forma parte del Sistema Municipal, su bibliotecaria Marcela Machado contó que “esta biblioteca pudo mantenerse abierta casi un mes, entre marzo y abril cuando habíamos pasado de fase, o sea que la gente pudo venir en ese mes, pero después al retroceder de fase por indicación de la Provincia volvimos a cerrar el servicio y hoy siento que hay que volver a construir los lazos con la gente”.
En el mismo sentido se expresó Griselda Castiglioni, su colega de la Biblioteca Pública Municipal Nicolás Avellaneda, quien destacó que “fueron meses muy difíciles. Nosotras recibíamos permanentemente la demanda de las personas que querían retirar libros porque, esto es indiscutible, lo hubieran podido pasar mejor teniendo material de lectura disponible, cosa que no pudimos hacer. En lo profesional, el año pasado fue muy frustrante para mí, y sé que fue muy duro para las personas que asisten habitualmente”.
Devolución y retiro de material
De acuerdo a las nuevas disposiciones, a partir de esta semana las bibliotecas del Sistema Municipal cuentan con atención al público en el horario de 10 a 14 y solamente para devolución y retiro de material, de manera que en cada una de las unidades de información se han implementado diferentes formas de mantener el contacto y la posibilidad de que las y los lectores elijan el material a retirar se hace de manera remota, tanto por whatsapp como por redes sociales, dependiendo de la forma en que han utilizado con sus respectivas comunidades.
Si bien son optimistas respecto de cómo se desarrollarán las actividades a partir de ahora -esperan que a medida que se vaya acercando la primavera se podrán realizar propuestas presenciales al aire libre o con grupos reducidos-, también entienden que las bibliotecas barriales tienen un arduo trabajo por delante.
Así lo cuenta Machado, quien explica que “hay que volver a reforzar el hábito que de alguna manera ya estaban instalado en la gente, que es lograr que la gente identifique la biblioteca con sus actividades diarias. Cuando van al supermercado que está cerca o llevar a los chicos al colegio, a la salida hacer el paso por la biblioteca para que todos elijan lecturas. Todo eso que ya estaba instalado después de tantos años, hay que volver a crearlo”.
Para ello, se encuentran ante el desafío de articular el trabajo remoto que realizaron durante el año y medio que pasó, con las actividades presenciales. “Desde Revolución de Mayo se mantuvieron propuestas a través de las redes, hemos hechos charlas todos los meses de temas políticos, hicimos podcast con narraciones para adultos, la Asociación Amigos se reunía en forma virtual y ahora que volvimos a abrir, estamos yendo lentamente a esta nueva normalidad”, dice Jorge García.
“La expectativa -continúa- es retomar ese diálogo asiduo, profundo y fluido que teníamos con nuestras y nuestros lectores, en especial con la niñez que, por suerte, empiezan a acercarse, a devolver material. Vienen con un entusiasmo enorme de saber que van a poder sacar libros y ese mismo entusiasmo es el que tenemos nosotros”.
Expectativas
Por su parte, la bibliotecaria del barrio Estrada entiende que “esta etapa genera muchas expectativas de cuidado y de aprendizaje. Es una instancia en la que tenemos que aprender algo que nunca habíamos vivido y que evidentemente se va a quedar mucho tiempo, y nos desafía a repensar nuestro trabajo como bibliotecarias y seguir ejerciendo nuestro rol social”.
Cabe destacar que no todas las bibliotecas del Sistema estarán abiertas en los próximos días, ya que existen varias que se encuentran afectadas por el déficit en la cantidad de personal. Tal es el caso de los servicios que cuentan con una sola persona encargada y que por razones de salud se mantienen a resguardo sin contacto con el público.
Además, las nuevas condiciones de trabajo implicaron tareas de limpieza profunda luego de mucho tiempo de estar cerradas, como es el caso de la Biblioteca Pública Protegida Gladys Smith del Barrio Bosque Alegre, según destacó una de sus bibliotecarias, Norma Martínez, y está previsto que reabra sus puertas el lunes próximo.
Vuelta a las bibliotecas
No obstante, el camino de reapertura ya se inició y de a poco los servicios retomarán de manera paulatina. Mientras tanto, las y los bibliotecarios ya planifican acciones al aire libre, grupos de lectura que combinen presencialidad con participación virtual, así como profundizar los proyectos de extensión con otras instituciones barriales y redes de organizaciones que hasta ahora se mantuvieron de manera remota.
“Yo vivo esta nueva apertura con muchísima alegría”, agrega Castiglioni y amplía: “Me emociona haber leído a mis compañeras todos estos días publicando en las redes ‘estamos atendiendo’, ‘la biblioteca abrió’. Yo lo vivo con mucha emoción”.
Por su parte, Machado cuenta que “como el vínculo con las y los lectores es personal, toda esta semana las charlas empezaron por preguntarnos cómo estamos, cómo están nuestras familias. Ahora, todos los días es un paso, todos los días son los reencuentros, todos los días son las emociones que se van a mantener en el tiempo y el reconocer que el servicio está abierto y que se puede de a poco volver a utilizar”, comenta.
Por último, García va más allá y arriesga “queremos volver a realizar actividades presenciales, lentamente y con los cuidados necesarios lo vamos a ir haciendo, pero el futuro aún tiene muchos interrogantes. No solamente en la relación con las bibliotecas, sino en lo cotidiano para cada uno y cada una. De todas maneras, hay ganas y hay esperanzas”, concluye.