La protección de los derechos y la asistencia a los más vulnerables se transforma en un trabajo invisible pero con la sensibilidad a flor de piel. Una de las pocas mujeres que ocupan cargos directivos en el Municipio de General Pueyrredon y la importancia de escuchar a los jóvenes.
Por Juan Manuel Lamacchia
La Secretaría de Desarrollo Social tiene al frente a Verónica Hourquebié. Sanjuanina, 46 años de edad y un breve paso por el Honorable Concejo Deliberante del MGP del 2005 al 2009 como concejala (presidenta de la Comisión de Transporte entre 2007 y 2009). En su actual puesto, encontró un grupo de trabajo al cual llena de elogios y asegura que “se pone la camiseta y sabe lo que hace”. Desarrollo Social sin dudas tiene un valor agregado en su recurso humano en la asistencia desde la Dirección de la Niñez hasta Personas Mayores.
Su ciudad natal es Punta Alta, donde tiene gran parte de sus amistades de la primaria y secundaria. De esas épocas, extraña la libertad de no pensar en las responsabilidades de un adulto, además de ver y compartir tiempo con sus amigos. Define a la niñez como un momento para soñar, pero el contexto actual obliga a ver la realidad de los jóvenes desde distintos puntos de vista. Uno es el tiempo perdido. Para Verónica, perder la posibilidad de socializar es un factor difícil de recuperar. Pero para ella la pandemia no es la única responsable, y pregunta: “¿Qué les estamos haciendo perder los adultos a los jóvenes?”. Una de las soluciones la encuentra en dejar de cargar sobre ellos y escucharlos. “Que sean quienes marcan la agenda. Levantan bandera y son parte de la solución”.
Se define como una persona que no se concibe no trabajando, “una persona 24/7”, aunque en un ratito libre puede llegar a leer algún libro o mirar alguna serie. La mentira es lo que más le disgusta de una persona y afirma que se evitarían muchas situaciones en la sociedad que generan conflictos, si uno fuera natural, con la verdad. La felicidad la encuentra en los momentos más simples, como ver a un amigo que hace mucho no lo hace, un llamado y alegrarse de las cosas buenas que le pasan a sus seres queridos.
A pesar de haber nacido en una zona calurosa, el invierno es su estación favorita. Durante su infancia, vivió dos años y medio en Inglaterra, debido al trabajo de su padre. Madre, padre, hermana y sobrina forman su círculo familiar más cercano, y encuentra su rol en la compañía de cada uno de ellos, a la distancia o no, en las buenas y en las malas. “El sostén mío es mi familia”.
Es abogada, recibida en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y desde su profesión le da una mirada a la Secretaría de Desarrollo Social desde el punto de vista de una operadora del Derecho, en algunas cuestiones jurídicas dentro de la promoción y protección de derechos. Pero previo a dedicarle su vida a la abogacía, decidió incursionar en el diseño y la Malharro fue el lugar elegido. Asegura que los deportes no son lo suyo, y para hablar de ella misma, que lo hagan los terceros. Por último, certifica su conocimiento repitiendo: “Siempre dije que soy aprendiz de todo y maestra de nada”.